Qué ver y hacer Furnas

Abierto desde el 1 de julio de 2011, este centro de investigación, ubicado en un edificio ultramoderno, trabaja en el control y la recuperación de la calidad del agua del lago de Furnas. Porque bajo su apariencia idílica, este espacio sufre un verdadero problema medioambiental: la excesiva contaminación debida a la repetida intervención humana. Durante la visita, aprenderá, entre otras cosas, que antes de la última erupción de 1630, el lago —que incluso se desplazó— estaba desprovisto de toda presencia animal. Fueron los humanos quienes, después del evento, comenzaron a introducir peces en la zona, desequilibrando el ecosistema. Más tarde, y hasta hace poco, la ganadería lechera, demasiado intensiva, empeoró el fenómeno. Hoy en día, una docena de personas trabajan en este centro con el apoyo del gobierno local y los fondos europeos. Incluye un auditorio para los talleres y los seminarios y una amplia zona cubierta para exposiciones que, a través de mecanismos interactivos, herramientas de fácil manejo, plataformas multimedia y visitas guiadas, propone a los visitantes descubrir el ecosistema de la laguna, así como la flora y la fauna locales. Hay áreas exteriores, especialmente las zonas de pícnic y de contemplación, así como un gran espacio verde con una vista privilegiada de la laguna, donde los visitantes pueden disfrutar plenamente del paisaje. Una visita imprescindible en la ciudad de Furnas.

Efectivamente, no vamos a venir hasta Furnas solo para ver esta curiosidad urbana... Casa Invertida, como su nombre indica, es justamente eso, es decir, una casa al revés. Hay que destacar que esta construcción alberga un transformador eléctrico. Una interesante arquitectura para un uso poco glamuroso. Si está paseando por la ciudad, haga un pequeño desvío para ver este insólito monumento. No se ve todos los días, así que se impone una pequeña pausa para hacer una foto que puede ser particularmente divertida.

Este parque es una joya escondida, a solo 3,5 km de Furnas, justo al norte del lago. Abandonado por el Estado portugués durante 22 años, finalmente fue comprado de nuevo en 2018 por un particular que lo ha rehabilitado. Aquí podrá descubrir un entorno natural encantador, con senderos e instalaciones de madera, cascadas y arroyos, todo ello rodeado de una exuberante vegetación. Los miradores con vistas al lago y las cascadas bien merecen el esfuerzo: ¡prepárese para subir más de 500 escalones! Dedique al menos 2 horas a disfrutar del lugar. También se puede nadar