La Costa Daurada puede visitarse durante todo el año. Un destino único para aprovechar el tiempo libre. Ya sea en la costa o en la montaña, descubra este otoño -y temporada tras temporada- un territorio rico y diverso en el que hay algo para todos.

Hablar de la Costa Daurada es hablar de sus contrastes, disfrutando tanto de sus playas de arena fina y aguas cristalinas como de sus paisajes de montaña, en la Serra de Montsant y las Muntanyes de Prades, entre otros espacios naturales de gran belleza. Una zona privilegiada donde la gastronomía y la cultura van de la mano, donde el recuerdo de civilizaciones pasadas convive con tradiciones vivas llenas de color y magia.

Hablar de la Costa Daurada es también hablar de paseos por la orilla del Mediterráneo, que revela sus más bellos reflejos, por caminos naturales o puertos pesqueros. Significa experimentar la adrenalina de los deportes de aventura o disfrutar del silencio único de la ruta del Císter. También es un destino perfecto para brindar por la puesta de sol entre las viñas. Con unas condiciones climáticas privilegiadas - 300 días de sol al año lo confirman - la Costa Daurada ofrece una oferta turística siempre cambiante que se adapta a todos los visitantes.

Si quieres vivir todo lo que ofrece la Costa Daurada durante todo el año, sigue leyendo... y acompáñanos a descubrir la oferta de propuestas, paisajes y experiencias para toda la familia en un destino que sigue siendo inigualable.

Calafell, un destino familiar cargado de historia

El pasado se vive de forma especial en Calafell, donde se puede tocar la historia. De la Ciutadella Ibèrica -que nos hace retroceder en el tiempo hasta el siglo VI a.C. - hasta su imponente castillo medieval, el Castell de la Santa Creu, la huella dejada por los siglos es especialmente viva al visitar esta puerta del Mediterráneo. La iglesia románica de Sant Miquel o el museo Casa Barral, donde vivió el poeta Carlos Barral, son otras visitas obligadas para los visitantes ávidos de momentos culturales.

Sin embargo, Calafell no se limita a su historia. Hoy en día, es uno de los destinos más populares para las familias, que pueden disfrutar de sus cinco kilómetros de playas ininterrumpidas de aguas tranquilas. Aquí podrá refrescarse con un baño, tomar el sol en las arenas doradas o incluso alquilar un catamarán para flotar y disfrutar de las olas.

Por todo ello, Calafell está certificado como complejo turístico familiar desde 2006. Este año también se le ha concedido el estatus de destino certificado de la Biosfera por el Instituto de Turismo Responsable (ITR). Es un reconocimiento al compromiso de la ciudad con la sostenibilidad.

La visita a este rincón de la Costa Daurada también se puede disfrutar en la mesa, degustando el arrossejat -la joya de la gastronomía local, reflejo de su tradición pesquera- o redescubriendo el xató, la ensalada característica del Penedès.

Ya sea por las huellas vivas de su historia, el placer de sus playas o su amplia oferta de ocio, Calafell lo tiene todo para convertirse en una experiencia única y memorable.

El Vendrell, un lugar para que las familias se relajen en plena naturaleza

Relajarse no significa no trabajar: todo el mundo lo sabe en El Vendrell, el destino ideal para los viajeros activos. Hay muchas formas diferentes de relajarse. Van desde el snorkel en la reserva marina de Masía Blanca hasta el pilates o la zumba en un tramo de siete kilómetros de playa en San Salvador, Coma-Ruga o El Francàs. La marcha nórdica también tiene una larga tradición y se ha convertido en un deporte popular con rutas por todo el municipio.

