Monumentos a visitar Luzon

Es uno de los lugares históricos más famosos de la capital. La construcción del fuerte comenzó en 1571 y duró más de 150 años. Desde allí arriba se podían observar todos los movimientos de la bahía de Manila. Y a medida que la colonizada Manila crecía en importancia y riqueza gracias al comercio, el Fuerte Santiago también crecía en importancia y se convertía poco a poco en un maravilloso escaparate del éxito español en esta parte de Asia. El fuerte fue escenario de algunos acontecimientos dolorosos, ya que aquí murieron muchos soldados, entre ellos el que se convertiría en un verdadero héroe nacional, el doctor José Rizal. El poeta revolucionario pasó aquí sus últimos días antes de ser ejecutado por los españoles el 30 de diciembre de 1896. El Fuerte Santiago también es conocido como el Santuario de la Libertad, nombrado así en 1950 en memoria de los héroes filipinos encarcelados y asesinados aquí bajo el dominio español y luego japonés. Reconstruido parcialmente tras la II Guerra Mundial, se ha convertido en un símbolo de la revuelta filipina contra los distintos ocupantes, y un lugar de paseo para lugareños y visitantes. Hay mesas para hacer picnics y se puede subir a los restos de las murallas, que ofrecen magníficas vistas de Manila. También hay un teatro al aire libre, el Rajah Soliman Theater, en homenaje al líder musulmán de la Manila precolonial, y el Museo Rizal. Una visita obligada (sobre todo para los aficionados a la historia)

Caminando por Session Road, la calle más animada del centro de la ciudad, uno se encuentra con el mercado público, que se extiende a lo largo de la avenida Magsaysay. El mercado es una enorme atracción muy popular, con múltiples secciones bien surtidas. Tiene de todo, desde hermosas flores y sampaguitas hasta anacardos, cacahuetes tostados, mermeladas, fresas, ropa, zapatillas de tenis, chanclas. Está lleno de frutas y verduras frescas de las granjas de La Trinidad y Benguet. ¡Una visita obligada para sentir el pulso de la ciudad!

La ciudad es famosa por su iglesia de 300 años de antigüedad y el fuerte agustino de Santa Isabel, construido por los españoles en 1667, terminado en 1738 y convertido en puesto militar durante la ocupación estadounidense. Contiene una pequeña capilla, un cañón intacto y un precioso jardín. La iglesia está a tres minutos a pie del fuerte. Preciosa panorámica sobre el puerto, la ciudad, las letras "TAYTAY" que recuerdan a las de Hollywood (¡mismas dimensiones, por cierto!). Magnífico al atardecer.

Fue la sede del gobierno filipino en el exilio de Manuel Quezón y también del general MacArthur. Terminado en 1922, el túnel principal tiene 250 metros de largo y 7 de ancho, con veinte túneles más pequeños adosados a izquierda y derecha. Más tarde se equipó como hospital de guerra subterráneo, con más de 1.000 camas. Se exponen al público cañones y otras instalaciones, así como material militar. Se pueden hacer visitas nocturnas y ocasionalmente hay espectáculos de luz y sonido.

Es una réplica de la casa de Apolinario Mabini, uno de los líderes intelectuales de la revolución filipina de 1898. Durante la ocupación estadounidense, esta casa se convirtió en la sede intelectual de la Primera República Filipina. Podrá visitar esta réplica hecha de bambú y nipas, una casa típica de la clase media durante este periodo. En el museo adyacente, descubrirá objetos personales y escritos de Mabini.

Visita de la escuela del JEST y observación de las demostraciones de la supervivencia básica según las tradiciones de los indígenas. Hace treinta años, la escuela de entrenamiento medioambiental es la primera y la única de este tipo.

A quince kilómetros del centro de la ciudad, se puede visitar una prisión sin rejas, similar a la de Palawan, cerca de Puerto Princesa. Los presos reciben un terreno que cultivan en familia. Su actividad artesanal les permite trabajar la madera y el ratán. Los productos elaborados se venden en la región. En el lugar, es posible dar un paseo por el bosque con un preso que también hace de guía. Una experiencia sorprendente que puede ir más allá de la simple curiosidad y convertirse en un verdadero encuentro.