AL AYJAH
Sur y Al Ayjah están separadas por el canal marítimo que alimenta las aguas de la laguna. Durante siglos, los dhows han ido y venido, los marineros se han embarcado y los trabajadores han tallado las popas en forma de herradura. Para cruzar la laguna, había que tomar un barco o hacer el viaje de ida y vuelta de diez kilómetros por el fondo de la laguna. Pero, como habrás comprobado, el Gobierno de Omán no escatima en infraestructuras viarias, y en 2010 decidió construir en Sur el primer puente colgante del país. Para llegar a Ayjah, se aconseja a los caminantes que, si el tiempo lo permite, dejen el vehículo en el lado Sur y crucen a pie esta magnífica estructura de 204 metros de largo. Los arquitectos son, como era de esperar, los alemanes de Schlaich-Bergermann, líderes mundiales en estructuras de vanos suspendidos, responsables de muchos de los estadios del Mundial de fútbol de Sudáfrica, así como del proyecto de pasarela peatonal del Monte Saint-Michel. Al final del puente, gire a la izquierda para llegar rápidamente al pequeño fuerte encalado situado en el centro del pueblo (Fuerte de Al Hamooda, abierto de domingo a jueves de 8:30 a 14:30). Desde aquí, le recomendamos dar un tranquilo paseo por la orilla de la laguna y subir hasta el faro para disfrutar de una magnífica vista de las aguas increíblemente coloridas. El ambiente tranquilo y anticuado del pueblo contrasta con el bullicio y el estilo general de la ciudad de Sur, justo enfrente, y eso es lo que lo hace tan interesante.
Pero, ¿por qué este pueblo aislado desde hace mucho tiempo, a las barbas de la aglomeración urbana? ¿Y por qué este desarrollo arquitectónico tan diferente? Los historiadores nos cuentan que Al Ayjah, como Al Ashkhara un poco más al sur, es tierra wahabí, algo extremadamente raro en Omán. En 1928, los jeques rebeldes de los Beni Bu Ali establecieron aquí un puesto aduanero independiente e izaron una bandera para marcar su soberanía. Adoptaron el gobierno del sunismo wahabí al estilo saudí, como hicieron los qataríes un poco más tarde en el Golfo. Al sultán, obviamente, no le gustó la idea y pidió ayuda a los británicos para poner a raya a estos agitadores, un pulso que duró 24 meses. Los revolucionarios son un recuerdo lejano, pero el rigor religioso sigue estando a la orden del día en esta parte concreta de la ciudad, lo que explica la presencia sistemática del velo facial entre las mujeres. Así que no olviden, señoras, asegurarse de que no vienen vestidas de iberas.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre AL AYJAH
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