Restaurantes cocina del mundo Trentino-Alto Adigio

Situada en el centro del pueblo, esta trattoria es agradable en primer lugar por su entorno. Los bancos y manteles blancos, las sillas de madera y los revestimientos de madera por todas partes crean un ambiente de chalet refinado. En verano también puede optar por la terraza, excepcional y rodeada de vegetación. Aquí sirven especialidades regionales, clásicos italianos y pizzas. Lo más importante es que conservan el sabor de la cocina casera, como en los originales tallarines con guiso de venado y enebro o en el cerdo asado con arándanos. Apetitoso, ¿verdad?

Es el último local de moda en la región, y por una buena razón: está ubicado en el museo de fotografía de hiperdiseño Lumen. Abierto hace unos años, este restaurante a más de 2200 metros de altitud está a la altura de las nubes en la cima de Plan de Corones. Solo se puede acceder en teleférico y, por tanto, solo abren a la hora del almuerzo. En los fogones, el equipo del talentoso chef Norbert Niederkofler, ¡tres estrellas!, aporta su toque de «cocina de montaña» para sublimar los sabores alpinos y ofrecer platos asequibles y contemporáneos en un entorno acogedor.

Un establecimiento elegante para un viaje gastronómico regional excepcional, ya que este restaurante cuenta con una estrella Michelin. Acrobacias culinarias en la alta montaña, algo realmente tentador. Los embutidos ahumados y los quesos de montaña son los protagonistas, al igual que los platos típicos de temporada mezclados con ingredientes exóticos y mediterráneos. No se aburrirá con el menú degustación Dolomitas. Es caro, pero merece la pena disfrutar de la experiencia gustativa. Gran selección de vinos italianos (más de 900 etiquetas).

En este buen restaurante la gastronomía del Trentino es el centro de atención, ¡y también los vinos!, una buena razón para maridar cada plato con la copa adecuada. La trucha ahumada con ensalada de manzana, los ñoquis de calabaza con salsa gorgonzola o las carnes locales a la parrilla pueden acompañarse de un buen vino blanco local, a ser posible ecológico. Porque aquí los productos son frescos, en la medida de lo posible ecológicos y de gran calidad. Los menús ofrecen una amplia panorámica de la cocina local. Precios correctos y buen servicio.

Ideal para comer una buena pizza sin arruinarse. Un lugar sin pretensiones, con una gran sala abovedada rodeada de antiguos arcos de piedra. Los lugareños vienen aquí a pedir sus pizzas favoritas. La mozzarella es particularmente excepcional, la masa fina y crujiente es sabrosa y la pizza con mota tirolesa y una tentadora bola de burrata es una pura maravilla. También elaboran algunos platos de pasta muy contundentes, pero realmente las pizzas son imprescindibles. Servicio rápido y amable.

Una trattoria en el centro histórico donde sirven excelentes especialidades del Trentino con una buena relación calidad-precio. Pruebe el sorprendente risotto de ciervo y trufas negras y los sabrosos sprangolapreti (ñoquis del Trentino). Buenos vinos de la región, servicio muy amable y ambiente agradable por la noche. En el interior, el ambiente es chic y elegante, con bonitos sillones antiguos. También puede optar por la terraza de la calle. ¡Estaremos encantados de volver!

Situado en un antiguo almacén, en una pequeña plaza del centro de la ciudad, este acogedor bistró de barrio ofrece una sabrosa cocina regional con un toque de estilo a la antigua usanza (excelentes antipasti en particular). Puede sentarte en cualquiera de sus tres salas, decoradas con gusto, dos de ellas de piedra con techos abovedados, y en una de ellas podrá ver a los cocineros trabajando en su pedido. Agradable terraza de verano para comer bajo las sombrillas. Un establecimiento apreciado por los lugareños, que debemos recomendar.

Situado en una residencia histórica en la plaza del Duomo, ¡qué entorno!, este restaurante gastronómico y vinoteca ha convertido su antigua bodega en un bar de vinos, mientras que en la planta baja y en la terraza se encuentra el restaurante. Especialidades regionales revisadas con elegancia y ligereza. El carácter de bar de vinos del local invita a combinar el vino con la comida. Para los que les gusta picar  muchas cositas, el aperitivo es especialmente bueno. Pida consejo, ya que la carta de vinos cuenta con casi 450 referencias.

