CURIA JULIA
Una casa del Senado romano con notables bajorrelieves, un precioso testimonio histórico del siglo II.
A la derecha, mirando al Capitolio, un sencillo edificio de ladrillo que parece casi nuevo llama al visitante. Es la Curia, o la Curia Juliana porque la quiso Julio César. Existe desde la República romana (509 a.C.): fue la sede del Senado romano en el siglo III, el centro real del poder bajo la República y su centro simbólico bajo el Imperio. Originalmente revestido de mármol y estuco, ha sido destruido muchas veces. Su aspecto actual data de principios del siglo IV, cuando el emperador Diocleciano ordenó una restauración definitiva. Transformado en iglesia en el siglo VII, el edificio tenía un portal cerrado por una hermosa puerta de bronce que fue transportada en el siglo XVII a la iglesia de San Juan de Letrán. La curia fue restaurada a su aspecto actual en 1930. Consta de dos series de gradas, en las que se colocaban los asientos de los 300 senadores. Un cónsul sentado en el fondo. Mira el pavimento de mármol bajo tus pies, ¡merece la pena! La Curia conserva y expone una serie de impresionantes bajorrelieves que antaño adornaban las tribunas de la Rostra: los bajorrelieves o anaglifos de Trajano que datan de principios del siglo II. El emperador está representado con majestuosidad y se va a realizar un sacrificio ritual con animales. Una obra de arte que destaca como un precioso testimonio histórico del siglo II. Lamentablemente, el bajorrelieve no es fácilmente accesible y no se puede ver desde el suelo.