MAUSOLEO RUKHOBOD
El mausoleo del jeque Burhanuddin Sagarji, conocido como Rukhobod o «residencia del espíritu», fue construido en 1380 por Tamerlán para albergar los restos de su mentor y de la familia de este. Es uno de los monumentos más antiguos de la ciudad. Su arquitectura es sencilla: una base cúbica de lados simétricos rematada por un tambor octogonal sobre el que descansa una cúpula cónica de 22 m de altura. Dimensiones importantes que recuerdan el origen timúrida del edificio.
Se dice que un mechón de pelo del Profeta fue enterrado con los restos del santo. Su tumba yace casi en el centro del mausoleo, junto a la de la esposa del jeque, Bibi Khalfa. Cuando murió en China, su cuerpo fue momificado y llevado a Samarcanda en camellos, que también están enterrados en el mausoleo, bajo los adoquines. Los adoquines están arañados por los clavos del arquitecto, que firmó así su obra.
Las otras diez tumbas son las de los hijos del jeque: ocho niños y dos niñas. Las de los dos últimos se identifican por su forma más cónica y están decoradas con suras del Corán. La puerta es original y conserva la frase favorita de Tamerlán, grabada en letra árabe: «Alá es el único Dios y Mahoma es su profeta». A principios de la década de 1990 había, junto al mausoleo, uno de los restaurantes más bonitos de la ciudad; según los vecinos, el propietario y su familia enfermaron, víctimas de una maldición, por comerciar en un lugar sagrado. Por tanto, el restaurante ha desaparecido, pero la maldición no ha impedido en modo alguno que los comerciantes de recuerdos ocupen las celdas del khanqah, restaurado en 1996. También fue restaurado el alminar del siglo XIV. Su arquitectura es un reflejo del portal de entrada del khanqah. Justo detrás, la espléndida casa tradicional con iwán, con columnatas y carpintería pintada, es la de Khodja Muin Shukurullaev (1883-1942).