Los mejores restaurantes Azores

Decoración sencilla para un restaurante excepcional, con madera clara y salpicada de cojines de colores. Otaka ofrece cocina japonesa de fusión, como el sashimi de pescado de las Azores con salsa de jalapeños... simplemente delicioso. Para los más golosos, un menú degustación permite descubrir todo el talento del chef en cuatro entrantes, un plato principal y un postre. Puede añadir la carta de vinos, que ofrece una copa adaptada a cada plato. Un lugar excelente y muy popular donde es necesario reservar.

Todo comenzó en 1998 con un pequeño bar. En 1999, el local fue ampliado con una bella terraza. Luego, se abrió la primera sala del restaurante en el primer piso en el año 2000. Dos años más tarde, el restaurante fue ampliado y renovado. Ahora es un gran complejo de ambiente familiar, con las paredes decoradas con azulejos, y cerámica artesanal sobre los estantes. Destacar que la carne de vacuno y de cerdo son de producción propia y que se sirve sobre tablas gigantescas. En cuanto a las cantidades, son enormes. Para regalarse el paladar, eso seguro.

Es el restaurante del hotel Aldeia da Fonte. Ofrece una cocina fusión, más sofisticada y apreciada tanto por los lugareños como por los turistas. La carta es variada, con una buena selección de platos azorianos y mediterráneos elaborados con un toque gurmé, basados en productos locales (verduras orgánicas de temporada, carne orgánica de las Azores) realzados con plantas aromáticas y especias sorprendentes. El restaurante también tiene una gran terraza muy agradable con vistas al jardín, donde podrá comer. Personal cortés y ambiente tranquilo. Muy buen restaurante.

Con vistas a los muelles del pequeño puerto, es sin duda uno de los mejores restaurantes de pescados y mariscos de la isla; no hay que confundirlo con el restaurante del mismo nombre en el centro de la ciudad de Angra. Aquí se come muy bien y a precios muy asequibles. Recomendamos la sopa de pescado o el pulpo a la parrilla. La carta de vinos es muy completa. En cuanto al servicio, es perfecto, a la altura de los platos. No se olvide de reservar, porque como es fabuloso y está en un pueblo pequeño, se llena muy pronto.

Un bar y un restaurante como este solo puede estar en Flores, y solo hay uno. Discreto, es un lugar para estetas de lo más simple: una sala (junto a una terraza al nivel del mar) muy apreciada por su cocina de calidad; un ambiente relajado y la música (con discos de vinilo) a la vez estudiada y ecléctica. Pero es sobre todo el lugar desde el que ver la puesta de sol en los confines del mundo: no hay nada más al oeste en Europa. Reserva obligatoria si quiere disfrutar del espectáculo.

Muy popular entre los lugareños, que se mezclan con los visitantes en un ambiente animado. A Tasca ofrece sabrosos platos típicos, pescado fresco a la parrilla y especialidades portuguesas en forma de tapas. En el nivel inferior se encuentra la gran sala del restaurante, que a menudo está repleta, y en el piso superior, un bar para saciar la sed. Buena relación calidad-precio para esta taberna sencilla y auténtica. Se recomienda reservar, aunque es difícil que le cojan el teléfono (el restaurante está tan lleno que casi nunca contestan).

Una cocina familiar sincera y a un precio razonable. La ensalada de pescado no tiene muy buen aspecto, pero está deliciosa: debe probarla. La carta no es muy extensa, pero eso garantiza productos frescos. Su punto fuerte es la cocina local y familiar. Con una atención muy amable y una terraza muy agradable, el restaurante se encuentra en el pequeño puerto de Lajes do Pico. Buen punto de encuentro y uno de los mejores lugares para tomar una copa por la noche. Servicio lento, queda advertido.

Pequeño restaurante con especialidades de pescado y marisco. Sin embargo, como aperitivo se recomienda la morcilla a la parrilla con piña. Como plato principal, los sabrosos calamares a la parrilla o el pescado fresco del día son deliciosos. Para los amantes de la carne, sirven escalope de pollo a la parrilla. No hay que perderse la ensalada Super Prato, hecha, entre otros, con queso de São Jorge. Amplia selección de postres. Servicio atento y menú plurilingüe. Es simple, local y de precio razonable. A destacar los hermosos platos de cerámica.

