Restaurante en un entorno excepcional que ofrece platos de pescado y carne en Estrasburgo.
Esta es una de las mesas imprescindibles de la gastronomía alsaciana. En efecto, desde hace 30 años, la carta es un elogio a la cocina local. La chucrut se decae -real, a las quenelas de hígado, al jambutiagua, al pecho de oca ahumado, a los peces…- pero siempre es sabrosa, el baeckeofe se sirve el lunes también, al igual que los platos de pescado y de carnes. El servicio está al apéndice, eficaz y sonriente. Para no quitar nada, su situación y su marco son excepcionales: en plena Petite France, un magnífico edificio de entramado de madera y en el techo pentú, mobiliario típico, muebles policcromos, sartén de loza y gran órgano mecánico. Un restaurante impregnado de cultura y tradición regional.