Los mejores museos Bitola (Битола)

Fundado en 1983, este instituto y museo nacional (НУ Завод и Музеј Битола/NU Zavod i Muzej Bitola) es muy decepcionante. Aunque las colecciones son bastante ricas, los espacios expositivos parecen descuidados, sumidos en una museografía anticuada. Sólo una sala se beneficia de una cuidada presentación: la dedicada a Mustafa Kemal, conocido como Atatürk. El fundador de la Turquía moderna estudió aquí de 1896 a 1899, en lo que fue una academia militar otomana fundada en 1848. Pero este espacio, financiado por Turquía, es todo propaganda y carece de objetos originales. Tampoco hay prácticamente iconos. Sin embargo, la institución alberga el único laboratorio del país que trabaja en la renovación de imágenes sagradas. ¿Y qué hay de la obra maestra, la Inscripción de Bitola ^{del siglo XI}? Ni siquiera está expuesta. Es fácil saber por qué: esta piedra confirma que el emperador Samuel, fallecido en 1014, era búlgaro y no "macedonio", como quiere hacernos creer la historia oficial del país.

Pendientes Navicelle. Ahora viene lo bueno. Entre los objetos más antiguos figura el fósil de un diente de mastodonte desenterrado en la gran mina de carbón de Suvodol, a 21 km al este de Bitola. Perteneció a un antepasado del mamut que vivió aquí hace quince millones de años. En cuanto al Neolítico, nos sorprende esta pequeña casa hallada en Porodin, 12 km al sureste. Realizada en arcilla entre 5800 y 5200 a.C., destaca por sus detalles humanos, como la chimenea en forma de cabeza. Se utilizaba como templo para rendir culto a una deidad desconocida. En el apartado de Antigüedad, destaca este soberbio pendiente de oro con una navicela (en forma de pequeño barco) del siglo ^IV a.C. Fue descubierto en la tumba de una princesa helenizada cerca de Beranci, 16 km al norte. También destaca una máscara de mármol de Heracles del siglo ^II d.C., que se utilizó para decorar el teatro del yacimiento de Herakleia Lynkestis. La historia contemporánea se centra en los trajes tradicionales, los movimientos revolucionarios y los partisanos de la Segunda Guerra Mundial. La Primera Guerra Mundial se despacha rápidamente y no sin error: un casco alemán presentado como francés. También es lamentable que la rica y trágica historia de la comunidad judía de Bitola se presente de forma tan sucinta. En la sección de arte contemporáneo destacan algunos cuadros, como los retratos de Peco Vidimče (1921-2010), de Bitola, y Nikola Martinoski (1903-1973), de Kruševo.

Este asombroso museo privado (Авто & Eтно Музеј/Avto & Etno Muzej) reúne colecciones de coches y motos de época, instrumentos musicales, armas de la Primera Guerra Mundial y trajes tradicionales. El propietario, Boris Tanevski, está muy orgulloso de sus Simca Ariane y Peugeot 404, sus antiguos Opel, Plymouth y Ford, sus Moskvič rusos y sus Zastava y Volkswagen yugoslavos. Después de la visita, se puede comer e incluso dormir in situ (30/55 euros para dos personas con desayuno) para probar la piscina y la rakija casera.