Ambiente alemán auténtico y muy acogedor. La histórica posada del Cavallino Bianco (su nombre alemán Weißes Rössl se utiliza mucho más que el italiano) destaca por su fachada pintada, que se reconoce desde lejos. Aquí podrá degustar las excelentes especialidades de la región en un entorno con mucho carácter: solomillo de cerdo con setas, trucha al vino blanco, speck y, por supuesto, strudel de manzana. Si hay que elegir un local de bodega, es éste, por sus precios tan modestos como generosos son sus platos.

Sin duda, una de las mejores mesas de la ciudad. La osteria Le Due Spade ha estado restaurando a los habitantes y viajeros de Trento desde el siglo XVI, ¡casi nada! Hoy en día es un refinado restaurante, pero ha conservado su arquitectura de taberna de época del siglo XVII, con la diferencia de que se puede disfrutar de una cocina regional creativa de la más alta calidad. Los platos están disponibles en versiones de montaña, mar y especialidades de la casa. La última opción es realmente la más sabrosa. Es imprescindible reservar, ya que la osteria es muy popular.

Es el restaurante del hotel del mismo nombre, que le acoge con una decoración Art Nouveau y con el mismo refinamiento y saber hacer. En la hermosa sala de estilo Liberty o bajo la pérgola del jardín, disfrutará de la cocina creativa del chef Manuel Astuto, una de cuyas originalidades es el greinetti, una pasta elaborada con vino tinto. Una cocina ligera y moderna que mezcla sabores marinos y de montaña con un toque de especias exóticas. Buena selección de vinos. El vino blanco Abad Abtei Muri de la región es ideal para los postres.

En el corazón de la ciudad, el local del Vögele (pajarito en alemán) es cautivador. El restaurante se encuentra en un edificio antiguo y tradicional del centro. En la planta baja hay una sala muy rústica de madera, y en la primera planta hay tres salas con un aspecto más refinado. Para llegar a ella, se atraviesa el estrecho patio que antaño era característico de las casas urbanas de la región. El menú incluye especialidades locales como la carne asada del Tirol del Sur, el trío de knödels de remolacha, nueces y espinacas o las tiernas carrilleras de ternera estofadas con salsa de vino tinto de Lagrein.

Un restaurante con un ambiente relajado en el que encontrará a muchos lugareños. Imagine un carpacho de jamón de montaña crudo, un risotto con zanahoria morada y guisantes o un menú de hamburguesas y platos variados (curry, arroz tailandés). Es confuso, pero en realidad todo está maravillosamente preparado. ¡Se nota el talento y la pasión en la cocina! Por si fuera poco, los precios son bajos y los platos abundantes. También puede tomar una cerveza durante el día para disfrutar del entorno. Bufé libre algunos días de la semana, así que no se lo pierda.

Este restaurante sin pretensiones, situado a quince minutos a pie del centro, es frecuentado sobre todo por los jóvenes de la zona. Proponen todo en una pizarra en italiano. Frescura garantizada. El menú de temporada ofrece una variedad de emocionantes platos de pasta, pero siempre con una opción vegana diaria, como la deliciosa pasta vegana con pesto de brócoli y anacardos, así como platos locales y hamburguesas gourmet con ingredientes locales. Pero la mayoría de la gente viene aquí a tomar una cerveza. Muy buen ambiente los fines de semana por la noche; terraza exterior.

En la plaza peatonal de Terento, una agradable parada donde podrá disfrutar de especialidades atesinas, platos de pasta y, por la noche, buenas pizzas cocinadas al fuego de leña.

Una dirección en el fin del mundo, para una escala gastronómica y más si el presupuesto lo permite. Un chalet acogedor, recientemente restaurado, en su entorno de montaña, regentado por la familia Mussner desde hace más de 40 años. Una cocina sabrosa donde descubrir recetas tradicionales: charcutería, caza marinada, raviolis rellenos de boletus. Todo ello acompañado de los mejores vinos. También ofrece lujosas habitaciones con unas vistas inmejorables. El restaurante está abierto para el almuerzo y la cena durante ciertas horas, pero la cafetería está abierta todo el día.

