Madera tallada y pintada
Rumania tiene una larga tradición en el trabajo de la madera, como lo demuestran los monumentales portales tallados en la entrada de las casas de Maramureș o del País sículo (región histórica al este de Transilvania). La madera, que no falta en estas regiones, también se talla para decorar muebles (arcones, armarios, mesas, etc.), marcos de puertas y ventanas, cachabas de pastor, ruecas de hilanderas, utensilios de cocina, etc. Un arte cotidiano que se expresa particularmente en cucharas de madera (linguri din lemn) con mangos finamente cincelados. Este puede ser un pequeño y ligero recuerdo, fácil de transportar, una versión condensada de este conocimiento popular. Las encontrará especialmente en Maramureș, por supuesto, así como en Bucovina y un poco a lo largo de todo el país. Cabe mencionar también la tienda Art and Crafts en Sighișoara, cuyo fundador, Mark Tudose, es un especialista en el género. My Romanian Store, en Bucarest, también tiene una buena colección, al igual que el Museo Nacional del Campesino Rumano.
Los motivos, geométricos o figurativos (espirales, estrellas, flores, animales, etc.), transmiten sensaciones: esperanza, suerte, amor, salud… Pregunte para elegir el que mejor se le adapte.
Otra faceta de la artesanía de la madera son los muebles pintados, una especialidad de las minorías sajona y húngara. Está claro que no es fácil traer un cofre o un juego de sillas en su equipaje, pero también encontrará objetos más pequeños, como cajas, platos, pequeños taburetes, etc. Recomendamos dos direcciones: The Gifty Shop, una tienda dirigida por un joven artesano en Sighișoara, y M'Art, un taller con sede en Cisnădioara, que tiene una galería en Sibiu.
Cerámica
La tradición de la cerámica en el territorio rumano se remonta al período neolítico, a la época de la cultura Cucuteni, llamada así por el pueblo moldavo donde se hallaron los primeros vestigios de esta refinada civilización. Ha dejado una rica colección de cerámica, finamente ejecutada, decorada con motivos geométricos y primitivos. Puede encontrar cerámicas del tipo Cucuteni en tiendas de artesanía, especialmente en Moldavia.
Hoy en día, las cerámicas rumanas más famosas son las de Horezu, que en 2012 fueron incluidas en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Hechas a mano, representan un arte que a menudo se transmite en el seno de las familias, de generación en generación. Los hombres extraen la arcilla, la transforman y la modelan, mientras que las mujeres se encargan de la decoración, utilizando un cuerno de buey ahuecado extendido por un palo fino. La cerámica de Horezu se reconoce por sus colores, con tonos castaño oscuro, rojo, verde, azul y marfil. El motivo principal es el gallo, símbolo de esperanza y renacimiento. También hay pavos reales, peces, el árbol de la vida, el sol y todo tipo de motivos vegetales y geométricos.
La cerámica de Corund, municipio del distrito (județ) de Harghita en Transilvania, se caracteriza por sus motivos florales y animales. Puede ser bicolor (blanco y castaño o azul cobalto) o multicolor. La cerámica de Marginea, en Bucovina, se caracteriza por su color negro, único en Europa, que se obtiene cerrando el horno durante la cocción: el humo, que queda atrapado, penetra lentamente en la arcilla. Puede observarla en el Centro de Cerámica Negra, en la carretera principal del pueblo. Allí encontrará una variedad de objetos y verá a los artesanos trabajando en el taller de producción. También están las cerámicas de Maramureș, que difieren de una zona a otra: las de Baia Mare son diferentes de las de Baia Sprie, Săcel o Vama, en cuanto a patrones, colores y técnicas utilizadas.
Si bien los pueblos mencionados son lugares privilegiados para ver a los ceramistas trabajando y hacer sus compras, encontrará ceramistas por todo el país. Sin embargo, cuidado con las baratiajs industriales. También debe saber que estas cerámicas se diseñan hoy principalmente para uso decorativo.
Batas y textiles
Pieza clave del traje popular rumano, inmortalizada en un famoso cuadro de Matisse, la blusa de mujer (ia) se distingue por la finura de sus bordados y la riqueza de sus motivos y símbolos. Confeccionada en algodón, lino o seda, contaba, a través de sus patrones y colores, la identidad de su portadora: su región, su estatus social, su edad, su trabajo, etc. Las mujeres jóvenes tendían a usar colores vivos para atraer la atención de un posible esposo, mientras que las mujeres casadas y ancianas empleaban colores más modestos. Los símbolos geométricos, florales, naturales o cósmicos transmitían un significado místico, un poder: la cruz protege del mal de ojo, la flor aporta armonía, el círculo simboliza la renovación…
Caída en desuso durante muchos años, la blusa rumana sufrió la falta de artesanos y artesanas que continuaran la tradición, hoy en día en manos de unas pocas y envejecidas artesanas. Sin embargo, ha conseguido resurgir en los últimos años: muchas mujeres rumanas empiezan a llevarla de nuevo, la mayoría de las veces en una versión revisitada y modernizada, menos elaborada. No tendrá problemas para encontrarla en tiendas de artesanía o de recuerdos, o incluso en algunas tiendas de ropa. No todas tienen la misma calidad: están más o menos trabajadas, más o menos cosidas a mano. Podrá adquirir blusas de calidad en My Romanian Store, en Bucarest, pero también en Artizanat, en Brașov, una tienda cooperativa que reúne productos de todo el país. También hay muchas tiendas en línea. Para ver hermosas antigüedades, visite Boldă de fer, en Sighișoara, o deDor, en Bucarest.
