Guía de viaje Olymbos

El camino a Olymbos es largo, sinuoso y magnífico: deténgase a disfrutar de las vistas. Al final del largo trayecto, se encontrará totalmente inmerso en la tradición carpatiana a las puertas del pueblo de la cima de la colina, a pesar de la reciente avalancha turística. La construcción de la carretera asfaltada a finales de la década de 1970 ha abierto en gran medida Olymbos, que hasta no hace mucho vivía en total autarquía A lo largo de los siglos, sus aislados habitantes desarrollaron un modo de vida agrícola único, basado en la producción de cereales con los que se fabricaba la harina local (de ahí los numerosos molinos que aún hoy pueden admirarse) y la cría de cabras, que se enviaban a pastar al islote de Saria, al norte de Karpathos. En la actualidad, todavía encaramado en las laderas del monte Prophitis Ilias, Olymbos es un museo folclórico al aire libre. Los ancianos aún hablan un dialecto arcaico de origen dórico. Las canciones y las mantinadas (rimas graciosas y justas oratorias cantadas) se acompañan de instrumentos tradicionales, como la lira, la musette y el laúd, y siguen adornando hasta la fiesta más pequeña. Las celebraciones son frecuentes y a veces dan lugar a grandes procesiones por las calles del pueblo, sobre todo el 15 de agosto. Las mujeres mayores siguen vistiendo el traje tradicional, al igual que las jóvenes novias. Por supuesto, la afluencia cada vez mayor de turistas ha erosionado un poco la autenticidad del lugar: intente venir por la mañana temprano o quedarse por la noche para descubrir cómo es la vida aquí, sin los turistas.En las callejuelas del pueblo, visite el pequeño museo dedicado al artista local Vassilis Hatzivasillis: sus ingenuas pinturas representan los ciclos anuales del pueblo, y se proyectan cortometrajes que documentan la dureza de la vida tradicional hace tan sólo unas décadas. También visitaremos la magnífica iglesia de la Asunción de la Virgen, con su hermoso iconostasio de madera tallada y sus antiguos frescos, algunos de los cuales datan de la época bizantina. Tómese un descanso para almorzar o tomar un café en una de las deliciosas tabernas, con sus despejadas vistas sobre el mar. No hay muchas opciones de alojamiento, pero las pensiones y los estudios se han hecho cada vez más populares en los últimos años.