Un ambiente romántico, un servicio impecable y una cocina refinada, todo ello por un precio ajustado: el Tinello esconde bien su discreta fachada entre dos pequeñas calles anónimas del centro. El chef se inspira en lo mejor de la cocina italiana, en particular de la Emilia-Romaña (con las tigelle perfectas…), pero también del mar (excelentes pescados y mariscos). Platos variados y sabrosos, a la luz de las velas, acompañados con vinos deliciosos (¡saboree el Lagrein!). Para terminar, si quiere escoger un clásico, el tiramisú casero es divino…

A un paso del lago, esta pizzería restaurante ofrece una buena cocina a base de pescado, pero también especialidades de la región. Y tiene, evidentemente, una carta de pizzas. Restaurante, pizzería, bar, heladería...: es difícil encontrar una definición que describa plenamente este lugar. En cualquier caso, aquí siempre habrá algo para satisfacer sus antojos junto al lago: un café, un aperitivo, un sabroso almuerzo, un refrescante helado o una cena romántica con fantásticas vistas al lago. Bastante lujoso pero con un ambiente relajado.

Una gran sala de madera, una decoración típica tirolesa, deliciosos platos locales servidos generosamente, pero también buenas pizzas elaboradas al fuego de leña. Cuando se viene al Tirol italiano hay que saber mantener el equilibrio entre el würstel, las pizzas, el speck y la mozzarella. Aquí, por ejemplo, puede probar el carpacho de ternera local con rúcula y trentingrana. Pero por un precio muy razonable también puede optar por el «piatto del boscaiolo», con polenta, chucrut, jarrete de cerdo, canederli, salchichas... para los carnívoros, claro.

Un buen establecimiento con encanto con pocas mesas en el corazón de la encantadora piazza delle Erbe. También hay una pequeña terraza. La cerveza es casera. Especialidades austriacas.

Situada en el centro de Brunico, esta vistosa y pintoresca casa rosa es de visita obligada. El interior está completamente cubierto de viejas vallas de madera, literalmente del suelo al techo. El ambiente es muy pintoresco y cálido. La mesa es una de las más famosas de la región, muy popular entre los lugareños (recuerde reservar). Pero, ¿cuál es el secreto de este restaurante? Sabrosos platos tiroleses como el canederli o el gulash de ciervo, servidos en generosas porciones, y recetas que combinan la ejecución fina con la rusticidad de la montaña.

Emplazado en una casa muy antigua del pueblo, Fana Ladina es uno de los mejores restaurantes de San Vigilio. Las elaboraciones ladinas se sirven en traje popular tirolés, en una sala abuhardillada de madera. Las especialidades de la casa: tartar de venado, jarrete de cerdo al horno y rumptof, un postre tradicional de frutas del Trentino hecho con ron, un alcohol no muy tirolés. Igualmente exóticos son el crafun, un buñuelo salado hecho con ragú de carne, y las feies da soni, patatas fritas con arándanos o chucrut.

Bajo la dirección del chef Chris Oberhammer, el Tilia ha recibido una estrella Michelin. Con solo cinco mesas, este restaurante ocupa un cubículo de cristal emplazado en el jardín del antiguo Gran Hotel Dobbiaco, con altos y refrescantes arbustos en el interior. Su cocina de inspiración familiar es tan moderna como el propio local. Se basa en los productos, sabores y colores de la región. El chef es cada vez más creativo en las formas y combinaciones de sabores, y cada plato es una obra de arte y un delicioso descubrimiento.

Situado junto a la carretera, a la salida del pueblo de Sesto viniendo de San Candido, este restaurante realmente sin pretensiones es un buen establecimiento, sin ser gastronómico. Es un restaurante de autoservicio, pero los platos tradicionales se preparan con esmero y en cantidades gigantescas. Apreciará la inmensa terraza a dos mil metros de altura y las sublimes vistas, tanto en verano como en invierno. En el interior, los bancos están cubiertos con cálidas pieles de oveja, mientras el fuego de una estufa central calienta la estancia.

Situada en el corazón de las calles peatonales de Brunico, en una pequeña plaza, esta pizzería sin pretensiones despliega sus mesas en la terraza. Para variar de las especialidades de speck y de montaña, también ofrecen platos del sur de Italia, como el estofado de cordero con espárragos de Apulia. Pero la gran especialidad de la casa es, por supuesto, la pizza. Los ingredientes son excepcionales, la masa al estilo napolitano es singularmente crujiente y, sobre todo, los precios son bajos. Los platos de pasta del día en la pizarra cuestan unos pocos euros, una verdadera delicia.

