MUSEO DE LA CIVILIZACIÓN DEL AGUA EN MARRUECOS
Un museo de 3 plantas sobre la civilización acuática marroquí, a la entrada de la Palmeraie, con una rueda de paletas en la explanada
A la entrada de la Palmeraie, no querrá perderse este edificio Art Déco. Abierto al público en 2017, el Museo Mohamed VI de la Civilización del Agua en Marruecos -conocido como Museo Aman- es impresionante. ¡Y la rueda de paletas de la explanada no te engañará! El museo ofrece un espacio de exposición permanente de 2.000 m² en tres niveles, cada uno de ellos dedicado a un enfoque específico del agua. La premisa es la relación que la civilización marroquí mantiene con el agua, pero también el fino dominio técnico desarrollado a lo largo de los siglos para domarla. Al igual que el viaje del agua desde las montañas del Atlas hasta las llanuras, la visita se desarrolla de arriba abajo. La primera etapa consiste en (re)descubrir las propiedades científicas del agua, a través de paneles ilustrados e instalaciones interactivas especialmente adaptadas a los niños. En el nivel inferior, se explican detalladamente los recursos hídricos del país y los problemas sociales y medioambientales que plantean. También se aborda la dimensión espiritual y ritual. El agua está muy presente en el Islam, y aprendemos que los habous (instituciones relacionadas con la propiedad de la tierra) garantizaban su redistribución hasta el establecimiento del Protectorado. Esto explica por qué el Ministerio de Habous y Asuntos Islámicos supervisa el museo. Las jemaas, asociaciones consuetudinarias, también participaban en la gestión cotidiana, ya que se trataba de una preocupación de toda la comunidad. El último nivel está dedicado al patrimonio(seguias, khettaras), que variaba según la época y el lugar, y a los avances técnicos en el campo de la hidráulica.
Con este museo, de escenografía "cósmica", Marruecos hace una apuesta de futuro, trabajando para sensibilizar a las jóvenes generaciones. A pesar de algunas redundancias en los elementos presentados, es sin embargo digno de gran interés. Y vale la pena tomarse el tiempo de salir de la medina.
Marrakech junto al río. Si quiere seguir con el tema del agua, la ciudad cuenta con numerosos ejemplos de cómo se ha gestionado este recurso a lo largo de los tiempos. Al borde de la medina, en el lado sureste, los jardines del Agdal, al igual que los de la Menara, dan testimonio de los medios utilizados para contener y almacenar el agua. Por último, las fuentes Mouassine y Chrob o Chouf recuerdan el lugar de estos numerosos puntos de acceso al agua en el corazón de los barrios.