Los mejores bares y cafés México

Un pequeño café donde se sirven palillos y ensaladas. Música de trova (música cubana de protesta), el sábado a partir de las h.

Muy agradable y acogedor. Los viernes a las h (entrada de pago para la música).

Se come cosas sencillas como palillos o ensaladas por menos de 50 pesos.

Café practicando el comercio justo.

Es un pequeño café, frecuentado por artistas e intelectuales, llevado por una alemana.

Un bar lounge situado al sur del Zócalo.

Nos encanta este restaurante-bar, que ha conservado su decoración de finales del siglo XIX y está lleno de historia. En su momento, este lugar era frecuentado por diversas personalidades, entre ellas el presidente Porfirio Díaz. Que conste que Pancho Villa, queriendo hacer sentir el poder de "los de abajo", entró a caballo en La Opera y ¡disparó una bala al techo! Durante la revolución, Zapata también pasó por aquí con sus soldados. Es recomendable tomar una copa de tequila (la especialidad de la casa) por la noche, pero tranquilamente... Precioso.

Se trata de una auténtica taberna a la antigua usanza, cuyo nombre proviene de una canción de Agustín Lara de 1933. Pásate por esta cantina llena de antigüedades para disfrutar del ambiente local y auténtico. Sirve buenas botanas, buena comida y cócteles (la sangrita merece una visita). Entre las 14:00 y las 17:30, las botanas son gratuitas (en principio) a partir de un determinado número de consumiciones. El único inconveniente es que la calidad del servicio es variable. Ideal para pasar un día tomando un refresco.

Antes de salir a descubrir la ciudad, ¿por qué no hacer una parada en este pequeño y bonito café, donde encontrará una carta bastante increíble a base de granos cultivados y tostados en toda la zona: café irlandés, café escocés, crema, capuchino, moka, vienés, frío, caliente o frappe... en definitiva, una auténtica cueva de Alí Babá, cuya diversidad se expresa también en todas las preparaciones típicamente mexicanas a base de cerveza? También puede parar aquí para comer: ensaladas, sándwiches, pasta o platos regionales.

Pale Ale, Porter, rojas, marrones o rubias, hay para todos los gustos en esta pequeña cervecería local que, además, ofrece un ambiente y una decoración originales en comparación con los demás bares de la ciudad; para subir el volumen festivo, se ofrecen mezcales y cócteles de la casa. En cuanto a la comida, las pizzas al horno de leña están siempre presentes, con algunas buenas sorpresas como los ceviches o los aguachiles. El único pescado del menú es elpez león, una especie invasora y peligrosa para las especies locales, por lo que te animamos a pescarlo y cocinarlo

Aquí, parece que ya estás en el extremo norte del país El lugar acoge regularmente eventos de música regional y tradicional, incluyendo grupos de mariachis que mantienen el ambiente hasta tarde. La música de banda y norteña se interpreta en directo, con santiags y sombrero atornillados a la calavera. Un verdadero ambiente de cantina: "¡Amonos raza!" El bar se llena rápidamente y el ambiente es de lo más divertido. Además, la casa fabrica su propio tequila.

La Abuelita es un lugar donde los jóvenes de la ciudad y de otros lugares se reúnen desde la mañana hasta la noche, optando por un ambiente más nacional que el resto de los bares de la calle. La atención es amable y personalizada, en múltiples espacios que suelen estar llenos los fines de semana. Hay un montón de platos típicos de cantina para comer a todas horas y se ofrecen cervezas tradicionales mexicanas. Música en directo en la sala del fondo; un lugar realmente entrañable, en el que te quedas hasta el cierre.

¿Buscas el lugar perfecto para disfrutar de un delicioso café en Mérida? No busques más Este lugar destaca por sus cafés especiales 100% chiapanecos, reconocidos por su excepcional calidad. Su equipo está totalmente comprometido con cada etapa del proceso, desde la siembra hasta la taza, garantizando la impecable calidad de su café gracias a la meticulosa atención prestada a las regiones productoras. El menú también ofrece una selección de sándwiches, focaccias, chilaquiles, tostadas con aguacate y mucho más.

Nos encanta este pequeño y encantador café, idealmente situado en el centro. Se distingue por su fachada rosa caramelo y su bonito interior en tonos pastel. Además de ser muy lindo, este lugar te reconciliará con el café mexicano, ya que se prepara como en cualquier otro lugar: moca, latte, espresso, capuchino, etc. El establecimiento ha dado un pequeño extra al pueblo, al ofrecer también una repostería digna de su nombre (las magdalenas son un extra). Para el almuerzo, recomendamos los sándwiches, que son tan abundantes como deliciosos. ¡Bien hecho!