En este restaurante gastronómico situado directamente en las pistas, la cocina alpina se une a la mediterránea bajo la dirección creativa del chef Markus Holzer. La carta incluye clásicos tiroleses como los raviolis de speck en caldo de ternera, el snack de speck, el kaminwurz, los quesos típicos y el eterno strudel de manzana. El chef también ofrece creaciones originales, como tagliolinis con castañas y caza o un parfait con miel de abeto, fruta de rosa mosqueta y crumble de chocolate.

En lo alto de la estación de esquí de Paganella, a más de 2.000 metros de altitud, este refugio sirve una cocina excepcional. Basta con ver los platos: polenta con queso fundido y setas, carne de venado, tallarines con setas porcini. Y una selección de cervezas caseras o vino local, incluido un vino blanco de los Dolomitas, Reflessi di Brenta, producido en las laderas de Sporminore. Como acompañamiento sirven grandes pretzels crujientes. De postre, puede decantarse por un tiramisú o un strudel.

Perdido en los pastos del valle, a diez minutos de Brunico, este caserío de montaña ofrece habitaciones nuevas a precios razonables. Pequeños nidos bien equipados que nos gusta alquilar en régimen de media pensión para no tener que pensar en nada más que sentarse a la mesa. Tanto más cuanto que dicha mesa es una de las mejores de la región. Una dirección para gurmés en la que los ingredientes proceden en lo posible de la huerta y la granja, y en la que los sabores locales están muy bien trabajados por el chef Christof Feichter, con toques de modernidad, y los platos decorados con flores de montaña.

Pero qué bonito es este chalé, con sus paredes de grandes troncos y su capa de nieve en invierno. Este refugio está situado al borde de un bosque de abetos, y lo que uno viene a buscar aquí es el encanto rústico. A los pies de los teleféricos de Tre Cime y Roda Crossa, junto a la carretera, el establecimiento es famoso por su excelente cocina tirolesa. Platos familiares abundantes, sencillos y sabrosos, a veces servidos directamente de la sartén a la mesa. Agradable terraza exterior.

En la tranquilidad de Bruneco un domingo, el Corso es el lugar perfecto para rematar el fin de semana al típico estilo tirolés. El menú ofrece pizzas elaboradas según auténticas recetas italianas, preparadas con harina local y cocidas en horno de leña. La pizza con mortadela y crema de pistacho es una delicia para la vista y el paladar. Además, la carta ofrece un toque exótico con opciones que cambian cada tres meses, por lo que podrá descubrir platos de inspiración japonesa, por ejemplo.

Mientras trabajaba en el Villa Negri de Riva del Garda y con sólo 28 años, el chef Peter Brunel fue galardonado con una estrella Michelin. Su restaurante, situado en un edificio aislado en plena campiña al norte del lago, es un luminoso escaparate diseñado en colaboración con arquitectos y decorado con arte contemporáneo. Una vez que se haya acomodado en el salón, tome asiento en el comedor o en el jardín, y entonces empezará el espectáculo: formas y colores, combinaciones de sabores y texturas, tradiciones revisitadas, productos de primera calidad y un servicio atento

Este refugio-bar-restaurante está situado en lo alto de las pistas del teleférico de Reda Crossa. Por tanto, solo es accesible durante el día. Es famoso por sus tentadores y buenos platos de especialidades locales, pero también por sus platos a base de setas frescas en temporada y por sus pasteles caseros. El lugar es ideal para las familias: en verano, un parque infantil entretiene a los niños justo enfrente, y muchas excursiones parten del refugio. En invierno, se encuentra en medio de las pistas y es el punto de partida de una pista de trineo de cinco kilómetros.

Situado en el barrio de Gries, Il Corso ofrece una selección de pizzas napolitanas para todos los bolsillos, con especial atención a sus pizzas de autor elaboradas por talentosos chefs e incluso premiadas en concursos culinarios. Se puede cenar en el interior, en un ambiente inspirado en las culturas mediterránea y oriental, o bajo los soportales al aire libre. Popular entre los lugareños, el servicio es famoso por su eficacia y amabilidad. Tenga en cuenta que, debido a la gran afluencia de público a la hora del aperitivo, es aconsejable reservar con antelación.

Si busca un buen restaurante en la estación (o una buena excusa para una larga pausa para comer), este restaurante emplazado a 1600 metros de altitud será su refugio ideal. Las vistas panorámicas desde esta altura son inolvidables, y se pueden disfrutar con una buena cerveza de barril. En la carta hay especialidades tirolesas preparadas por una mano hábil y creativa. Los rollos de carpaccio de ternera y mozzarella di bufala campana sobre un lecho de rúcula son de degustación obligada. El semifreddo de postre estaba para morirse.

