Cervecerías artesanales y microcervecerías Dijonnais

Elixkir: una bonita contracción que no deja de recordar el famoso canon. Nacida en 2015 de la imaginación y el talento de Amélia y Guillaume -un cervecero de Dijon-, esta cervecería acoge a los verdaderos amantes de la cerveza. Elaboradas y producidas según el método tradicional, las cervezas tienen nombres tan evocadores como divertidos: Le Péché du chanoine, La Rude école, Ibu profana, o Tirami Stout para tomar una cerveza en el café, por nombrar sólo algunos. Según seas pelirroja, morena o rubia, no dudes en pedir consejo, la acogida es encantadora.

Nicolas Poirier, máster en procesos de fermentación para la industria alimentaria, creó su propia fábrica de cerveza tras varias experiencias en cervecerías regionales. Su ambición es ilustrarnos sobre las buenas cervezas llevándonos de viaje. Arcane, la lager de 6 grados, es una cerveza belga de estilo abadía. Shangri La, la cerveza blanca con su toque de jengibre, aporta todo el frescor que se pueda desear. La cerveza negra, una porter británica a 6 grados, añade un toque de cacao. Situada a 10 minutos de Dijon, la cervecería tiene una capacidad de producción de 150 a 300 hl al año.

La Kanopée es una microcervecería nacida de la pasión de Thierry Kniebiher. El bar-terraza contiguo a la cervecería permite degustar las cervezas in situ. En 2024, 6 recetas de cerveza están disponibles de forma permanente, con una clara preferencia cervecera por la Pale Ale. Además de esta colección permanente de cervezas de calidad, Thierry crea nuevas recetas según la temporada o su inspiración del momento. Encontrará una increíble Cocoa-Griotte Stout, una cerveza ecológica de grosella negra de Borgoña, ¡e incluso la imprescindible cerveza de Navidad!

En este antiguo molino de harina, las cervezas son caseras, un concepto de microcervecería artesanal creado por los hermanos Pierre-Elie y Quentin, cerveceros desde hace 10 años. Frente a la Cité de la Gastronomie, descubra este gran espacio con un bar, cubas a la vista y grandes mesas en un entorno industrial y verde. El menú incluye también vinos, zumos de frutas y platos. Además de ser un bar acogedor, Un Singe en Hiver combina placer y cultura, con un espacio de exposición de 150 m² en la planta superior dedicado a las artes digitales y la música contemporánea.