Restos del pasado

De la época romana quedan las ruinas de Aquincum, uno de los mayores parques arqueológicos del país. Construida entre los siglos II y III, la ciudad contaba con termas y un gran anfiteatro, cuyos cimientos aún pueden verse. Del estilo romano sólo queda una sorprendente réplica de la soberbia iglesia románica de Ják, en los terrenos del castillo de Vajdahunyad, construida en el siglo XIX. La mayor parte de los restos góticos pueden verse en la colina de Buda. También destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Budavár (o iglesia de Matías), el edificio religioso más antiguo de la ciudad. Fue también durante este periodo cuando se estableció el modelo de casa urbana de Budapest, con el primer edificio orientado a la calle y provisto de un porche que daba acceso al patio interior, alrededor del cual se disponían los demás edificios, unidos por pasadizos. El mejor ejemplo del Renacimiento es el palacio real de Višegrad, que el rey Matías hizo reconstruir según los cánones en boga en la época, inspirándose en gran medida en modelos italianos, sobre todo en el trabajo y la ornamentación de las ventanas.

Los otomanos dejaron tras de sí algunos bellos vestigios, como el mausoleo de Baba Gül, los baños de Veli Bej y los soberbios baños de Király, construidos en 1565 y dotados de una atmósfera mágica y etérea, que desgraciadamente están cerrados desde 2020.

Esplendor barroco

Durante los siglos XVII y XVIII, bajo el impulso de los Habsburgo -que reinaban en el reino desde la expulsión de los otomanos- y de los jesuitas -cuya influencia seguía creciendo-, la ciudad adquirió edificios ricamente decorados, a menudo en ocre (apodado "amarillo María Teresa" por la emperatriz y reina de Hungría). Entre las joyas barrocas de Budapest destacan laiglesia de Santa Ana, con sus dos campanarios (el canon jesuítico de las iglesias nórdicas) y el juego de líneas contrastadas de su fachada, y el palacio de Budavár, con su cúpula central y su mirador inspirados en modelos italianos. Los palacios y residencias de verano también se decoraron con colores barrocos, como el palacio de Erdődy -con su macizo zócalo abovedado- y el castillo de Gödöllö, la primera residencia diseñada como un todo (incluyendo patio, edificio y jardín) y cuyo pabellón central está marcado por una entrada monumental rematada con una cúpula.

Majestuosidad neoclásica

A partir de la década de 1820, la ciudad entró en un periodo de gran prosperidad, que se reflejó en una oleada de construcciones en la que proliferaron museos, teatros, baños y hoteles. En su deseo de crear una ciudad armoniosa y homogénea, la burguesía abandonó las fantasías del Barroco en favor del elegante rigor del periodo neoclásico. La armonía, la simetría y la limpieza de los volúmenes son las señas de identidad de los edificios de este periodo. El mejor ejemplo de este estilo es sin duda el Museo Nacional Húngaro, un largo edificio rectangular con un pórtico central de ocho columnas corintias y un frontón esculpido. Otra obra maestra neoclásica es el Puente de las Cadenas, el primer puente de piedra construido sobre el Danubio. Los dos pilares se asemejan a pequeños arcos triunfales a los que están unidas las cadenas que sujetan el tablero del puente. El Templo Evangélico de Deák fue diseñado por Mihály Pollack, el gran arquitecto de la ciudad neoclásica, y en su fachada destaca un pórtico con cuatro pilares dóricos.

