Detrás de la larga fachada de piedra precedida de una bonita terraza, un gran comedor con una magnífica e inesperada escalera de temporada que fue, al parecer, en una vida anterior, escalera de cáscaras. Paneles de madera, una gran chimenea donde crepican los leños, el conjunto tiene innegablemente carácter. El lugar se reanudó en 2015 para una nueva identidad femenina por 2 amigas de edad avanzada. Y lo menos que se puede decir es que saben lo que quieren: Han continuado la cocina tradicional y han añadido la confección de crepes. Están en cocina por la mañana y se vuelven a la sala en cualquier momento. Los productos trabajados son frescos para el máximo placer de los habituales de la fórmula del mediodía y de los clientes nocturnos gracias al menú y a los crepes. Continuidad pero mejor…