Los mejores museos Montenegro

Situado en la antigua embajada serbia, justo enfrente del palacio del rey Nicolás. Un pequeño museo de dos plantas que merece la pena visitar por los objetos de la vida cotidiana de los montenegrinos en el siglo XIX. Lo mejor es la colección de trajes tradicionales montenegrinos y bosnios. Estos últimos, magníficamente decorados y bien realzados por la iluminación, merecen una visita por sí mismos. Las leyendas son más bien breves y solo están en inglés.

Fundado en 1937, el Museo de la Ciudad de Perast ocupa el elegante palacio ^{del siglo XVII} de la familia Bujović. Alberga una rica colección de objetos (armas, estandartes, retratos de capitanes, cartas de navegación, etc.) que recuerdan el flamante pasado marítimo de la ciudad, dominado durante mucho tiempo por la República de Venecia. Aunque más pequeño que el de Kotor, este museo merece una visita, sobre todo por la magnífica vista que ofrece desde su balcón sobre el canal de Verige y sus dos islotes.

Esta casa de principios del siglo XX a orillas del río Ribnica que perteneció a Kuslev, un dentista de la familia real, se ha reconvertido en museo. Ubicada en la primera planta del edificio, la colección del museo consta principalmente de algunos cuadros del famoso pintor Petar Lubarda, cerámicas, jarrones y joyas encontradas durante las excavaciones en el yacimiento de la antigua ciudad de Doclea, iconos ortodoxos, así como algunos trajes y armas tradicionales lujosamente decorados.

Ubicado en un palacio del sigloXVIII, este museo cuenta con una colección que atestigua el pasado marítimo de la región. Se pueden admirar cuadros de batallas y muebles que pertenecieron a familias adineradas. También podrá ver uniformes navales, armas de fuego y objetos insólitos como dos botellas con mensajes de amor en el mismo lugar. En la planta baja, los aficionados a la historia marítima pueden consultar los archivos.

La antigua residencia de invierno de la familia Petrović (construida en 1891), situada en medio de un parque sombreado, forma parte del Centro de Arte Contemporáneo desde 1995. Transformada en galería de arte en 1984, la residencia ha acogido durante varios años a numerosos artistas extranjeros, algunos de cuyos cuadros se exponen actualmente en la tercera planta del edificio. Bien cuidado, refrescante y muy tranquilo, el parque es uno de los lugares más agradables para pasear en la ciudad.

Antiguo castillo del rey Nicolás, ahora se ha transformado en una biblioteca con un centro cultural, una galería de arte y un museo de gran riqueza arqueológica.
Está formado por historias locales divididas en cuatro colecciones: patrimonio arqueológico, artístico, etnográfico e histórico. Descubra las Rocas Rojas: el punto más alto a quince kilómetros del centro de Petrović. Aquí encontrará 31 capas que representan las etapas de la vida humana desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce.

En 2012, el Banco Central de Montenegro inauguró este museo en un edificio de arte moderno. Aquí podrá ver las distintas monedas acuñadas en Montenegro, desde la primera moneda montenegrina llamada Perper, utilizada entre 1906 y 1916.
También se expone el dinar utilizado en ciertas épocas en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Además aprenderá que el marco alemán se utilizó en 1999.

Cerca de la plaza principal del centro de la ciudad, en la primera planta de lo que parece una gran casa, este museo expone una variada colección de objetos hallados en excavaciones de la región. Entre ellos, trajes tradicionales, armas antiguas y utensilios rurales del siglo XIX. El museo también cuenta con un hermoso chaleco de punto del siglo XIV, descubierto recientemente en el río Lim. Un bello testimonio de la rica historia de Berane.

Este museo es un interesante complejo histórico de interés formado por varios edificios dentro de la misma muralla del casco antiguo. Una vez dentro del recinto del museo, verá a su izquierda una serie de bóvedas protegidas por rejas. Durante mucho tiempo se utilizaron como celdas. Cuenta la leyenda que Cervantes (1547-1616) se quedó aquí tras ser herido en la batalla de Lepanto.
La gran torre junto a la iglesia-mezquita es conocida como la torre de los Balšića y data de finales del siglo XIV, por tanto, pertenecen a la dinastía Balšića. La pequeña plaza situada frente a la iglesia y la torre se conoce como plaza de los Esclavos. En ella se celebraba el principal mercado de esclavos negros de la ciudad, de una extensión del mercado de esclavos de la ciudad de Trípoli, en Libia. Aún dentro de las murallas de la ciudadela, se pueden ver los restos de los primeros cimientos de la ciudadela (construcciones ciclópeas). Para verlos, hay que pasar por debajo del pasadizo abovedado situado al fondo y a la izquierda de la plaza desde la puerta de entrada. Las ruinas se observan claramente después de algunos escalones, a la izquierda, detrás de un pequeño muro. La iglesia de Santa María, en el centro de la plaza de los Esclavos, alberga una pequeña colección de objetos antiguos, entre ellos dos hachas que datan de la Edad de Bronce, así como esculturas de piedra de origen turco y jónico (un orden de la arquitectura griega que apareció hacia el 560 a. C.).