El bar cubano imprescindible de la vida nocturna de Tulum. Todos los días hay conciertos en directo de bandas locales y para acompañarlos, deliciosos mojitos con jengibre, pepino o fruta de la pasión, elaborados con azúcar de caña recién exprimida con el tradicional trapiche instalado en el emblemático escarabajo de la entrada. El guarapo es el zumo de caña con unas gotas de lima y hielo picado, ¡refrescante y tonificante!

Por desgracia, los mejores pains au chocolat del planeta no se hacen en Francia, sino en este pequeño café de Mazunte. Situado en un jardín decorado con atrapasueños y mandalas multicolores, este Ícaro es ante todo un lugar de relajación y entretenimiento. Refleja perfectamente el espíritu de este bonito pueblo costero. También hay una biblioteca comunitaria, una galería de arte y comida fresca y sabrosa. Todo aquí es delicioso. Recomendamos llegar temprano, ya que estos panecillos calientes salen... ¡como panecillos calientes!

Una cafetería muy agradable con una buena carta de bebidas y dulces. El lugar es ideal para un descanso por la tarde o al final de la mañana, con su selección de tés e infusiones de todo tipo, sin olvidar las cervezas regionales y una pequeña selección de vinos. También puedes disfrutar de platos sencillos y bastante buenos para calmar tu paladar: plato ranchero, embutidos, enchiladas... Pero la verdadera baza del lugar es, sin duda, su verde jardín, donde uno se siente en plena naturaleza.

Un lugar limpio como una patena para probar las cervezas artesanales de dos cervecerías locales que se han unido para crear una sala de degustación. Ofrecen una selección arbitraria de media docena de cervezas que se pueden probar participando en una cata. Algunas son afrutadas, otras tienen un sabor muy herbáceo, sin olvidar las IPA y las stouts, esas cervezas con un alto contenido de lúpulo. El personal es muy amable y puede influir en el curso de su velada, antes de ponerse a trabajar (¡y responsabilizarse!).

Suave, íntimo y refinado, es un buen lugar para empezar la noche con cócteles creativos y originales. Ideal para una buena charla con los amigos en este bar que se basa en el concepto de los speakeasies, bares clandestinos durante la época de la prohibición en Estados Unidos: se entra por la puerta de la cocina, escondida en una nevera. .. Como el lugar es muy popular, recuerde reservar su mesa con unas semanas de antelación. Si puedes, te recomendamos que vayas a Hanky Panky entre semana, ya que los fines de semana está muy concurrido.

Su historia se remonta a finales del siglo XIX. La cantina ha conservado fielmente su gran barra de madera y sus accesorios de iluminación hechos con jarras de cerveza alemanas y vidrieras. En el interior, todavía cuelga el viejo cartel que prohíbe la entrada a "mujeres, mineros, limpiabotas y personas de uniforme". La clientela se compone de lugareños y turistas que sienten curiosidad por el lugar donde William Burroughs solía venir a echarse unos cuantos. Siguen sirviendo calditos de camarón muy tradicionales y tacos que cambian a diario.

La clientela de este insólito establecimiento, fundado en 1954, parece el Bateau Ivre de Rimbaud... Se entra por un pasillo de azulejos azules plagado de inscripciones de sabiduría popular, para irrumpir literalmente en una gran sala iluminada por luces de neón y con azulejos antiguos. Mientras tanto, los muebles de plástico se visten con manteles engañosamente brillantes y una Virgen de Guadalupe parpadea al compás de una guirnalda navideña. Aquí se pueden seguir comiendo platos tradicionales mientras se sirve una copa.

Tome una pizca del escenario de póquer del Casino Royal, una pizca de la sofisticación de los palacios más lujosos y una pizca de jazz instrumental y tendrá una impresión aproximada de Fifty Mils. Inaugurado en 2015 en el emblemático Four Seasons de Ciudad de México, es en el largo mostrador de mármol del elegante bistró donde se brinda a los camareros por sus espectaculares hazañas: sus cócteles. Te recomendamos que pruebes el cóctel "Bugs Bunny" (ginebra, zumo de zanahoria, jarabe de hierba de limón, guindillas y fernet). Es una delicia

Para cambiar de mezcal, ¿por qué no probar un poco de cerveza mexicana? Cervecería de Colima es simplemente una de las cervecerías independientes más destacadas del país. Sirve todas las variedades locales de barril que se preparan en la fábrica contigua, así como deliciosos platos de carne y marisco. Las excelentes cervezas artesanales se disfrutan en el jardín, de diseño sencillo. Aquí se celebran regularmente eventos musicales. Consulte el sitio web.

