Los mejores restaurantes Jutlandia Central

Skovmøllen es un molino de viento de 350 años de antigüedad situado en medio del bosque de Moesgård. Un lugar romántico bajo un tejado de paja: el entorno es idílico. La comida es muy danesa, con una presentación cuidada y decididamente moderna —con nuevos sabores—, y da prioridad a los productos locales de temporada. El restaurante está dirigido por Rune Aaby y su joven y dinámico equipo. Se trata de uno de nuestros locales favoritos, que combina el pasado y la arquitectura tradicional con una cocina contemporánea y gourmet. El brunch del fin de semana es un auténtico festín. Se recomienda reservar.

El restaurante Gastronomisk Institut está instalado en un magnífico edificio: el Knudhule Badehotel, con vistas a Knudsø y a los alrededores de Himmelbjerg y Himmelbjergtårnet. Cocina sencilla y sabrosa en un entorno muy agradable. Los menús de temporada combinan una selección de dos a cinco platos, con o sin vinos de acompañamiento. Una escuela de hostelería donde también se puede dormir. Un gran servicio que también atiende a los futuros profesionales de la hostelería.

Un dúo al frente de Miró. Es un restaurante gastronómico de calidad, con productos daneses, toques orientales y referencias francesas. Una carta de vinos muy refinada. Un ambiente apacible en el comedor. La fórmula es sencilla: un menú de cinco platos que puede mejorarse añadiendo foie gras o caviar. Una copa de vino cuidadosamente seleccionada puede acompañar su plato. En este caso, le costará el doble del precio del menú. ¡Pero este maridaje marca la diferencia!

Un restaurante gourmet en el que sirven auténtica cocina danesa elaborada por un chef francés. En los últimos diez años el restaurante ha sido galardonado con dos estrellas por la Guía Danesa de la Gastronomía ¡Y lo merece con creces! En el menú, fórmulas de hasta siete platos: espárragos blancos, vieiras, guisantes y cebolletas; bogavante o pulpo, cebolla, pimiento y chorizo; espárragos verdes, jamón skagen, huevo y estragón; ternera danesa a la parrilla y tartar, cebolla y brócoli; y carrito de quesos franceses de Mons. Todo elegantemente presentado en el plato.

Un local gastronómico que ha hecho de la carne de vacuno su especialidad. Pero no cualquier carne: ¡ganado criado en pastos y carne madurada! Desde hace varios años la casa madura su carne en seco. La maduración es un proceso de secado que confiere a la carne una gran ternura y sabor. El restaurante ofrece un servicio impecable en un entorno cálido de madera y cobre con vistas a las cocinas. Los platos se piden con una pequeña tarjeta y se utiliza la servilleta a cuadros que cuelga bajo la mesa. Bufé de entrantes a elegir.

El concepto de comida callejera se puede encontrar prácticamente en cualquier lugar de Dinamarca. En este caso consiste en un gran hangar (antiguamente utilizado para los autobuses DSB) donde varios restauradores se instalan alrededor de grandes mesas. Hay veinticuatro opciones: italiana, mexicana, china, india o también danesa, en el interior o al aire libre, en mesas hechas con palés y madera recuperada. Es una gran oportunidad para probar nuevas cocinas.

Los Blues Brothers le dan la bienvenida a este restaurante de decoración moderna. Está situado orillas del canal, en la calle de bares y restaurantes donde estudiantes y profesionales se reúnen para el afterwork. La cocina se inspira en los clásicos europeos y transatlánticos, con especial atención a las especialidades danesas. Hay para todos los gustos. Los veganos también estarán encantados. El servicio es atento y profesional. Y los platos son de la mejor calidad. Uno de nuestros favoritos por la presentación, la cantidad y el sabor. Un establecimiento que no hay que perderse.

Un antiguo hotel balneario reconvertido en restaurante, o más bien en posada. Es el tipo de lugar que nos encanta, con un ambiente auténtico, suave, sereno y un poco fuera de tiempo. En un entorno rural, junto a un lago, con una largo pontón de madera que se adentra en el agua. Atractivo edificio blanco y habitación con techo bajo. Para comer, cenar o simplemente tomar un café por la tarde junto al agua. Cocina danesa sencilla y gustosa, muy bien presentada en el plato.

Reconocible por su fachada amarilla con una gran entrada saliente. Situado en la plaza del museo de la ciudad, el ambiente de este café es agradable y relajado. En la planta baja, un bonito salón se abre a una amplia terraza, y en la primera planta se encuentra la barra para hacer el pedido, rodeada de algunas mesas a ambos lados. Está decorado con antiguos carteles publicitarios. La clientela es variada. Hay una buena selección de vinos y cervezas. El local es muy luminoso gracias a los grandes ventanales, y acogedor por la noche.

En la esquina de dos calles peatonales, Humlechock le da la bienvenida con buen humor. Es un local para comer o tomar una copa sin arruinarse, en un ambiente de pub joven y jazzy. Confortables banquetas invitan a sentarse alrededor de mesas cubiertas con manteles. Alargado con una terraza, el interior se caracteriza por una gran barra larga y redondeada de zinc y asientos de cuero, ¡negro por todas partes! La carta ofrece platos sencillos (hamburguesas, ensaladas, sándwiches...) pero muy bien presentados, y una selección de nueve cervezas de barril.

Este café abrió sus puertas por primera vez en 1924, gracias al comerciante de vinos Jens Jørgensen, con el nombre de Park Alleens Vinstue. En 1928 se amplió con un restaurante. Su decoración de pub inglés, todo madera, iluminación tenue, cuero verde... sigue ahí. Pero la comida es danesa, el smørrebrød es abundante y los precios asequibles. Música de piano grabada y el ruido de fondo de los restaurantes internacionales. Frente al ayuntamiento, como su nombre indica.