SITIO ARQUEOLÓGICO DE SBEÏTLA (LA ANTIGUA SUFETULA)
Con su arco de triunfo y su templo, cuyas columnas aún se mantienen en pie con orgullo, el yacimiento de Sbeïtla, vestigio de la antigua Sufetula, es uno de los sitios arqueológicos más importantes del país, sobre todo por su tamaño y variedad. Obviamente, los arqueólogos en ciernes quedarán fascinados con la lectura de estas piedras y reconstruirán mentalmente una ciudad floreciente en la que los tribunos con toga acudían a arengar a la multitud en el foro. En este caso, lo mejor es contar con la ayuda de un guía oficial (lo mejor es preguntar en la oficina de turismo) para identificar los lugares, ya que algunas piedras son mucho menos informativas que otras y los falsos guías no tienen muchos más conocimientos que el turista perdido en estas hectáreas de ruinas. La presencia de un guía cualificado hará que su visita sea más rica, animada y agradable. La originalidad del capitolio es que está separado en tres templos: el edificio de la izquierda estaba dedicado a Minerva, el del centro a Júpiter y el de la derecha a Juno.
A la izquierda de la entrada del recinto, un camino conduce al foro, que ha sido modificado varias veces a lo largo de los siglos. Se accede a ella a través de la monumental Puerta de Antonino, en forma de arco de tres tramos, dedicada a Antonino el Piadoso y a sus dos hijos adoptivos, Marco Aurelio (futuro emperador) y Lucio Vero. Fechada en el año 139 d.C., esta puerta está integrada en la muralla (70 por 67 metros) que rodea el foro. A lo largo de este muro hay pequeñas salas precedidas por un pórtico con columnas. Al fondo del foro se encuentra lo que probablemente sea un capitolio dedicado a las tres principales deidades del panteón romano, Júpiter, Juno y Minerva. La principal originalidad de Sbeïtla es que su capitolio está formado por tres templos y no por un templo con tres capillas como exige la disposición clásica. Para preservar la unidad de los tres templos, el acceso al templo central, precedido por una tribuna sin escaleras, está controlado por los dos templos laterales. El Arco de Diocleciano es una imponente puerta con doseles de columnas que forman una apertura de más de cinco metros dedicada a los cuatro emperadores que reinaron juntos alrededor del año 300. A lo largo de la carretera que conduce a ella, los fuertes bizantinos, recintos sin puertas y equipados para soportar un asedio (cámaras, pozos), atestiguan la inseguridad que reinaba en la región antes de que cayera bajo el dominio musulmán. Situado al borde del barranco del Oued Sbeïtla, el teatro de este yacimiento arqueológico se beneficia de un entorno magnífico y pintoresco. Desgraciadamente, del edificio primitivo sólo queda la orquesta, ya que las terrazas están muy dañadas. Cerca del teatro, las grandes termas con motivos geométricos.
El yacimiento arqueológico de Sbeïtla cuenta con varias iglesias que atestiguan la influencia cristiana en el antiguo Túnez. Al norte del foro, la iglesia de Bellator, de tamaño más bien modesto con sus dos ábsides, incluye un baptisterio transformado en capilla y construido en homenaje al obispo Jucundus, martirizado por los vándalos a principios del sigloV. Más grande que la iglesia de Bellator, la iglesia de Vitalis contiene un baptisterio de mosaico en uno de sus dos ábsides. La iglesia de Servio fue construida por una secta opuesta a los católicos (probablemente los donatistas) sobre un antiguo santuario pagano, cuyo templo sirvió de base para el baptisterio de la iglesia.