Si hubiera una sola en todo el valle, sería ésta Esta pizzería es deliciosa, y por supuesto las pizzas son todas para llevar. Práctico si quieres comer en lo alto de las pistas o hacer un picnic al sol en verano. Pero sería una pena no aprovechar el entorno: un precioso y luminoso chalet con terraza. La oferta es amplia: unas cuarenta composiciones procedentes de toda Italia, con las especialidades tirolesas en el punto de mira, por supuesto. La casa también sirve especialidades ladinas muy sencillas, pasta casera, todo ello bien ejecutado y preparado.

El chef Bruno Steiner ha querido recrear en su restaurante el lado informal y de convivencia de los picnics: una cocina abierta en la que se puede ver al chef trabajando, mesas altas, un ambiente familiar, sencillez y frescura en la elección de los ingredientes. De hecho, ¡puedes pedir todo para llevar! Aquí no hay un ambiente estirado, el tono es más bien informal y amistoso. El menú consiste en sólo un puñado de platos que cambian constantemente, platos elaborados con ingredientes recogidos del mercado y de las granjas locales.

Este restaurante se encuentra al pie de la montaña Pale di San Martino, muy cerca del Passo Rolle, a 1.980 metros de altitud. Se puede acceder en coche, lo que es una buena opción en verano. No se sorprenda de ver vacas pastando frente a la terraza, pues viven en los campos de los alrededores, ya que el restaurante pertenece a una histórica quesería que con los años se ha diversificado en la gastronomía local. Encontrará lo mejor de la producción local en el plato, pero ejecutado con mucha ligereza y gracia. Una buena dirección gastronómica.

La originalidad de este refugio es que ofrece tanto pensión como alojamiento, pero a 1.600 metros de altitud en medio de las pistas. Ideal para quienes buscan un retiro en el corazón de las cumbres. Ocho habitaciones bonitas, cómodas y bastante modernas —todas diferentes— que llevan nombres de flores alpinas. Algunas tienen una romántica estufa de leña, otras están pensadas para familias, con camas adicionales... Por si fuera poco, hay gente que viene de lejos para cenar en su restaurante, donde sirven excelentes especialidades tirolesas.

Lo que era una pequeña y rústica cabaña alpina en los años 1900 se ha convertido hoy en un templo para los gourmets. A 1.400 metros de altitud, en el centro de Latemar, ofrece una hermosa vista de Moena abajo y del Valle de Fassa. El hecho de estar en la alta montaña no significa que no exista la buena cocina La prueba está en los platos de Malga Panna, que se preparan como en los restaurantes gastronómicos de la ciudad. Son especialmente recomendables los menús degustación, tanto el sugerente, muy creativo, como el tradicional, que revisa las especialidades locales.

Es la última dirección de moda en este bucólico y aislado valle. El Flurin es un hotel de moda que no tiene nada que envidiar a las direcciones de la ciudad, un restaurante gastronómico y un animado bar. La comida es espectacular, cocina de fusión de alta calidad en la que los ingredientes orgánicos y naturales de la montaña son los protagonistas, especialmente las hierbas y flores de los Alpes. Mousses, emulsiones, crujientes, fundentes. La caza local se acompaña de guisantes, ruibarbo y polenta. Los cappelletti con ajo silvestre, queso, espárragos y nueces están de muerte.

Típica bodega toda amueblada con madera vieja de montaña al estilo tirolés. Las especialidades son platos típicos ladinos, con deliciosas carnes cortadas de diferentes maneras y una fina selección de vinos nacionales e internacionales, todo ello acompañado de un servicio profesional, amable y sonriente. Menús degustación para dos personas. Hay mucha carne, pero también opciones vegetarianas. Los postres caseros, como el tiramisú servido en una pequeña cazuela o el apfelstrudel, no tienen nada que envidiar a los de los grandes restaurantes.

El panorama desde Ütia Crëp de Munt, a 2000 metros de altitud, lo convierte en uno de esos lugares que siempre se recuerdan. La energía y la creatividad de los nuevos propietarios, los hermanos Niederkofler, han transformado recientemente este refugio de montaña en un lugar muy especial, donde se respetan las mejores tradiciones de la hospitalidad alpina y las recetas ladinas cobran vida. No es de extrañar que el símbolo de la cabaña sea un rebeco, uno de los animales más gráciles, ágiles y hábiles de los Dolomitas.