Bar en la planta baja y restaurante en la primera, este establecimiento ofrece una cocina regional. En un gran comedor, mientras se regala la vista con el océano y sus islotes, se puede degustar la especialidad de la casa, el pulpo, que se sirve en todas sus formas: en salsa, a la parrilla... Por supuesto, la carta también viene con otros platos de carne y de pescado. Lamentamos la actitud en ocasiones cambiante del gerente y la espera para ser servido (a veces), pero los platos están bien abastecidos y en conjunto sigue siendo un buen establecimiento en Mosteiros y en esta parte de la isla.

Este pequeño restaurante vegetariano dirigido por Catarina es toda una agradable sorpresa. La fantástica mezcla de ingredientes hará las delicias incluso de los no vegetarianos. Los platos se acompañan con una ensalada o unas deliciosas verduras frescas. El tofu de mango con salsa de jengibre y menta es simplemente divino, sin olvidar los postres (el mousse de chocolate tiene mucho éxito) y la carta de vinos. Las porciones son generosas. Resaltar también la música de fondo, la decoración de las paredes y sobre todo la hospitalidad del personal, que es todo sonrisas. Un establecimiento que no puede perderse.

Su bonita fachada de cerámica y su interior típico (notar los pilares de piedra volcánica) inspiran inmediatamente la extraterriticidad afectiva. ¡Buena picadura! Abierto en julio de 2013, este restaurante propone especialidades regionales bien cocinadas por unos precios muy razonables: Por 8 euros, el menú del día incluye un plato (pescado o carne), una bebida y el pan. Cuando hace buen tiempo podrás comer fuera, en el callejón. 

Este restaurante forma parte de los mejores de la ciudad y se come muy copiosamente: estación de porciones. El propietario es el mismo que tiene la residencial O Jaime, en la misma calle.

Sylke y Uwe, los propietarios del establecimiento, le ofrecen una deliciosa cocina local elaborada principalmente con los productos del huerto. Los platos propuestos son originales. Incluyen curri de pescado, pescado con corteza de sésamo o almendra o las brochetas de pescado y piña. La carne se derrite en la boca. El ambiente es agradable y se aprecia la música azoriana, especialmente porque es raro tener la oportunidad de escucharla. Un restaurante recomendado. Destacar que el menú está disponible en varios idiomas.

Después de haberse maravillado con la belleza de los lagos y las magníficas vistas de los alrededores, es absolutamente necesario que vaya a comer al Lagoa Azul. El menú del bufé debería saciar su apetito. Este acogedor café también ofrece platos sencillos pero de buena calidad: carne, bacalao a la parrilla, calamares... Aquí la hospitalidad es lo más destacable. Este pequeño establecimiento familiar es una joya en medio de tesoros naturales. Realmente delicioso. Recuerde reservar, no hay muchos restaurantes en la zona y a menudo están llenos.

Un restaurante bastante sencillo perdido en São Jorge. Hay que decir que esta parte de la isla es bastante salvaje y los restaurantes no se apelotonan en las calles (¡o más bien en las fajas!). Puede ser la única opción en su recorrido y no es tan malo. Aquí sirven principalmente pescado, buenas piezas frescas capturadas por la mañana. La especialidad son las ameijoas (almejas locales). Lo que le dejará sin aliento es sobre todo el entorno en el que comerá. Las vistas al mar son simplemente magníficas desde su gran sala de cristal.

Un buen restaurante junto al mar que ofrece cocina deliciosa a precios asequibles. Se trata de una especie de albergue de piedra que sirve platos sencillos, pero muy sabrosos. El servicio es rápido y amable. Se puede comer en el interior o en el exterior, en la bonita terraza con vistas al océano. Si es posible, mejor ir a cenar: la puesta de sol le reservará un espectáculo inmejorable. También le sugerimos que se tome un aperitivo en uno de los bancos del jardín. Durante la temporada alta, recuerde reservar con anticipación.

