Sitios arqueológicos artesanales científicos y técnicos para visitar Etiopía

Visitar este pueblo sale caro si se viaja en pareja o solo, porque hay que pagar por cruzar un pequeño río en piragua, además de los honorarios del guía y la entrada al pueblo. Los dassanech son únicos en la región, pero la interacción se centra bastante en los pájaros y las fotos, y los guías no siempre conocen bien sus tradiciones. El pueblo está muy aislado en la frontera con Kenia, y se tarda medio día en ir y volver de Turmi. Esta visita es opcional, dependiendo de si se tiene tiempo para ir hasta allí o si se quieren visitar absolutamente todas las tribus.

Los guías conocen los pueblos en los que la presencia de turistas está permitida. Es interesante porque aquí el visitante descubre la vida de los arbore, que conservan tradiciones muy particulares y diferentes a las de las tribus vecinas. Se les reconoce inmediatamente por los grandes collares de perlas de colores que usan las mujeres.

Los visitantes están invitados a descubrir las famosas cabañas tradicionales de este pueblo, así como sus excepcionales actividades cotidianas. La calidad de la construcción, realizada con materiales tradicionales, hará las delicias de los amantes de la arquitectura. Las cabañas están diseñadas para durar tres generaciones porque, aunque las termitas se coman la base, royéndola poco a poco, son tan altas y grandes que solo treinta años más tarde terminarían a la altura de los niños. Las casas se diseñan con una parte para la familia y otra para el establo de los animales. La comunidad dorze también es la sede de una cooperativa de veintiocho tejedores. Se pueden comprar mantos de todo tipo, bellamente tejidos, así como pequeñas obras artesanales. Ofrece una visita muy agradable y una excelente acogida que hacen que el ascenso hasta este bonito pueblo valga la pena.

Tras 7 km por carretera al sur de la ciudad, hay que girar a la izquierda en el letrero «Gore Water Supply Treatment Plant» y llegar al pueblo de Becho, situado a 13 km por una carretera con tramos difíciles. El hotel Baranagash es un buen lugar para organizar la salida. Desde allí, una hora de caminata o cabalgata lleva a las cascadas, en el corazón de un hermoso bosque: con una caída superior a 30 m, están clasificadas entre las más bellas del país. La excursión requiere medio día o incluso más, dependiendo de las condiciones del sendero.

Las entradas y los guías deben pagarse en la oficina del parque en Jinka. Los exploradores y guías son obligatorios para acompañar a los visitantes (uno de cada por grupo) a los mejores lugares de observación de la fauna y a las aldeas mursi. La sede del parque de Mago, a 30 km de Jinka, está situada frente al río Neri. Las aldeas mursi situadas entre 60 y 100 km de la sede del parque cambian de ubicación con regularidad. Una vez cruzada la puerta de la aldea, los recién llegados son inmediatamente captados por los mursi, que buscan negociar su imagen por 5 o 10 birrs Por desgracia, es la tribu más pervertida por el turismo. Es esencial ponerse de acuerdo sobre el precio de cada foto (se puede negociar por 5 birr) y, sobre todo, ¡cuidado con intentar "robar" fotos! Aunque nada parece desanimar a los turistas deseosos de descubrir esta mítica etnia, algunos pueden sentirse incómodos ante el ardor de estos guerreros, con los que parece inútil establecer cualquier forma de comunicación. Conviene dejar un rato la cámara de fotos en el coche y, sobre todo, dar preferencia a los pueblos más remotos, que son obviamente los menos visitados, aunque acceder a ellos implique recorrer pistas especialmente caóticas. A pesar de la temperatura, conviene llevar ropa larga para evitar las picaduras de las moscas tsetsé, que a veces pululan por aquí durante la estación de las lluvias. Su presencia tiene la ventaja de alejar a los nativos y sus rebaños de las zonas protegidas del parque. Para evitar salir del parque por Jinka, es posible tomar la pista de Murlé y visitar las aldeas karo por el camino, y luego dirigirse a Turmi u Omoraté. Por supuesto, esta ruta también puede tomarse en sentido contrario. En ambos casos, conviene comprobar el estado de las pistas, siempre muy accidentadas, antes de emprender esta excursión.

Consejo inteligente. Los campamentos mursi más cercanos son los más visitados, y la interacción resulta a veces complicada porque el dinero está en el centro de todo. Siga un poco más para llegar a un pueblo menos frecuentado, aunque suponga perder unas horas: ¡no ha llegado hasta aquí para preocuparse por eso! Si continúa aún más lejos, también podrá visitar el Bodi.

De los tres volcanes de la región, El Soda («la casa de la sal») es el único de fácil acceso. El poblado domina un cráter de más de 100 m de profundidad en cuyo fondo se encuentra el círculo de color negro petróleo del lago, al que se puede llegar en media hora a pie. Para el ascenso, mucho más duro, se necesita un mínimo de una hora. Según las estaciones y la temperatura del agua, los hombres comienzan a trabajar temprano por la mañana o más tarde. Antes de iniciar la excursión, es preferible asegurarse de que la recogida de sal ha comenzado, de lo contrario, unas almas generosas le ofrecerán meterse en el agua por 50 birrs... El «recaudador» local, el Sr. Dubu Basako, puede proporcionarle información valiosa sobre los pozos y aldeas a visitar en la zona y puede incluso, si es necesario, actuar como acompañante. Sin embargo, es mejor informarse sobre la seguridad en la zona, que a menudo se ve afectada por los conflictos entre somalíes y oromos.