Eclecticismo y estilo húngaro

A lo largo del siglo XIX, la dominación de los Habsburgo pesó sobre Hungría, que utilizó la arquitectura como vehículo para el despertar nacional, inspirándose tanto en los grandes estilos estéticos europeos como en las fuentes de la cultura y el folclore húngaros. Fue el advenimiento de estilos neo impregnados de referencias nacionales. Los mejores ejemplos de este periodo son el Parlamento, cuya ostentación neogótica exalta las virtudes constitucionales de la nación; laÓpera Nacional, cuyo estilo neorrenacentista se expresa en oro y mármol; la Basílica de San Esteban, con su cúpula de 96 m, la misma altura que el Parlamento, y que simboliza la igualdad de la Iglesia y el Estado; y los soberbios baños termales neobarrocos Széchenyi. En 1896, miles de visitantes acudieron a admirar los esplendores de la capital durante la exposición que conmemoraba el milenio húngaro y destacaba las fuentes de la identidad nacional. Para celebrar la ocasión, se llevaron a cabo importantes obras urbanísticas, empezando por la creación dela avenida Andrássy (los "Campos Elíseos" de Budapest) y la instalación del primer ferrocarril subterráneo. La Villa del Milenio era una mezcla de viviendas tradicionales húngaras y casas típicas de minorías étnicas con reminiscencias turcas e hindúes, un recordatorio de los orígenes orientales del pueblo magiar. Otros edificios son el Bastión de los Pescadores, una joya neorrománica, y laiglesia de San Matías, con sus impresionantes torres neogóticas. En un espíritu de romanticismo y simbolismo, los húngaros multiplicaron sus referencias al pasado nacional, como en el caso de la Gran Sinagoga de Pest, cuyas influencias orientales pueden admirarse en sus torres en forma de minarete rematadas con bulbos, o el Reducto de Pest, con sus frisos de inspiración islámica, arcos orientales y esculturas de las principales figuras de la nación. La arquitectura se convirtió en una herramienta de resistencia.

Art Nouveau y Art Déco

A principios del siglo XX, los arquitectos se liberaron de los estilos históricos para dedicarse a crear un nuevo lenguaje formal nacional. El gran teórico de esta nueva arquitectura húngara fue Ödön Lechner. Budapest se convirtió en el corazón palpitante del Art Nouveau húngaro: la Szecesszió. Las principales características de este estilo decididamente húngaro son la incorporación de motivos decorativos inspirados en Oriente o extraídos del folclore nacional, el uso de la mayólica (cerámica) como elemento de revestimiento y decoración, la cubierta de los edificios con tejas multicolores, el juego de líneas contrastadas en las fachadas y la presencia de torres en las esquinas para acentuar la monumentalidad de los edificios. Entre las joyas de la época destacan el Museo de Artes Decorativas, apodado el "Palacio Gitano", y la finca Gresham, cuyas puertas de hierro forjado representan pavos reales y corazones, dos de los grandes símbolos de la Secesión húngara, la casa Thonet en el número 11 de la calle Váci, la casa Bedő, elInstituto Húngaro de Geología y Geofísica con sus azulejos azules, y la Caja Postal de Ahorros con sus variaciones de ladrillo y cerámica.

Poco a poco, las líneas se hicieron más geométricas y la decoración más refinada. La transición al Art Déco comenzó con edificios como el Instituto para Jóvenes Ciegos, con su sobria fachada de ladrillo rojo sin decoración. En el periodo de entreguerras, el régimen autoritario de Miklós Horthy impuso normas estrictas, sobre todo en arquitectura. Esta dictadura formal, que propugnaba la vuelta a los edificios neoclásicos y neobarrocos, aplastaba cualquier atisbo de modernismo o progreso. Las colinas que rodean Buda se cubrieron de villas de estilo neobarroco diseñadas para exaltar el patriotismo y el triunfo del cristianismo. Pero también aquí se resistieron algunos arquitectos, que utilizaron el estilo Art Déco, entonces en boga en Occidente, como trampolín para el arte nacional moderno. La tienda Magyar Divatcsarnok y los edificios de la calle Váci son algunos de los ejemplos más notables. Este periodo también se caracterizó por el desarrollo de numerosas instalaciones balnearias y turísticas que reflejaban el lujo y esplendor de la ciudad.

Modernismo

El Art Déco anunció el advenimiento de un estilo moderno y funcionalista, de líneas y volúmenes simplificados, con economía y claridad de formas. En algunos edificios también se aprecia la influencia de la Bauhaus. Entre los mejores ejemplos de este nuevo estilo están la villa Zenta-Hoffmann y la villa Jaritz, ambas situadas en el barrio de Rózsadomb, lleno de esplendor modernista. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Hungría cayó bajo el yugo soviético, que a su vez impuso normas estrictas. La reconstrucción se basó en un enfoque racionalista, y los edificios debían cumplir requisitos funcionales, sobre todo en el creciente número de viviendas sociales. Esta época comunista también se caracterizó por el realismo socialista, que dejó su impronta en muchos edificios. Estos elementos clásicos combinados con la ideología comunista pueden verse en la antigua sede del Partido Comunista, con su monumental fachada adornada con columnas dóricas. Esta vuelta a los cánones clásicos fue uno de los vectores de la propaganda comunista. En consonancia con este estilo funcionalista, el estilo internacional hizo su aparición con edificios emblemáticos como la Central Sindical.