El pulpo (solo los martes) y la carne de Nordeste (servida los viernes) son las especialidades de este restaurante, donde se debe degustar obligatoriamente queso fresco como entrante. También existe la posibilidad de un bufé. El comedor no es muy atractivo, más bien oscuro, iluminado solo por una fría luz de neón, pero la cocina es buena. Servicio diligente y cocina muy correcta, sobre todo en lo que se refiere al precio. Incluso puede reservar su mesa en línea y consultar el menú en español.

Una buena mesa con bufé donde se puede degustar carne, pescado y muchos vinos locales. Es simple y honesto. El establecimiento es perfecto para una parada rápida a mediodía, para comer entre dos paseos, por ejemplo. La vista desde la terraza y el jardín es magnífica. Así que si el tiempo lo permite, no dude en sacar su comida al exterior para disfrutar de este hermoso paisaje (mucho más agradable que la sala interior). Uno de los establecimientos más recomendables (y recomendados) de Nordeste. Una buena cantina, en realidad.

Bar y restaurante con un diseño moderno y agradable. Ofrece platos típicos y excelentes parrilladas. Si va el domingo a la hora de comer, habrá un bufé: entrante, cozido tradicional (un extraordinario guiso cocinado al calor de las aguas termales) y dos platos de pescado o carne, más un postre. Una buena manera de degustar las diferentes especialidades de la isla. Pedro le dará una bienvenida que recordará: sonriente, atento y con muy buenos consejos. Descubra también las cervezas artesanales de Azbeer.

Un ambiente mexicano un poco fuera de lugar. La decoración es cálida e intimista. En la cocina y en los platos, todos los imprescindibles de la comida mexicana: fajitas, burritos, tacos... Un poco de exotismo latino. Aunque nos encanten las especialidades portuguesas, es un cambio. Lo que no cambia son las cantidades, que son tan abundantes como siempre. Los cócteles son buenos, con una mención especial para el margarita de piña. El servicio es amable y jovial, con el ofrecimiento de un tequila como digestivo.

En una sala azul marina decorada con un fresco de Lajes, podrás degustar una cocina tradicional afectiva… y toscana (especialidad de pasta). Servicio agradable y ambiente local.

A pesar de su curioso nombre, este pequeño snack bar de la plaza principal de Santa Cruz de Graciosa sirve una cocina típica de las Azores: arroz con mariscos, alcatra, buen pescado a la parrilla... Que no se preocupen los carnívoros, también hay carne en la carta. Las porciones son generosas y los productos de buena calidad. Venga con el estómago vacío, de lo contrario no podrá terminar el plato. La comida y el servicio son excelentes. Se lo recomendamos con los ojos cerrados.

Esta singular tienda de comestibles se instaló en lo que fue, después de su apertura en 1904, una tienda de telas y sombreros importados directamente de París. Sus hermosas vitrinas de madera contienen bonitas decoraciones que se mezclan con artesanías y productos locales. Unas pocas mesas en este encantador entorno le dan la bienvenida para disfrutar de pasteles caseros (el pastel de chocolate es uno de los mejores que hemos probado), galletas, queijadas y otros dulces presentados bajo una campana de cristal. Un lugar encantador que apreciamos mucho.

Dominando el pueblo y con una vista despejada de São Jorge, este restaurante ofrece cocina tradicional portuguesa, como la sopa de col, zanahorias, judías y carne. Se trata de un restaurante digno de este nombre aquí en las Azores, que propone platos regionales muy nutritivos, elaborados con productos locales, y copiosos. Se pueden elegir medias raciones de todos los platos, y con eso tendrá más que suficiente. Por lo general, el propietario se lo especificará (los platos de la carta suelen ser para dos personas). Un buen establecimiento.