Descubierto en 1935 por el arqueólogo Johnsen, el yacimiento alberga más de mil doscientas estelas repartidas en 3 hectáreas, la más imponente de las cuales alcanza los 8 m de altura. En medio de estas que siguen en pie hay muchas que están tumbadas, rotas o enterradas, dispersas entre las cosechas e incluso en los recintos de las casas. Considerado el yacimiento megalítico con mayor cantidad de estelas en Etiopía, Tututi podría ser, según los estudios del profesor francés Anfray, el yacimiento más importante del mundo.

Todas las estelas tienen la misma forma fálica resaltada por una ranura horizontal en el lado superior del bloque.

Del resto de yacimientos, Gollecha, a 55 km al sur de Dila, es el más importante y tiene estelas similares.

Aunque se sabe que estos monumentos son históricos, su origen sigue siendo un misterio. Dado que las poblaciones de estos territorios no tienen tradición oral relacionada con estas estelas funerarias, parecería que las erigieron dos civilizaciones distintas entre los siglos VIII y XI y que no están relacionadas con las poblaciones actuales.

Se sabe que algunas tribus oromo siguen erigiendo monolitos funerarios alrededor de las tumbas o a una cierta distancia, pero parece que, como en el caso de los waga de los konso, estos monumentos son exclusivos de ciertas personas, héroes o valientes cazadores, y representan más bien el resultado de un fenómeno de aculturación.

La otra riqueza arqueológica de la región gedea se encuentra en las rocas talladas con motivos animales de Odola Galma, Soka Dibicha y Godana Kinjo. Según los profesores Anfray y Joussaume, estas representaciones de ganado, claramente identificables por sus cuernos, podrían datar de hace 4000 años y darían información sobre las poblaciones que domesticaron el ganado.

Estos yacimientos, situados a pocos kilómetros de distancia entre sí y ubicados a orillas del río Anshi Macho, contienen unos quince bloques grabados. Se puede acceder a ellos por un camino de 25 km que comienza a 3 km a la izquierda al sur de Dila y que puede ser difícil de recorrer.

Desde la necrópolis de los reyes axumitas, que se remonta al siglo VI, se extendió la antigua ciudad. Las cámaras funerarias de estos monarcas, a las que se llega por una escalera, seguramente estuvieron coronadas por un edificio piramidal cubierto con un túmulo.

La tumba del rey Kaleb está compuesta por bloques irregulares ensamblados con la precisión de un rompecabezas y tres salas.

La tumba de Gebr Meskel, su hijo, consta de cinco cámaras funerarias construidas con bloques más regulares donde hay grabados elefantes y varias cruces. Aunque la tumba aún contiene sarcófagos, parece que Gebre Meskel no fue enterrado aquí, sino en el monasterio de Pantaleón, situado a pocos kilómetros, donde se retiró al final de su vida. Según la leyenda, un túnel de más de 180 km conectaría este santuario con Eritrea. La presencia de túneles (no se sabe si numerosos) es una constante de los yacimientos axumitas.

Shappe es el yacimiento con gravados rupestres prehistóricos más importante en las inmediaciones de Dila. Está ubicado en un lugar sin especificar, por lo que se hacen imprescindibles los servicios de un guía. Su pieza central es un fresco que representa a setenta vacas en movimiento al borde de un acantilado y un río. Aunque está parcialmente destruida y es difícil de concretar, tendría entre tres y cinco mil años de antigüedad. Aún no han sido revelados todos sus misterios y, a decir verdad, nadie se ha detenido a analizarlos. Sin embargo, es un grabado único gracias al estilo singular de sus diseños, con cabezas pequeñas, cuernos grandes y grandes ubres llenas de leche. En el año 2000, el arqueólogo etíope Gizachew Abegaz descubrió dos nuevos yacimientos de grabados en las cercanías igual de misteriosos. Laga Harro tiene seis vacas grabadas y dos personajes humanos, uno con un taparrabos y el otro saltando sobre las vacas como durante la ceremonia Ukuli de los hamer, en el valle del Omo.

Esperan a la salida del barco nada más poner un pie en la península de Zege. Ahora el guía local es obligatorio, así que es mejor no contratar uno en el puerto o en la ciudad para solo ir hasta allí, de lo contrario pagará dos veces. Los guías son jóvenes, últimamente están bastante bien formados y son muy didácticos en la explicación de la pintura, la construcción y la arquitectura. Cabe destacar que los simpáticos guías saben cómo mantener alejados a los vendedores pesados de los caminos. Aconsejamos caminar con el guía, ya que los paisajes son magníficos y le llevará a un pequeño mirador.