Postmodernismo

A partir de los años sesenta, los arquitectos húngaros intentaron distanciarse del estilo internacional y eludir la influencia soviética imaginando una arquitectura despojada, que incorporara influencias occidentales pero siempre a escala humana. ElHotel Budapest, una estructura circular de 64 m, es un buen ejemplo de la búsqueda húngara de la modernidad. A partir de 1989, la ciudad se transformó. Se eliminaron los símbolos comunistas y se pusieron en marcha numerosos proyectos de construcción. El gran arquitecto del Budapest posmoderno fue József Finta, entre cuyas obras figura el Hotel Kempinski Corvinus. Los arquitectos húngaros han comprendido la importancia de diseñar una arquitectura moderna, ciertamente, pero en consonancia con el patrimonio existente, que ante todo debe conservarse y restaurarse si es necesario. ElInstituto Francés del barrio de Vizivarós es un buen ejemplo de esta búsqueda de una arquitectura que mezcle tradición y modernidad. Su estructura refleja la de las casas de Budapest, mientras que sus grandes superficies acristaladas dejan entrar mucha luz natural. A partir de la década de 2000, asistimos a la aparición de un estilo arquitectónico más explosivo, que marca la entrada de la ciudad en el siglo XXI. Algunos de los edificios contemporáneos más llamativos son el edificio ING, con su fachada asimétrica que parece estar en movimiento, y el estadio Omnisport, con su forma plana y redondeada y su tejado metálico que le dan el aspecto de un guijarro pulido, el MÜPA o Palacio de las Artes, con sus formas asimétricas y polifacéticas, y Balná-Budapest, o "la ballena", un asombroso complejo que alberga mercados y almacenes bajo un gran tejado de cristal curvo y alargado que parece.. el lomo de una ballena. En cuanto a las nuevas estaciones de metro de la línea 4, ¡son la prueba de que los arquitectos húngaros no han terminado de transformar "la perla del Danubio"!

El programa nacional Hauszmann y el proyecto Liget Budapest

El programa nacional Hauszmann es un ambicioso proyecto para restaurar y revitalizar el barrio de Castle Hill, integrando al mismo tiempo elementos modernos para hacerlo a la vez histórico y funcional. Tras la destrucción sufrida durante la Segunda Guerra Mundial, la zona fue parcialmente restaurada, pero las reconstrucciones actuales pretenden devolver al lugar su grandeza original al tiempo que satisfacen las necesidades contemporáneas. Entre los logros más destacados figura la restauración del ala norte del castillo, que albergará la Galería Buffet. La reconstrucción del palacio del Archiduque José, que albergará el Tribunal Constitucional, y la reconstrucción del Cuartel General de Defensa ilustran también esta voluntad de armonizar pasado y presente. El proyecto también pretende reforzar el papel cultural y turístico de este lugar emblemático, transformando el barrio en un centro dinámico que unirá generaciones y contribuirá a la influencia internacional de Budapest. Su finalización está prevista para 2026.

El proyecto Liget Budapest es un vasto programa de remodelación del Parque de la Ciudad (Városliget), con el objetivo de transformar la zona en un centro cultural de primer orden en Europa. La renovación del Museo de Bellas Artes, que reabrió sus puertas en 2018, y la inauguración de la Casa de la Música Húngara en 2021 son hitos importantes. El Museo de Etnografía también se ha trasladado a un nuevo edificio en 2022. La construcción de la Nueva Galería Nacional está prevista para 2026 o más tarde. Al mismo tiempo, se están realizando mejoras en los espacios verdes del parque, con la creación de nuevas zonas peatonales, campos deportivos y carriles bici. El objetivo es crear un espacio donde la cultura y la naturaleza se encuentren, ofreciendo un lugar de ocio y enriquecimiento cultural tanto para los residentes como para los visitantes.