Qué ver y hacer Saint Mary

Llegamos a esta sima del acantilado por un pequeño y corto camino. Aunque la cuesta parezca un poco empinada a la vuelta. Asegúrate de llegar con la marea alta para que sea más impresionante (con la marea baja no es nada especial). Verás una estatua muy kitsch de un diablo con patas de pezuña que se sumerge en un estanque verdoso. Se trata de la enésima réplica (las otras han sido robadas) de un mascarón de proa de un barco del siglo XIX que, según se dice, encalló en las cercanías y dio el nombre de "agujero del diablo" a la formación geológica.

Desde 1831, los sucesivos propietarios de esta hermosa mansión de granito (construida en 1797) se han dedicado al vino, antes de que la tradición se perdiera poco a poco. Afortunadamente, la familia Blayney, con la ayuda de viticultores alemanes y franceses (las variedades de uva son alemana y francesa), consiguió salvar la finca de la ruina en 1968 y restablecer un viñedo de calidad de 6 hectáreas. La producción anual de 13.000 a 21.000 botellas incluye una gama de vinos blancos, tintos y rosados más bien secos y de excelente calidad (Sainte-Marie, Baliwick, Perquage), que se venden en la propia finca.

Durante la visita (10.45 h, 11.45 h, 12.45 h, 13.30 h, 14.30 h y 15.30 h), conocerá el proceso de destilación del vino y del famoso aguardiente de sidra de Jersey. Además, todo ello irá acompañado de una degustación de vino (¡y de un delicioso zumo de manzana local para grandes y pequeños!) Además del vino, también encontrará Grapple (una refrescante mezcla de vino y sidra), sidras, aguardiente de manzana de Jersey y ginebra casera, así como muchos otros productos locales como la tradicional mantequilla negra de Jersey, chocolates, fudges y galletas. También hay una cafetería donde se puede almorzar o tomar el té. Por supuesto, también hay una tienda bien surtida donde podrá hacer sus compras y meter algunas golosinas en la maleta antes de embarcar de vuelta a casa. Una visita obligada a la zona.