Las más bellas iglesias catedrales basílicas y capillas Montenegro

Terminada en 1166, y construida sobre los restos de una iglesia del siglo IX, la catedral de San Trifón (Sveti Trifun) es uno de los monumentos representativos del arte románico en el Adriático a pesar de las reconstrucciones que ha sufrido. Su fachada, reconocible por sus dos torres unidas por un portal que forma un pórtico, data del siglo XVII.
De los frescos que antaño cubrían todo el interior del edificio solo quedan algunos vestigios, como los del ábside y el tesoro del piso superior, que datan del siglo XIV. Aquí puede verse el sarcófago de Andrea Saracenis y de su esposa María. A la izquierda de la entrada, unas escaleras conducen a una pequeña capilla del siglo XIV donde se conservan las reliquias de san Trifón. Esta capilla está decorada con un friso de mármol blanco finamente tallado por Francesco Cabianca, un artista veneciano del siglo XVIII. Por último, hay una gran cruz de madera de origen desconocido en la que se pueden ver los rasgos de Jesús crucificado. El baldaquino sobre el altar (ciborio) construye un magnífico ejemplo de arte gótico. Formado por cuatro columnas de mármol rojo que sostienen una construcción octogonal de tres niveles, está decorado con esculturas que ilustran la vida de san Trifón. El tesoro de la catedral, situado en la planta de la izquierda, contiene objetos litúrgicos como copones y otras reliquias. También se puede acceder al balcón situado entre las dos torres.

Esta hermosa iglesia, que data del siglo X, fue construida en la ladera de la colina que dio nombre a la ciudad, Gorica. Es el edificio religioso más antiguo del país. Merece la pena visitar esta pequeña capilla greco-ortodoxa dedicada a san Jorge, cubierta con frescos de más de setecientos años de antigüedad que cubren la bóveda y el santuario. Ubicada en un entorno verde, esta pequeña iglesia emana un cierto encanto, a las puertas de un parque muy bello que también hay que visitar.

La catedral de la Resurrección de Cristo, más comúnmente llamada Hram por los lugareños, es una catedral ortodoxa serbia, la más grande de la capital. Está situada en el barrio de Momišići, no lejos del centro de la ciudad, en el distrito «nuevo». Construida entre 1993 y 2013, según los planos del arquitecto serbio Predrag Ristić, el edificio es uno de los principales monumentos de la Podgorica moderna. Se utilizaron varios estilos diferentes: arquitectura y arcos de estilo romano, frescos y vidrieras de estilo italiano, pero también bajorrelieves y decoro típicamente bizantinos. Tras veinte años de construcción, la esperada ceremonia de inauguración, el 4 de octubre de 2013, fecha elegida para conmemorar el 1700. º aniversario del Edicto de Milán (importante texto religioso tanto para católicos como para ortodoxos), se celebró en presencia de numerosos y prestigiosos sacerdotes ortodoxos, como el Patriarca serbio Ireneo y el Patriarca Teófilo III de Jerusalén. La cúpula central, de casi 42 metros de altura en su cúspide, está decorada con pinturas y frescos dorados y coloridos. El más importante de ellos es el que se ve a la entrada del edificio, que narra la historia de la Resurrección de Cristo, acontecimiento del que la catedral toma su nombre. El suelo de mármol refleja la riqueza e importancia de la obra. Las dos torres de más de 26 metros protegen las campanas. Una de ellas es la mayor de todos los países balcánicos, con un peso de once toneladas. Al pie de las torres hay dos capillas, erigidas en memoria de san Simeón (1114-1200) y san Jovan Vladimir (990-1016).
Además, el acceso es relativamente fácil porque, a diferencia de las calles del centro de la ciudad donde es difícil aparcar, el Hram puede acoger a cientos de visitantes gracias a su gigantesco aparcamiento junto a la catedral; a los lados, una hermosa terraza le salvará del calor estival. En Navidad o Semana Santa, al final de las celebraciones, miles de ortodoxos montenegrinos se reúnen para dar vueltas en torno a la catedral. Conocida en toda Europa, la catedral de la Resurrección de Cristo se ha convertido en un verdadero lugar de peregrinaje para los ortodoxos de toda la región. Por su imponente estatura y siendo uno de los más bellos testimonios del arte ortodoxo serbio, el Hram es uno de los lugares más turísticos de la capital.

Esta pequeña capilla, situada junto al monasterio, fue construida en 1886 a petición del rey Nikolaus para albergar las ceremonias religiosas de la corte. Es un edificio sencillo, construido sobre los cimientos de la iglesia central del monasterio original de Cetinje, erigido por la familia Crnojević en el siglo XV. En este lugar se enterraron los cuerpos del rey Nicolás y de su esposa, la reina Milena, en 1989 (sus restos estaban antes en la iglesia rusa de San Remo).

Situada a los pies del casco antiguo, en medio de un olivar, esta iglesia fue construida en 1890 en el emplazamiento de un antiguo monasterio del siglo XV.
Merece también una visita otra iglesia en el centro de la ciudad, cerca de la carretera nacional Bar-Ulcinj, dedicada igualmente a san Nicolás y que es testigo del pasado otomano de la ciudad. Como los turcos prohibieron la construcción de edificios más altos que los minaretes de las mezquitas, esta iglesia se edificó en un nivel ligeramente inferior al del suelo.

Situada cerca del hotel Marija, esta iglesia franciscana del siglo XIV tiene un altar barroco de mármol policromado. Su altar, decorado con treinta esculturas de ángeles con santa Clara y san Francisco de Asís, es obra del veneciano del siglo XVIII Francesco Cabianca, quien también diseñó el friso de mármol de la pequeña capilla del interior de la catedral de San Trifón. Cuenta con una gran colección de libros originales que datan de 1450 a 1500.

Con vistas a la ciudad, la iglesia catedral de san Basilio de Ostrog es de un estilo bastante clásico, aunque está magníficamente revestida de mármol blanco. En su interior figuran los nombres de los 3098 combatientes montenegrinos y serbios de Herzegovina. Estos combatientes montenegrinos y serbios murieron en la guerra de liberación que tuvo lugar entre 1876 y 1878 bajo el mando del príncipe Danilo. Al final de los escalones, a la derecha de la escalera monumental, se puede ver un monumento a los caídos que data de las guerras de la década de 1990.

La iglesia de la Santísima Trinidad de Rose es una joya arquitectónica que no deben perderse los viajeros en busca de espiritualidad. Construido en el siglo XVII, el edificio es un testimonio de la historia de la región y de la fe ortodoxa. La fachada blanca y las cúpulas doradas llaman inmediatamente la atención, mientras que el interior alberga notables frescos e iconos. Tómese su tiempo para detenerse y descubrir la riqueza de la cultura montenegrina en un entorno idílico.