Los mejores restaurantes de cocina francesa Nepal

Es fácil de reconocer por su bicicleta verde en la entrada. Sin duda, es el lugar ideal para degustar una buena crêpe bretona o una raclette. Hari conoce bien Francia, ya que la ha visitado varias veces, y también tiene otra dirección en Katmandú. Los platos son copiosos, preparados delante de ti con productos frescos. Mención especial merecen las tortitas de trigo sarraceno, el pisto, la croque-monsieur (¡con bechamel casera!) y, entre los cócteles, ¡el pastis! Todo servido por un equipo sonriente. En la^1ª planta, una acogedora sala con terraza.

Caroline, que vive en Nepal desde hace muchos años, dirige este restaurante, que ofrece una amplia selección de clásicos bistronómicos con un toque francés moderno (salade toulousaine, steak au poivre, mousse de chocolate), así como especialidades de temporada de alta gama. El local se ha convertido en un punto de encuentro para los occidentales que viven en Katmandú. También es uno de los favoritos de los viajeros. Hay que decir que el marco es notable, en el corazón del histórico palacio Baber Mahal Revisited, y los platos, refinados. Un momento sabroso.

En el tranquilo y frondoso patio del restaurante, uno se olvida de que está en el corazón del bullicioso Thamel. Pero el entorno no es la única ventaja. En el desayuno se sirve café ecológico con pasteles caseros y zumos de fruta recién exprimidos. Para el almuerzo y la cena, el menú se compone de clásicos sin sorpresas desagradables: estupendas ensaladas, hamburguesas, pasta, momos nepaleses... Aquí, la clientela es tan nepalesa como occidental.

Es toda una institución en Pokhara, regentado por la familia Lama. Moondance es un restaurante ecológico y natural, con una pequeña granja a las afueras de Pokhara que suministra parte de los alimentos a la cocina. La disposición y la decoración del restaurante, que cuenta con unas cuarenta mesas, son muy agradables: el interior, todo de madera, es cálido e invita a relajarse con una copa o una comida. La cocina se basa en productos ecológicos, e incluye platos asiáticos, pescado local y excelentes platos indios.

Es fácil de reconocer por su bicicleta verde que sostiene las macetas y su bonito jardín donde se colocan las mesas. Sin duda, es el lugar ideal para disfrutar de una buena crêpe, ¡como en Bretaña! Hari conoce bien Francia, que ha visitado varias veces, y se ha apasionado por los crêpes. Los platos son contundentes y se preparan con productos frescos. Mención especial merecen los crepes de trigo sarraceno, pero también otros platos franceses: ratatouille y croque-monsieur (con bechamel casera).