Brasserie con vistas al mar y sugerencias a la carta sin pescado ni marisco en Saint-Aubin-sur-Mer.
Esta brasserie sobre la presa y con vistas al mar vale la pena más por su decoración (vinilos en las paredes, fotos de artistas y recuerdos heteróclitos) que por el plato. Si no ha venido con una idea de sus deseos, habrá una tarjeta de lectura de todo tipo varias veces. Pizas, galletas, hamburguesas, mejillones fritos, carne asada, andouillette, tártaro de buey: algunos platos son bautizados con nombres de estrellas y guiños cinematográficos. Nos quedamos aquí, por el lado seductor. Extrañamente, más fórmula (entrante, plato, postre), como antes. Sólo se proponen sugerencias a la carta, pero no hay pescado (sólo bacalao) ni marisco. No hay grandes bandas culinarias, tampoco. Para nuestra decepción, las viejas patatas fritas caseras de ayer fueron reemplazadas por papas fritas de patata, servidas calientes... pero rápido frío. La trucha ahumada casera ganaría a ser cortada en finas láminas en lugar de en porciones imperfectas, el tartar de buey, cortado con cuchillo y, a la inversa, sus ingredientes (cebolla, alcaparras...), menos grueso picado. Por último, la ensalada sería mejor natural que ahogada en el vinagre balsámico. Algo inimaginable: Dejamos la mitad de nuestra comida. En resumen, esta enésima prueba fue para nosotros una muy mala sorpresa (se pasa el precio exagerado de las hamburguesas, pizzas y vinos, las tareas en los bonitos banquetas rojas...). A fuerza de bailar sobre su reputación, ¿Le Charleston se habría metido los pies en la alfombra? Es una lástima.
Chocolat maison avec du bon lait.