CASA MARISA II
La caboverdiana Marisa les da una cálida bienvenida a su nuevo hogar. Es uno de los pocos alojamientos construidos dentro del cráter; un riesgo considerable sabiendo que la última erupción tuvo lugar a finales de 2014, pero que vale la pena dada la creciente demanda en esta área de Fogo. Es una casa de quince habitaciones, con sala de estar, terraza y baño privado, agua caliente y electricidad permanente (100% a base de paneles solares, único en Chã, ya que no tienen suministro central). Tanto el amplio restaurante, con vistas a la cocina abierta, como las habitaciones están dispuestos alrededor de un gran patio con jardín. Marisa, ahora asociada con Mustafa, le da la bienvenida con una sonrisa y amabilidad a este pequeño remanso de paz que disfruta de unas magníficas vistas del volcán. El lugar es magnífico e ideal como punto de partida para hacer senderismo y escalada en el Pico. Mustafa, turco-alemán, instructor y fundador de la asociación de guías de montaña de Fogo, podrá darle consejos sobre senderismo e incluso guiarle hasta allí. Con él no tendrá problemas de comunicación, pues habla criollo, francés, inglés y alemán. El restaurante de cocina abierta puede acoger hasta cincuenta personas y ofrece platos sencillos y naturales de muy buena calidad. El servicio, muy atento y sonriente, está a la altura de las expectativas.
El lugar, al pie del pico de Fogo, casi en el centro de la caldera, es excepcional. Como el hotel se construyó sobre la lava apenas se había enfriado, uno puede sentir el calor que emana del suelo, que calienta las habitaciones y que solo consiguen enfriarse durante los meses de invierno. Como resultado, las ventanas y puertas permanecen abiertas en todo momento y con total seguridad. Es probablemente uno de los pocos hoteles en el mundo donde las puertas no tienen cerraduras. Un lugar fantástico, en el fin del mundo, ideal para relajarse en paz y tranquilidad.
Amazing food and friendly staff.
Accueil un peu froid mais de bons conseils pour s'organiser.
Chambre dans une des maisons traditionnelles, le confort est rudimentaire mais on sait qu'on ne vient pas ici pour le grand luxe. Le plaisir est ailleurs, avec des activités ou des randonnées organisées pour s'occuper. Il fait chaud la nuit, la lave du sol restitue la chaleur accumulée.
Pour les randonnées qui partent à 6 heures, un petit déjeuner est servi à 5h30 et permet de bien commencer la journée pour partir à l'assaut du volcan. Le repas du soir est très bon et copieux.
A 10 minutes à pied du village où le soir, il n'y a rien d'ouvert. Chacun reste chez soi ou dans sa pension.