PLAZA DE TOROS DE LA REAL MAESTRANZA

Lahistoria de Sevilla, como la de toda España, está impregnada de un inevitable clima religioso. No es de extrañar, por tanto, que la tauromaquia en Andalucía esté asociada a las hermandades. En 1670 se fundó en Sevilla la Hermandad de la Maestranza, que agrupaba a miembros de antiguas cofradías. Se convirtió en la Real Maestranza en 1733, cuando el Infante Felipe de Borbón se convirtió en miembro, y es esta institución la que posee la plaza de toros de la ciudad. La Maestranza, con sus 12.000 localidades, es de una belleza excepcional. Con su arena ocre procedente de las canteras de Alcalá de Guadaira y sus 116 balcones, todo contribuye a que la corrida sea un éxito. La fachada principal da al Guadalquivir, y es por la Puerta del Príncipe por donde salen los toreros que triunfan en ella. Durante las ferias de Abril y la feria de San Miguel (en septiembre), los sevillanos acuden a la plaza de toros con nobleza y majestuosidad, del mismo modo que acudimos al teatro. Entrar en la plaza de toros ya es un espectáculo cuando se piensa en ciertas plazas en las que los espectadores se visten sólo con traje de baño para participar en la famosa corrida..

La visita comienza con un recorrido por la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. La plaza de toros es uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Diseñada por Vicente San Martín en estilo postbarroco con toques neoclásicos, se construyó entre los siglos ^XVIII y ^XIX. Las obras comenzaron en 1761 y se terminaron 120 años después. El solar ya estaba ocupado por ruinas, lo que explica el aspecto irregular del Ruedo, que no es ni un círculo ni un óvalo perfecto. Aquí han toreado los más grandes nombres del toreo, y seguirán haciéndolo mientras perdure la tradición. La plaza tiene capacidad para 14.000 espectadores. La temporada taurina comienza en abril y termina a finales de septiembre. Destaca el Palco del Príncipe, reservado exclusivamente a la familia real. Este conjunto arquitectónico fue diseñado por Cayetano de Acosta (1765).

El museo se encuentra bajo las gradas. Recorre la historia de la tauromaquia en España a través de una colección de obras de arte, así como su evolución a lo largo de los siglos. Está dividido en cuatro salas: la primera está dedicada a la Corporación y su relación con la fiesta de los toros; la segunda, dedicada al siglo ^XIX, muestra escenas de las distintas fases de la tauromaquia; la tercera está dedicada al siglo ^XX y a la época dorada de este "arte" (con Juan Belmonte y Roselito y El Gallo); y en la última se exponen accesorios (ropa, utensilios, capotes, bronces y carteles). La sala de pintura de la Maestranza alberga una colección de óleos de los siglos ^XVIII, ^XIX y ^XX, todos ellos de temática taurina. Entre los artistas expuestos se encuentran Gutiérrez de la Vega, Eugenio Lucas y Domínguez Bécquer, así como acuarelas, litografías y grabados de los siglos ^XVIII y ^XIX, y la primera representación conocida de una escena taurina, Corrida à cheval de J. Stradan, que data de 1578. Por último, no hay que perderse doce grabados de Goya realizados en 1876.

En el exterior, una estatua está dedicada a Carmen "la Cigarrera " (en la plaza junto a la plaza de toros), empleada de la Real Fábrica de Tabacos (actual Universidad) que, según Mérimée y Bizet, fue asesinada por su antiguo amante José, justo cuando su amado torero Escamillo triunfaba en la plaza. Tanto si es aficionado a los toros como si no, se trata de una visita muy interesante, que permite comprender mejor la locura sevillana. Muy recomendable.