Los más bellos parajes naturales por descubrir Etiopía

Un paseo en barco por el lago supone un agradable momento de calma para observar los pájaros y los hipopótamos reunidos en una cala pantanosa. Los barcos no tienen motor, por lo que se necesitan de dos a tres horas para una excursión completa. Los alquileres se realizan en el muelle principal o en el parque Amora Gedel, situado al final del camino. Este jardín, cuyo nombre significa «valle de los pájaros», es un lugar ideal para la observación de aves, ya que en él se encuentran diferentes especies de martines pescadores y otras aves lacustres, así como los cálaos carigrises, que se reúnen allí durante la época de cría.

Se encuentra a tres o cuatro horas en coche de Arbore. Conocido como Chew Bahir («mar salado») en amárico, y como lago Stephanie, se extiende hasta el extremo del valle del Rift etíope en la frontera con Kenia, con la altitud más baja (menos de 400 m) y más cálida de la región. La superficie inundada de esta cuenca depende de las aportaciones de los ríos Segan y Weyto. Durante la estación seca, debido a la evaporación, el lago solo cubre el 10 % de su superficie potencial, revelando vastas áreas cristalizadas por afloramientos salinos. Después de las lluvias, una población de fauna más diversa toma posesión del área, que se vuelve pantanosa, con herbívoros que atraen a sus depredadores. Esta excursión requiere de la presencia de un scout porque, sin puntos de referencia, es fácil perder el sentido de la orientación en esta vasta extensión de terreno inestable en la que la reverberación favorece los espejismos.

Una crecida arrastró el puente que se extendía sobre el río hace unos años. Sin embargo, cuando el caudal es bajo, se puede vadear fácilmente el curso de agua y llegar al camino.

Este lago, a 9 km de la base aérea de la carretera de Nazret, es conocido como el «lago verde» por las algas que proliferan en sus aguas.

12 km al noreste, un sendero escarpado conduce a este lago parcialmente bordeado por una cresta rocosa y que constituye una parada privilegiada para las colonias de flamencos rosas.

La ruta que atraviesa la gigantesca falla con un desnivel de 1000 m es, sin duda, la más impresionante del país. La carretera serpentea sin cesar a la espera de ser reparada, ya que el asfalto se encuentra en un estado deplorable. Finalmente se llega al gigantesco puente que cruza las aguas del Nilo Azul, construido por los italianos y de gran belleza estética. Toda la atención se centra en esta estructura, ya que no la pueden utilizar dos vehículos a la vez. Además, une las provincias de Choa y Gojjam, que previamente estaban separadas por esta caótica frontera natural que constituye un enlace único y estratégico para la economía del país. En esta zona hay babuinos gelada al margen de la carretera esperando que los camioneros les echen pan.

Ubicado cerca del corazón de la ciudad, este lago, el más profundo (de hasta 85 m), tiene una superficie de 9000 m² y es posible bordearlo. Si desea disfrutar de una magnífica vista del volcán desde arriba, puede hacer una parada en el hotel Bishoftu.

Un desvío a las orillas del lago (hayk en amárico), rodeado de fértiles colinas y cactus gigantes —la opuntia es muy común en la región— es una parada ideal para un pícnic y un buen punto de observación de aves. A orillas del lago hay algunos cafés (la oferta es muy limitada), que representan buenos puestos de observación, sobre todo para ver a los pescadores en equilibrio sobre sus barcos de papiro.