Qué ver y hacer Bydgoszcz

La iglesia más antigua de Bydgoszcz es un notable ejemplo de arquitectura gótica. Sus interiores son excepcionales e impresionantes. Sus paredes y techos están cubiertos de vivos colores, policromías pintadas entre 1922 y 1925 por Henryk Jackowski, inspirado en las ideas modernistas del movimiento artístico Młoda Polska. La combinación de colores con la arquitectura gótica y los altares barrocos es impresionante. Visita obligada.

El casco antiguo de Bydgoszcz, fundado a principios del siglo XV, ha conservado su forma elíptica medieval a pesar de los daños infligidos durante la invasión sueca en el siglo XVII. La calle peatonal ul. Długa es la principal arteria de la ciudad y ofrece una encantadora mezcla de tiendas y bares. En el siglo XIX, la ciudad fue renovada por eminentes arquitectos alemanes, lo que le valió el sobrenombre de "Kleine Berlin" (Pequeña Berlín). No se pierda el mercado cubierto de ul. Magdzinskiego, que puede visitarse en hora y media.

No lejos de la Isla del Molino, en el puente Jerzy Sulima-Kamiński, se puede admirar la famosa escultura El hombre que cruza el río. Esta obra de Jerzy Kędziora se instaló en 2004 para conmemorar la entrada de Polonia en la Unión Europea. La idea de colocar la escultura en el río Brda fue del vicepresidente de Bydgoszcz, Maciej Obremski. La escultura muestra a un joven en taparrabos caminando sobre una cuerda tendida sobre el río. La escultura no es ni mucho menos única en el paisaje urbano polaco, y es una prueba de la popularidad de su autor, que ha conseguido que le encarguen la mayoría de los centros históricos de Polonia, como por ejemplo Lublin y Cracovia. En una mano sostiene una pértiga, en la otra una flecha, y en el hombro lleva sandalias romanas, igual que El Arquero (Łuczniczki) de Bydgoszcz, otra escultura icónica de la ciudad. Bajo la cuerda hay una golondrina. La figura está hecha de compuestos de resina con polvo de latón. La altura de la figura es de 2,2 m, el peso es de 50 kg. El poste mide 6 m y la cuerda más de 100 m. La figura mantiene su posición vertical porque el centro de gravedad de la figura está debajo de la cuerda de la que está suspendida. Así, la escultura mantiene su equilibrio.

El joven representa al admirador de la bella arquera, que lleva la flecha lanzada por la belleza de bronce al otro lado del río.

Bydgoszcz cuenta con una oficina de turismo llamada Centro de Información de Bydgoszcz. Los visitantes pueden obtener información sobre las atracciones turísticas de la ciudad y la región, los próximos eventos y los alojamientos disponibles. Bydgoszcz ofrece muchas atracciones turísticas, como la Wyspa Młyńska o la Katedra Bydgoska. Los visitantes también pueden disfrutar de la bella arquitectura y los museos de la ciudad.

Situado en la sorprendente Isla de los Molinos, este atípico museo alberga la mayor colección de arte polaco contemporáneo del mundo, con una amplia sección dedicada también al arte moderno. Todos los grandes artistas polacos están representados aquí: de Witkiewicz a Kantor, de Hasior a Nowosielski. Forma parte del complejo de museos del distrito Leon Wyczółkowski. Es una parada imprescindible cuando se visitan los museos de la Isla de los Molinos, ¡y la recomendamos!

Situados a orillas del río Brda, en el casco antiguo, estos silos de trigo son un símbolo de la ciudad y de su pasado comercial. Debido a su grave deterioro, las obras de renovación comenzaron en 1993 y se terminaron finalmente en 2006. Ahora albergan el Departamento de Historia, el Departamento de Artes Gráficas, el Departamento de Etnografía y el Departamento de Música, así como un magnífico museo regional dedicado a la ciudad y su historia.

En la confluencia del río Brda y el canal de Bydgoszcz, en pleno centro de la ciudad, se encuentra la pequeña Ile aux Moulins. Construido entre 1773 y 1774, el canal de Bydgoszcz sirve de enlace fluvial con Berlín. El canal fue construido por unos 6.000 obreros alemanes y checos, un tercio de los cuales murieron de disentería. A pesar de este siniestro pasado, la Isla de los Molinos es hoy un remanso de paz y verdor, con sus edificios de ladrillo rojo y sus antiguos molinos reconvertidos en museos (sobre todo, el museo regional).