Un pequeño museo de cuatro plantas con una interesante colección de objetos encontrados en los alrededores de Budva en la década de los treinta. La colección, bien documentada, incluye un casco greco-ilirio del siglo V a.C. y joyas de oro de la época helenística. Entre ellas, pendientes que representan un águila sujetando a un niño con sus garras (una analogía del rapto de Ganímedes por Zeus, en la mitología griega). También se exponen armas, trajes y accesorios.

Detrás de la iglesia de San Nicolás hay un pequeño museo que, a lo largo de dos plantas, recorre la turbulenta historia de Perast. Las pinturas representan las hazañas de los marineros locales, y se pueden contemplar piezas de ánforas romanas y griegas encontradas en las profundidades de la bahía, así como fragmentos de cerámica y armas que datan del 3500 a. C., localizadas en la cueva de Spila, sobre Perast. Entre los tesoros del museo se encuentra el icono finamente bordado de Jacinta Kunić.

Inaugurado en la década de 1950, este pequeño museo se encuentra en una hermosa casa de finales del siglo XVIII rodeada de un frondoso jardín. La colección, en dos niveles, se compone de diversas piezas procedentes del mundo submarino de la bahía de Kotor. La pieza más bella es una losa tallada prerrománica de la iglesia de Sveti Tome (siglo XI), en Kuti. En la primera planta se exponen trajes, joyas, armas e iconos de la escuela Dimitrijević-Rafailović de Kotor.

Ubicado en el mismo edificio que el Museo de Arte Montenegrino, este museo explora el patrimonio político, militar y cultural de Montenegro. Los objetos se exponen en orden cronológico, desde el periodo preeslavo hasta la República Federativa de Yugoslavia. La colección incluye armas confiscadas a los turcos durante las guerras de liberación de Montenegro en el siglo XIX. Hay monedas y banderas de las victorias de Grahovo (1858) y Vučji Do (1876) contra los turcos, trajes y armas del príncipe Danilo (sobrino de Pedro II Petrović-Njegoš), así como efectos personales de la princesa Elena, quinta hija del rey Nicolás. El museo también cuenta con el Oktoih Prvoglasnik, un incunable del siglo XV especialmente valioso. También se expone el icono original de la Virgen de Filermo, patrona de la orden de San Juan de Jerusalén.
La exposición permanente del museo se divide en varias secciones. En la primera se exponen objetos del periodo arqueológico hallados en todo Montenegro. La segunda sección contiene copias de frescos de los monasterios más conocidos del país, así como manuscritos y libros impresos en la época medieval. Una parte de la exposición está dedicada a la dinastía Petrović, al momento de la creación del Estado montenegrino (1796-1878) y del Estado montenegrino moderno (1878-1918). La exposición termina con los acontecimientos del siglo XX.

En un vasto edificio de estilo barroco construido en 1910 y destinado a albergar la sede de la Asamblea Nacional, este museo alberga una rica colección de pinturas de los siglos XIX y XX realizadas por los pintores más importantes de Montenegro y de la antigua Yugoslavia (Petar Lubarda, Pero Poček, Filipović). El museo también presenta una decena de iconos, entre ellos el famoso icono de Nuestra Señora de Filerma, expuesto en una sala aparte, la capilla Azul.

En la antigua residencia fortificada de Pedro II de Montenegro, «la sala de billar» es una oda a la gloria del poeta y príncipe-obispo montenegrino. El museo alberga muchos libros personales impresos entre 1594 y 1851, pero también la mesa de billar a la que era tan aficionado, así como su silla de príncipe hecha a medida (Njegoš era un gigante de dos metros). En el jardín adyacente, no se pierda un enorme mapa en relieve del país, con el detalle de ciudades, cañones y cordilleras.

I gatti di Cattaro... Kotor es, en efecto, la ciudad de los gatos. La veneciana Cattaro se convirtió en Kotor; en eslavo, gato también se dice kot. Así que el museo de los Gatos ocupa un lugar de honor en la ciudad. Aquí se puede aprender sobre los antepasados de los cientos de gatos bien alimentados que deambulan por sus calles. El museo está repleto de pinturas del Felis catus, tan feliz en Cattaro. Regálese una hora de mimos rodeado de mil gatos. La mayoría de los escritos están en italiano, lo que facilita su descifrado.