Son playas tranquilas con aguas transparentes. La agradable temperatura del mar se combina con el alto porcentaje de yodo presente en este rincón de la Costa Dorada, lo que hace que el agua sea especialmente saludable. El Vendrell es especialmente atractivo para los visitantes que buscan desconectar de la rutina y reconectar con su cuerpo, mientras redescubren la naturaleza y el aire libre

Si quiere caminar, el espacio natural de las Madrigueres -un humedal desde el que se pueden observar numerosas especies de aves de gran valor natural y paisajístico- o la ruta de la piedra seca son las opciones preferidas por los aventureros. Y después del deporte, ¿qué mejor manera de celebrarlo que con un buen xató o una copa de alguno de los cavas u otros vinos que se producen en las bodegas de los alrededores y que forman parte de la D.O. Penedès?

Este destino también destaca desde el punto de vista cultural, ya que cuenta con una importante red de museos, como el museo y la casa natal del compositor Pau Casals, que nació en El Vendrell. Además, está la Casa-Museo del escritor Àngel Guimerà, el Museo del Deu y la Fundación del escultor Apel.les Fenosa, que se encuentra en una de las zonas más emblemáticas de la localidad, el Portal del Pardo.

Torredembarra, naturaleza e historia en cada esquina

Si busca un destino para toda la familia, Torredembarra ofrece un entorno arquitectónico, urbano y natural de infinita belleza, así como cuatro kilómetros de playas paradisíacas de arena fina y aguas tranquilas.

La oferta comienza en la playa de Els Muntanyans, dos espectaculares kilómetros de dunas y marismas que fueron declarados Espacio de Interés Natural hace 20 años. Los amantes de la flora y la fauna podrán observar la vegetación autóctona y numerosas especies animales, incluidas las aves migratorias.

Otra opción es la playa de la Paella, una zona ideal para los niños, con varios campos de fútbol y voley playa donde se celebran diversas competiciones deportivas. La experiencia de la playa de Baix a Mar, situada frente al antiguo barrio de pescadores, también es única. Cuenta con un magnífico paisaje submarino formado por tres barras rocosas paralelas a la costa.

La cuarta playa de Torredembarra es la de Canyadell. Se trata de una pequeña cala rodeada por el singular paisaje de los acantilados de Torredembarra, que se puede recorrer a pie realizando alguna de las diversas rutas de senderismo que ofrece el municipio. En esta playa se encuentra también el último faro construido en España, diseñado por el arquitecto Josep Maria Llinàs e inaugurado en el año 2000.

Torredembarra también ofrece al visitante un amplio abanico de posibilidades para el turismo histórico y cultural: podemos visitar el Castell dels Icart -el único edificio civil renacentista que se conserva en Cataluña-, maravillarnos con su casco antiguo o retroceder en el tiempo siguiendo la ruta de los indianos.

Tarragona, enamorarse de la historia viva

"De Manios Vibios para la Menrva". Este es el texto de la inscripción latina más antigua de Iberia, grabada con un puñal en la torre dedicada a la diosa de la sabiduría, Minerva. Y esto es en Tarragona, ¡por supuesto! La antigua Tarraco, una de las principales capitales de la Hispania romana, se ha convertido en un lugar privilegiado y sorprendente para descubrir una civilización milenaria.

Tarragona cuenta con más de una docena de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad, entre ellos el anfiteatro, donde los gladiadores luchaban junto al mar, el Arco de Berà y el Foro. Pero la inmortal herencia romana no sólo está en las piedras: también está en la hospitalidad de los tarraconenses. Tarragona es una historia ancestral que se puede descubrir cenando bajo las bóvedas del circo romano o tomando un refrescante vermut rodeado de más de 2.000 años de patrimonio.

Desde la Tarraco romana podemos dar un salto a la época medieval, ya sea paseando por las estrechas calles del casco antiguo o visitando la impresionante catedral, a medio camino entre el románico y el gótico. Y podemos seguir recorriendo tradiciones que siguen vivas hoy en día, por ejemplo, en el barrio de El Serrallo, donde los barcos de pesca llegan cada tarde con sus capturas de pescado y marisco. O vea cómo se mezclan las diferentes épocas, como en la plaza de la Font, la plaza del Fòrum y la plaza del Rei, donde la ciudad moderna convive con la imperial.

