Cafeterías y salones de té Altos Pirineos

La panadería ofrece una amplia gama de panes con distintas harinas, pero no sólo eso. Al fondo de la tienda hay un salón de té, exquisitamente amueblado. En invierno, la chimenea da al lugar un ambiente cálido y acogedor. Sentarse en los cómodos bancos ante un té delicadamente perfumado o un chocolate a la antigua, acompañado de una tortita de azúcar o un pastel de arándanos, se convierte en un auténtico momento de placer. También podrá disfrutar de un excelente desayuno con la buena repostería de la tienda.

En el corazón de una antigua estación de ferrocarril reconvertida en boutique, la Biscuiterie Védère le invita a disfrutar de una experiencia gastronómica única. Además de sus dulces caseros, pone el acento en las delicias regionales. A pocos pasos, una locomotora histórica BB4240, construida en 1934, recuerda el rico pasado ferroviario de Bagnères-de-Bigorre. Para mejorar la experiencia, Védère ha diseñado un salón de té en un auténtico vagón de la SNCF. Mientras saborea las especialidades locales, podrá admirar la majestuosidad de los Pirineos, en un marco cargado de historia y delicias gastronómicas.

En este salón de té en el que reina el buen humor, seguro que te lo pasarás en grande mientras disfrutas. Situado en una de las calles más encantadoras de Bagnères, es el lugar perfecto para una escapada gastronómica. Disfrute de un excelente desayuno o, en cualquier momento del día, deléitese con un excelente chocolate caliente sin sentirse culpable. Se hace a la vienesa con un toque de nata montada casera. Se sirve con un crêpe, un trozo de tarta casera o un gofre dorado. El menú también incluye una amplia selección de tés y cafés de diferentes añadas.

En este lugar mágico, las formas, los muebles, los colores, la ambientación y los olores se mezclan como en un sueño. Salón de té, pastelería, chocolatería, heladería con 18 sabores, pero también restaurante y crepería, es la guarida de todos los placeres. En verano, la pasta y las ensaladas acompañan al pollo o al cerdo negro; en invierno, una sopa y las tortitas de trigo sarraceno, incluidas las famosas con queso de cabra, o la morcilla y las manzanas, encantan a los gastrónomos. La farandula de postres se compone de cuarenta pasteles: desde gofres hasta tostadas francesas y crepes.