Fundada por los romanos en el siglo III a.C. con el nombre de Astibio, Štip es una ciudad sin encanto aparente, dominada desde el final de la Segunda Guerra Mundial por sus fábricas textiles y de calzado. Sin embargo, a pesar de los estragos de la historia y de la azarosa reconstrucción, ha conservado un importante patrimonio antiguo: la fortaleza de Isar, por supuesto, pero también algunas iglesias antiguas escondidas aquí y allá, un bezistan, una torre del reloj, la mezquita de Husameddin Pasha ( siglo XVI), abandonada en la orilla izquierda del Otinja, o el agradable barrio pueblerino de Novo Selo, al suroeste del centro, donde el héroe nacional -y búlgaro- Goce Delčev fue maestro de escuela en la década de 1890. Otros puntos destacados son la calidad del museo local, sin duda el mejor de toda Macedonia Oriental, y una visita a las ruinas romanas y bizantinas de Bargala. Pero decir que Štip es una visita obligada es un poco exagerado. En cualquier caso, la ciudad cobra vida en octubre, con motivo del festival de música popular Makfest (makfest.mk).

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