Aquí se viene a degustar el famoso cozido das Furnas, que tiene un éxito particular. Se trata de un guiso en el que se meten varios tipos de carnes y verduras en una cazuela para que hiervan durante unas horas en las caldeiras de Furnas. El plato es abundante, bien servido y a menudo suficiente para dos personas. Además, propone una buena selección de vinos y postres locales; la Delicia de piña es excelente. El restaurante es espacioso, con una agradable decoración de inspiración regional y personal muy servicial. Bella terraza exterior.

Un restaurante tradicional, donde se puede degustar, por ejemplo, la morcela, una especie de embutido local acompañado de boniatos. Aquí la cocina es familiar, típica y sabrosa. Las recetas son caseras. Es abundante y barato. Recomendamos el calamar con crema, sepia o el famoso bistec. Disfrutará de sus platos en encantadores manteles de cuadros rojos y blancos, en medio de los lugareños que vinieron a almorzar aquí para ver las telenovelas en la televisión en el restaurante! Para sumergirse en el ambiente local de las Azores, este es el lugar ideal.

Se encuentra a las afueras de la ciudad, en una zona industrial, encima de una tienda de piezas de automóviles. Lo cierto es que el exterior no sugiere nada bueno. Pero en el interior la decoración es genial: moderna y de moda. Puede disfrutar de la comida detrás de un gran ventanal con vistas al mar. La fórmula es sencilla: todos los días (excepto el miércoles) ofrece un buen bufé de especialidades portuguesas. Muchos lugareños vienen aquí a comer, pues es un valor seguro a precios más que razonables. Personal simpático.

Decorado con azulejos, aquí se dejará tentar por una alcatra (para dos o cuatro personas, se trata de una especialidad de carnes cocinadas lentamente en una gran cazuela de barro; la carne es suculenta y se derrite en la boca) o por otras especialidades de pescado y carne a la parrilla. El establecimiento se ha mantenido en su estado original: simple y local. La atención es amable y los platos, abundantes. El servicio es rápido y eficiente. Los precios son muy razonables, por lo que no hay razón para privarse de nada. Recuerde reservar, es casi obligatorio.

El restaurante Praya se ve muy bien en la playa de Almoxarife. Su arquitectura permite comer disfrutando de una vista impresionante del océano y del famoso Pico. Le sugerimos el primer piso: detrás de los enormes ventanales, el panorama es aún más impresionante. La decoración es bastante moderna y original. Los elementos naturales, especialmente la madera, ocupan un lugar destacado. En la carta encontraremos platos clásicos inteligentemente revisitados, pescado fresco y carnes tiernas. El servicio es impecable. Un buen establecimiento.

En la calle principal de Topo, un pequeño snack bar con aires de restaurante está ubicado en una antigua casa de pueblo con gruesos muros de piedra de lava. El menú ofrece pizzas y hamburguesas, así como excelentes platos regionales y portugueses. A mediodía, se sirve un bufé a precios razonables. El ambiente es cálido y acogedor, e incluso se ha habilitado una pequeña terraza frente al establecimiento para cuando hace buen tiempo. Uno de los únicos lugares para comer en este rincón aislado de la isla de São Jorge.

Ambiente clásico, chic y acogedor en este restaurante tradicional portugués. En la carta hay platos típicos portugueses de carne y pescado, como arroz con pato o pulpo al horno, pero también platos vegetarianos y una carta de postres muy agradable. El carpacho de piña o la ensalada de frutas con salsa de jengibre son una auténtica delicia. Lejos de la tradicional cantina portuguesa, aquí los platos están muy bien presentados y la cocina es muy refinada. El restaurante sigue siendo muy barato, lo que lo convierte en una excelente opción.

Q.B. propone dos tipos de cocina: el snack bar, en el nivel inferior, y el restaurante gurmé, en el piso superior. El entorno es magnífico y la terraza da a un hermoso jardín. En este último, el chef Paulo Lourenço hará las delicias de su paladar. El pulpo con salsa de manzana se derrite en la boca. La carta también ofrece deliciosas opciones vegetarianas. Ambiente acogedor y servicio atento. Es un poco caro comparado con otros restaurantes de la isla, pero los platos son realmente deliciosos. Excelente establecimiento.