Más allá de la cultura, Tarragona es también un paraíso natural, rodeado de calas unidas por pinares, dunas naturales y zonas protegidas, así como quince kilómetros de playas familiares. Su clima -una bendición todo el año- y una excelente gastronomía en la que destacan los sabores del mar y de la huerta -desde el suquet hasta el romesco, iconos de la cocina tarraconense- definen un destino único en el que la historia se vive a cada paso.

Salou, vistas privilegiadas al Mediterráneo

Se dice que la belleza atrae, y hay pocos destinos mejores que la ruta del mirador de Salou para quedar totalmente encantado con la hermosa combinación de mar, cielo y naturaleza. Se trata de una ruta que sigue el Camino de Ronda, que conduce a 40 miradores desde los que se puede disfrutar de una magnífica experiencia sensorial a orillas del Mediterráneo, descubriendo las 25 playas, calas y ensenadas de Salou.

Atravesará un paisaje en el que las dunas se alternan con antiguos afloramientos rocosos, en el que los acantilados y viaductos dan paso a arboledas de pinos que se mecen con la brisa marina. En definitiva, un mundo de extraordinaria riqueza natural, geológica y ecológica. El proyecto Camino de Ronda, en Salou, es un ejemplo de sostenibilidad, diseñado para acoger tanto a los amantes de un estilo de vida saludable como a los de deportes como el senderismo y el running.

Atravesar sus caminos y viaductos entre las olas rompientes es también un camino de historia: el Camino de Ronda se llama así porque era la ruta que utilizaban los carabineros -los soldados encargados de vigilar las costas y perseguir el contrabando y la piratería- que hacían las "rondas" e impedían las actividades ilegales. Un pasado aventurero que ahora se ha convertido en un refugio para el público interesado y sensible a la calidad del medio ambiente y la preservación de los espacios naturales.

En definitiva, se trata de una actividad ideal tanto para los habitantes de Salou como para los visitantes, ya que permite contemplar el paisaje costero -las formas del litoral de Salou o su cabo- y la flora y fauna locales. Una experiencia única que, en su punto más alto, se eleva a 77 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo unas vistas que, una vez más, te dejan cautivado por tanta belleza.

Vila-seca, la Pineda Platja, el lugar al que volver

Otra fantástica opción para las familias que buscan entretenimiento es Vila-seca, la Pineda Platja: pocos niños podrán resistirse a pasar un día en PortAventura Park y Ferrari Land. Pero las montañas rusas y los toboganes no agotan las posibilidades de este destino, que nos espera para vivir experiencias únicas.

Vila-seca, La Pineda Platja es también -como su nombre indica- un lugar privilegiado para disfrutar del Mediterráneo. La playa de La Pineda se extiende a lo largo de tres kilómetros, con aguas tranquilas y transparentes y una pendiente muy suave. Un lugar ideal para disfrutar en familia, como certifica el sello de turismo familiar de la Agencia Catalana de Turismo.

Otra posibilidad es explorar las zonas verdes de la región a pie o en bicicleta. El municipio cuenta con tres rutas de bicicleta de montaña para los aficionados. Las rutas cercanas a la ciudad permiten disfrutar de paisajes como la Sèquia Major -un rico humedal que alberga especies animales como el fartet y el galápago europeo-, el parque de la Torre d'en Dolça con sus restos romanos, o los imponentes pinos del parque del Pinar de Perruquet.

Para los amantes de la cultura, el nuevo Celler de Vila-seca -que ya ha abierto sus puertas a los visitantes tras un periodo de restauración y museificación- o el solemne y espectacular Castell de Vila-seca, nos permitirán conocer el entorno desde un ángulo diferente. Mar tranquilo o adrenalina; espacios verdes o itinerario cultural: Vila-seca, la Pineda Platja, ofrece un amplio abanico de opciones para acoger a todos los visitantes que quieran descubrirla.

Más información en la web del Patronat de Turisme de la Costa Daurada y en las páginas de Facebook e Instagram