TEMPLO DE HORUS
Cómo llegar y contactar
Gracias a su excepcional estado de conservación (el mejor de Egipto), el templo de Edfu deja una impresión duradera. Sus dimensiones son impresionantes: es el tercer templo más grande de Egipto después de Karnak y Medinet-Abu. Su construcción comenzó en el año 237 a.C. y duró casi dos siglos. El templo conserva una perfecta homogeneidad tanto en su estructura como en su decoración, y ofrece una sorprendente reproducción de la atmósfera que debió reinar allí en la Antigüedad. Al santuario propiamente dicho —el lugar santísimo— solo podían acceder el rey local y el sumo sacerdote. Dedicado a Horus, el gran dios del cielo, destaca por sus bajorrelieves, en particular los que representan el encuentro anual de Horus y Hathor y los que simbolizan a la diosa Nut en la capilla de Año Nuevo. Tómese su tiempo para observar el detalle de alguno de los 18000 jeroglíficos en un estado casi perfecto: es impresionante.
El pilón de 36 metros de altura conserva las ranuras verticales que se utilizaban para erigir las astas de madera de las banderas. Tras cruzar el patio delantero formado por columnas con capiteles en forma de palmeras, lotos o papiros, se accede a una primera sala hipóstila con paredes decoradas con escenas de ofrendas. Una vez más, el decorado evoca la naturaleza, un pantano o un bosque; en cada columna hay motivos vegetales. La sala tiene dieciocho columnas, seis de las cuales están incrustadas a media altura por un muro que oculta el interior de la sala. A la izquierda de la entrada hay una estatua de Horus de granito rosa y otra rota.
Una segunda sala hipóstila sostenida por doce columnas, más pequeña pero también más elegante, conduce a varias cámaras donde se almacenaban las ofrendas y se preparaban los rituales. Las dos salas siguientes dan acceso a otras cámaras o capillas a través de escaleras. El santuario, que conserva su capilla tallada en un solo bloque de granito, data del reinado de Nectanibis II. Originalmente tenía una puerta y albergaba la estatua sagrada de Horus. El altar situado delante de la estatua sostenía la corteza del dios.
Alrededor del santuario, un pasillo conduce a diez cámaras. En una de ellas se ha reconstruido una barca procesional. Una pasarela al aire libre permite hacer un recorrido casi completo del edificio. Si se toma el tiempo necesario para descifrar las innumerables escenas representadas, podrá repasar la mitología egipcia. Al final de la visita, el sutil juego de luces y sombras dentro del edificio dejará una impresión duradera.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre TEMPLO DE HORUS
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.