El restaurante del hotel homónimo cuenta con una amplia, espaciosa y luminosa sala con grandes ventanales arqueados que ofrecen una visión del parque. El conjunto es elegante y sobrio, con mesas con manteles blancos inmaculados y un servicio bien entrenado y concienzudo. La especialidad es, por supuesto, el cozido, un plato típico de la región. Se sirve como plato único o como parte de un menú con entrante y postre. Los platos están muy cuidados y la cocina es refinada y deliciosa. Excelente relación calidad-precio teniendo en cuenta el prestigio del lugar.

Se trata de una especie de cantina portuguesa. Al borde de la carretera, el restaurante no parece muy atractivo, sin embargo, sirve una cocina casera sencilla, desde la sopa tradicional hasta la morcela. Los boniatos y las patatas proceden directamente de su huerto. Al mediodía, ofrecen un bufé diario; el resto del tiempo, platos a la carta. Un buen establecimiento local. No espere una gran gastronomía, pero la relación calidad-precio es muy buena, además de una inmersión en la autenticidad.

Un snack bar dinámico y central donde sentarse a tomar una copa o picar algo. Folhado (empanada de carne) y queijadas da Graciosa (deliciosos pasteles) pueden ser parte del menú. Organizan regularmente conciertos y veladas temáticas que animan un poco el local. El ambiente es cálido y también podrá disfrutar de buenos cócteles preparados con amor por el camarero de turno. Personal agradable y buena relación calidad-precio. Si necesita una pausa, este es el lugar indicado.

Está en Terceira, pero el jefe habla francés, tiene un nombre italiano y le ofrece especialidades de la península con forma de bota. Suficiente para perder el norte. En el interior o en las tres terrazas exteriores, también se puede disfrutar de buena comida a la parrilla cocinada sobre fuego de leña. Pero lo más interesante es el menú del día, que incluye sopa, plato principal, bebida y café por un precio muy reducido, todo con una hermosa vista de la bahía. Platos deliciosos y generosos, servicio impecable y ubicación ideal, así que no se pierda La Barca.

Una estructura original con forma de burbuja, una amplia zona exterior con juegos para los niños y un futbolín para los más grandes. Este snack-bar es lo suficientemente agradable como para detenerse a tomar una copa o un aperitivo, aunque también sirve platos más consistentes: bocadillos a la carta, hamburguesas... Su ubicación es perfecta a pocos pasos de la playa. En verano, es el lugar ideal para hacer una pausa y comer. Es imposible no reconocer el establecimiento ya que es el único que tiene esa apariencia en la isla de Santa Maria.

Ideal para recuperar fuerzas después de nadar. La ubicación es magnífica, se puede escuchar la espuma de las olas mientras se saborea la comida. Además de los platos de carne y pescado, también ofrecen especialidades tradicionales, siempre que se hayan reservado el día anterior. Si se queda varios días en el lugar, tenga muy presente esta opción ya que los platos son realmente deliciosos: no podrá probar comida más autóctona que esta en la isla.

Es a la vez un bar de pueblo para los trabajadores locales y un buen restaurante de pescado para los turistas y otros entusiastas. En la medida de lo posible, a Eleuterio, el propietario, le gusta pescar los productos que él mismo cocina. Obviamente, eso se nota en el plato. En cuanto a la decoración, apreciará el interior de estilo «casa de pescador» y la autenticidad de las grandes mesas de madera. El sábado por la noche es posible que la comida vaya acompañada de un concierto. Un establecimiento de los que nos gustan, aquí en las Azores. Muy recomendable.

Situado a un paso del hotel Arcanjo, este restaurante da sobre las mismas olas, que se pueden admirar durante la comida gracias a sus numerosos ventanales. Sirven pescado y marisco a precios muy razonables. Los platos son deliciosos y abundantes. El personal es particularmente amable y se esfuerza por hablar español. Un establecimiento muy recomendable.

