Unida a tierra firme por 7 kilómetros de arena, la península de Quiberon atrae a los amantes del mar. En el siglo XIX, una veintena de conserveras empleaban a más de 1.500 trabajadores, convirtiendo a Quiberon en el primer puerto sardinero de Francia. Desde entonces, el turismo ha tomado el relevo. En temporada alta, hay que armarse de paciencia para llegar, debido al intenso tráfico. La línea TER Auray-Quiberon también se ha ganado su nombre: ¡el Tire-Bouchon! Este tren regional circula durante toda la temporada alta y algunos fines de semana de junio y septiembre. Además de tener todo el encanto de una línea de verano para pasear tranquilamente por la península, tiene la ventaja de llegar a varias estaciones pequeñas hasta Quiberon, evitando los atascos estacionales. Haga lo que haga, en coche, en tren, en bicicleta o a pie, la vista será impresionante cuando llegue al istmo, el delgado brazo de tierra dominado por el fuerte Penthièvre y que separa la bahía de Quiberon del océano Atlántico. Los dos lados de la península ofrecen un contraste sorprendente. Mientras que la costa oriental es tranquila y arenosa, la occidental, conocida como "Côte Sauvage", es rocosa y azotada por el oleaje.Los ciclistas pueden recorrer la tranquila vía verde desde el pequeño puerto de Etel hasta Port-Maria, pasando por Erdeven, Plouharnel y la Côte Sauvage. Para los senderistas, el GR® 34 hace un bucle alrededor de la península. Disfrute del hermoso paisaje de cipreses y pinos piñoneros a lo largo de las dunas. De Sainte-Barbe a Mané Guen, las grandes playas frente al Atlántico son muy populares entre los surfistas y otros aficionados a los deportes de tabla. Encontrará fácilmente empresas de alquiler en el centro de Plouharnel, y a veces al borde de la playa en verano. Del lado de la bahía, le esperan bonitas calas protegidas en Penthièvre, Kerhostin y hasta Quiberon. La Côte Sauvage se extiende desde Portivy hasta Château Turpault en Quiberon, con un sendero costero accesible a través de varios aparcamientos. Tanto en verano como en invierno, el paseo por los acantilados es muy bonito, aunque a menudo ventoso Quiberon y su paseo marítimo son un lugar ideal para disfrutar del aire marino y reponer fuerzas. En un día despejado, podrá ver Belle-Île, Houat y Hœdic, según donde se encuentre, tres islas a las que se puede llegar desde el embarcadero (varias salidas al día, según la temporada).