Este café-restaurante con una excepcional decoración vintage ofrece un menú de brunch variado y equilibrado. Los imprescindibles huevos benedictinos, los sabrosos chilaquiles, los irresistibles gofres de frutas y las tostadas de aguacate le encantarán. Acompañe estos platos con cafés especiales, batidos afrutados y cócteles atrevidos. También se ofrecen opciones veganas, con creaciones como ceviche de coco con mango y alga nori, falafel y chana masala. Añada a esto actuaciones en directo para vivir una experiencia realmente única.

Es el café-restaurante más antiguo del país, ya que sus orígenes se remontan a 1808, cuando un pequeño local frente a la catedral servía pulque, café, vino y otros pequeños platos con influencias europeas. Incluso se dice que Porfirio Díaz vino a desayunar aquí antes de subir al barco que lo llevaría al exilio. Aquí, uno entra y se sienta directamente donde quiere y hace tintinear su cuchara en su vaso para llamar al camarero que vendrá a servir la leche caliente (todo un espectáculo)...

Construida en 1876, esta antigua finca data de la época dorada del puerto de Mazatlán y ofrece un magnífico entorno. En 2010, el lugar se convirtió en un (excelente) restaurante con un ambiente de antaño: puedes sentarte en el gran patio interior, donde los árboles hace tiempo que se apoderaron de las viejas piedras y del lugar. El gran bar, ventilado por numerosos ventiladores, da la impresión de llevar mucho tiempo aquí. Ideal para un cóctel a cualquier hora del día. Los platos, fruto de una creación culinaria original, están por descubrir.

El restaurante Rosetta ha tenido tanto éxito que la chef Elena Reygadas decidió abrir una panadería al lado para atender a los más golosos. Y la apuesta ha merecido la pena Aquí, todo es excelente, desde los croissants hasta los bollos y las magdalenas, sin olvidar el pan (baguette o cereales, entre otros). Incluso la repostería nos deja boquiabiertos; déjese tentar por el milhojas. El local también ofrece algunos platos, entre los que se encuentran muy buenos sándwiches. Una vez más, es un gran éxito y el lugar está siempre lleno desde la mañana hasta la noche.

Esta gran casa alberga lo mejor de la literatura mexicana y libros finos en varios pisos. El local también sirve de cafetería, con sus numerosas mesas y grandes sillones. Mención especial merece la agradable terraza, aunque nosotros preferimos las mesas interiores que nos permiten disfrutar de un ambiente un poco hipster. En el menú, platos sencillos y bastante acertados: huevos y zumo fresco para el brunch y hamburguesas, ensaladas y tacos para la cena. Hay otras tres sucursales similares repartidas por la ciudad.

Al subir por la encantadora calle empedrada de la Higuera, verás varias tiendas muy apetecibles, y este pequeño café con fachada azul encabeza la lista Sirve el mejor café de la zona, si no de la capital. Si te apetece un buen café con leche con una espuma divina, un capuchino con corazón o un café negro con cuerpo, el Café Avellaneda te satisfará. Algunos cócteles sorprendentes también. El local es muy pequeño, pero aún así puedes sentarte junto al mostrador y disfrutar de tu bebida caliente servida en una bandeja de madera. Encantador.

Abierto en dos plantas y decorado con adornos dorados, porcelana, muebles antiguos y retratos en blanco y negro, este encantador café sirve deliciosos bocadillos, empanadas, bagels, quiches y postres en un ambiente cálido y sorprendente. La música de Satie o Liszt resuena en los altavoces creando una atmósfera nostálgica de principios del siglo XX. Puedes leer una buena novela en la pequeña terraza de la segunda planta y disfrutar de la hora del té con los amigos.

Los chilangos llaman a Blend Station la meca de los autónomos en la Ciudad de México. En un espacio amplio y luminoso, se ofrecen cafés de comercio justo de productores independientes de todo el mundo. Los baristas se apresuran a compartir sus conocimientos sobre las diferentes características de sus productos mientras preparan capuchinos, flat whites, mokas y batidos de gran calidad. También sirven tostadas de aguacate, shakshukas y otros platos sanos y nutritivos elaborados con ingredientes frescos y ecológicos.

En esta íntima y oscura sala de cata, podrá participar en un animado y constructivo intercambio sobre los misterios del mezcal. El personal no sólo le enseñará a elaborar esta deliciosa bebida hecha con las hojas y raíces del árbol de la yuca, sino que también le presentará una rigurosa selección de mezcales artesanales y ancestrales de unas 40 variedades de agave. Trabajan con productores independientes y certificados y garantizan la calidad impecable de sus productos. Una verdadera sorpresa.