El restaurante está dirigido por una pareja alemana y la cocina está en perfecta armonía con las Azores. Hay que salir de la carretera principal para llegar al establecimiento, pero vale la pena el desvío. Las vistas al mar son magníficas, especialmente si tiene la suerte de comer en la terraza, y la comida está preparada con productos frescos. Los platos son bastante sencillos, pero particularmente sabrosos. Pescado, mariscos o carne, seguro que encuentra algo con lo que darse un festín.

Otro gran restaurante de Horta. Después de subir algunos escalones, llegará a una terraza con un ambiente tropical en verano, con sus plantas y mesas de madera. En el interior, la decoración es anticuada, y eso es lo que lo hace encantador. Su especialidad es el pescado, que se elige directamente en el puesto, por lo que no puede ser más fresco. Tenga en cuenta que el abanico de posibilidades es mucho mayor en verano. La carne también es deliciosa. Un pequeño extra: todo está asado sobre fuego de leña. Un excelente restaurante local a precios muy asequibles.

Con su magnífica terraza junto al mar, este restaurante ofrece un marco excepcional para degustar deliciosos platos de pescado y marisco recién capturado. Ostras, gambas, cigalas, colas de langosta, pescado del día a la plancha... todo es fresco y suculento. El servicio también es impecable, con camareros a mano para ofrecer consejos sobre la elección de platos y vinos. Una visita obligada en Lagoa.

Un pequeño restaurante con una decoración rústica, que sirve cocina tradicional a precios asequibles. Se puede degustar el vino producido en Biscoitos y comer una buena alcatra. También le sugerimos la morcilla frita. Es uno de los mejores lugares de la isla y quizás incluso del archipiélago para comer carne; es mejor que los vegetarianos se abstengan. Platos auténticos y generosos en un ambiente azoriano. Venga con hambre porque los platos están muy bien surtidos. Personal muy amable y profesional. Una excelente opción en Terceira.

En la esquina del mercado (hay un acceso directo desde el mercado), este nuevo restaurante ofrece una cocina innovadora, algo diferente a la que se puede encontrar en los establecimientos tradicionales de la ciudad. O digamos que el chef ha hecho una revisión de los platos tradicionales de la cocina portuguesa, como el cozido, de forma original. Y es un éxito. En el interior, la decoración es sencilla y elegante, con la madera como elemento principal. La acogida es simpática. Los precios son un poco altos, pero la experiencia vale la pena.

El restaurante Estrela do Mar tiene una sala con terraza donde se pueden comer y degustar algunas especialidades locales: pescados, mariscos, calamares, guisos... y muchos de los platos regionales. Es importante mencionar la vista, ya que cuando el clima está despejado, la panorámica de São Jorge, Pico y Faial es simplemente sublime. Un establecimiento sin pretensiones pero del que saldrá encantado. El restaurante está dirigido por dos hermanas y el servicio es adorable y amable. Un establecimiento de los que nos gustan en las Azores.

Un excelente restaurante de pescado con unas magníficas vistas al mar. De julio a septiembre, el establecimiento se agrava y abre un bar bautizado Flor Maia, justo al lado.

También conocida como «Cadafi» (imposible saber por qué), esta cervecería, con una excelente reputación local, ofrece platos sencillos y consistentes. Los productos utilizados son locales y de buena calidad. Sugerimos el filete de atún o caballa frita. Los postres también son deliciosos. Una muy buena relación calidad-precio y con amabilidad, además. Un lugar auténtico con una hermosa vista al mar. Apreciará la sencillez y el ambiente que emana del establecimiento.

Si te cansas de la cocina de la cocina, podrás comer en este pequeño restaurante chino y hacer una comida completa por menos de 10 euros.

Para una pausa gurmé en un ambiente agradable. Una panadería con una pequeña sala donde comer ensaladas grandes, especialidades del día, sopas y deliciosos pasteles por unos pocos euros. Probablemente se acerque para tomar un café, pero no podrá resistirse a los deliciosos pasteles (por ejemplo, los de queso, que son excelentes). También tiene buenas mermeladas caseras y locales que puede comprar allí mismo. Un buen establecimiento con buenos precios. Lástima que no esté abierto para la cena.