2024

SOTO DOLMEN

Sitio arqueológico

Perdido en los campos, el dolmen de Soto fue descubierto por casualidad en 1923. Forma parte de los más de 200 monumentos megalíticos encontrados en la provincia de Huelva, erigidos entre el Neolítico y la Edad del Bronce. Aunque la región cuenta con muchos megalatos de este tipo, se distingue por su tamaño. La galería se inscribe en un círculo de piedra, desgraciadamente desaparecido, que originariamente alcanzó 75 metros de diámetro, lo que en realidad es el dolmen más largo de España. Como en Campo Lameiro, el dolmen está enterrado bajo una colina artificial. El edificio tenía varias funciones: servía de sepultura a una madre y a su hijo, de la que se encontraron los esqueletos, pero también, sin duda, de calendario y de observatorio. Los bloques de piedra que apoyan el techo de la galería están todos grabados con símbolos y símbolos.

En el centro de interpretación, un documental en imágenes de síntesis describe la construcción del dolmen por la población de un pueblo vecino cuyos rastros se encuentran a 400 m del lugar. Una segunda película está más cerca de los símbolos encontrados en la galería.

Al acercarse al dolmen, observa el deambulo del que todavía se ve el rastro en el suelo y que hacía todo el recorrido de la colina. Algunas piedras se han quedado, pero la mayoría han desaparecido, partes en la construcción de casas de alrededor o bien sirviendo de galería para asistir a las corridas de toros, como demuestra el rastro en el suelo de la arena, que invade el tumulus. En este último se penetra por una galería de 21 m de largo y al final de la cual la altura bajo techo alcanza los 3,5 m. La piedra más grande que apoya el conjunto pesa más de 20 toneladas. Las excavaciones efectuadas durante su descubrimiento permiten encontrar 8 esqueletos, entre ellos el de un niño. Sobre todo, el día de muchos grabados: dones, siluetas antropogénicas o símbolos adornan las piedras en diferentes lugares, sin que se haya podido hacer una lectura o una interpretación precisas.

Los trabajos de restauración del lugar han sido muy bien realizados. El centro de interpretación, ahogado en el paisaje, es casi invisible y la iluminación de la galería se ha pensado para valorizar bien los grabados.

En 2015, el municipio buscaba adquirir parte del campo vecino en el que, bajo un tumulus, un segundo dolmen un poco más pequeño que aún no ha sido objeto de excavaciones y estudios completos. La primera investigación en los años 1920 permitió encontrar esqueletos de entre 18 y 20 individuos, algunos de ellos hinchados y apoyados en la espalda. Por lo tanto, el lugar dista mucho de haber entregado todos sus secretos.

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