Además de la blusa, otras prendas tradicionales pueden constituir hermosos recuerdos: faldas bordadas, relucientes bufandas florales, calcetines de punto, gorros de lana (caciulă), abrigos de fieltro de lana para hombres, etc. Los amantes de las artes textiles se enamorarán sin duda de las bellas obras rumanas: manteles y servilletas bordados, mantas de lana, alfombras y otros tejidos… A menudo muy coloridos, están decorados con motivos tradicionales portadores de símbolos, como huevos o blusas pintadas, y hechos a mano en viejos telares. Este trabajo, realizado por mujeres, se elaboraba principalmente durante el invierno. Maramureș es particularmente rica en este tipo de trabajos.
Huevos pintados
Tradicionalmente elaborados por mujeres con ocasión de la Pascua, los huevos pintados son una de las manifestaciones más sorprendentes del arte popular rumano. Son un lindo recuerdo, aunque delicado de transportar: deberá encontrar un embalaje adecuado que pueda proteger su frágil cáscara decorada. Al haberse convertido en símbolo nacional, los encontrará por todo el país, en tiendas de artesanía o en las tiendas de los museos etnográficos como el Museo del Campesino de Bucarest. En My Romanian Store, también en la capital, hallará huevos decorados con motivos modernos junto a los tradicionales. Pero las mejores compras las realizará en Bucovina, región emblemática de este arte, y especialmente en tres lugares de visita obligada: el Museo Nacional del Huevo Decorado, en Ciocănești; el Museo de la Artista Lucia Condrea, en Moldovița, y el Museo de Letiția Orșivschi, en Vama.
Iconos sobre vidrio
Los artistas campesinos llevan pintando iconos sobre madera y vidrio desde el siglo XVIII. Muy populares, estaban destinados a proteger los hogares y a fomentar la comunión espiritual durante las oraciones. Los iconos sobre vidrio (icoane pe sticlă) de Transilvania son particularmente famosos ya que la técnica se introdujo tras la anexión de la región por el Imperio de los Habsburgo en 1699. Las representaciones de escenas religiosas, mezcladas con creencias populares y elementos cotidianos, son simples e ingenuas, lo que las hace tan encantadoras. Puede encontrarlos en ferias de artesanía y tiendas de recuerdos, como Art and Crafts, en Sighișoara, o en las tiendas del Museo Astra, en Sibiu. También puede adquirirlos directamente a los artistas, como Ioan Borlean, en Vadu Izei.
Alimentos
¿Disfrutó de la comida durante su estancia? Prolongue el placer envasando en tarros algunos productos fáciles de transportar: mermeladas, miel, zacuscă, salată de vinete, murături… Para preparar un ciorbă de vinete al estilo rumano, traiga un poco de borș en un frasco o en polvo. Por supuesto, puede comprarlos en el supermercado, pero los mejores son los productos de la granja, que encontrará en los mercados, en las pensiones de agroturismo, en algunas tiendas de recuerdos o durante sus peregrinaciones por los pueblos, en los arcenes de carretera, etc…
Bebidas
El suelo, el clima y la variedad de paisajes han favorecido durante mucho tiempo el cultivo de la vid en Rumanía. Incluso se han descubierto vestigios de esta actividad que datan de más de cuatro mil años. Hoy en día, el país es uno de los principales productores de vino del mundo. Su calidad ha mejorado en los últimos años, y los visitantes están encantados de descubrir vinos que no conocían, variados, de alta calidad y baratos, algunos de los cuales tienen su lugar en el mercado internacional de los grandes vinos. Aparte de las variedades más frecuentes en Europa (pinot, chardonnay, cabernet-sauvignon, merlot), también hay variedades típicamente rumanas, como la fetească. Lo mejor es comprar una botella al final de la visita a un viñedo (Cotnari, Murfatlar, Lacerta, Davino, Serve…). Si no, opte por una tienda de exquisiteces o una vinatería, donde encontrará variedad y buenos consejos (especialmente en la excelente Enoteca de Savoya, en Timișoara).
Pero el licor nacional es sin duda el aguardiente de ciruelas, el famoso țuică. También se llama palincă (en Transilvania, bajo influencia húngara), cuando se refina varias veces, o răchie o horincă en Maramureș. Se puede elaborar, asimismo, con albaricoque o fresa, como en Satu Mare. Además, cabe mencionar el vișinată, preparado con guindas, y el afinată, un delicioso licor de arándanos. En el campo, mucha gente elabora su propio licor casero, y algunos lo venden. También encontrará algunos en el mercado, en los supermercados o en el aeropuerto.