Este nuevo museo ocupa el edificio público más antiguo de la isla y uno de los primeros edificios de gran tamaño que se levantaron en Mahé de La Bourdonnais en la época de la colonización francesa: el antiguo hospital militar de Port Louis, construido en 1740 por esclavos... todo un símbolo. Compuesto por 4 edificios, estaba estratégicamente situado cerca del puerto para poder trasladar rápidamente a los soldados heridos. Los soldados europeos eran tratados en el piso de arriba, mientras que los esclavos lo eran en la planta baja, en unas condiciones que se deterioraron rápidamente para estos últimos hasta que un cirujano de la época dio la voz de alarma. En 1782, tras una epidemia de viruela y el hacinamiento en el hospital, se decidió construir otro hospital para los esclavos, para separarlos de los soldados. Más tarde, bajo la ocupación británica, el hospital se convirtió en una colonia penal para los esclavos que habían intentado escapar. Sólo recuperó su condición de hospital tras la abolición de la esclavitud, hasta que fue sustituido por unidades más modernas.
Convertido en museo, el diseño multisensorial del edificio anima a los visitantes a sumergirse en distintos ambientes, estimulando la emoción y la reflexión. Una de las salas presenta aspectos poco conocidos de la vida de los esclavos. En otra se exponen objetos que pertenecieron a esclavos y que fueron descubiertos durante excavaciones arqueológicas en un cementerio de Albión. Otra muestra un documental sobre la génesis del proyecto museístico. También hay una serie de paneles educativos a lo largo del recorrido, que ofrecen interesantes explicaciones sobre rituales, prácticas curativas tradicionales, los orígenes de la sega, diferentes formas de resistencia (incluidas las estrategias de las mujeres), etc. Especialmente escalofriantes son los artículos extraídos del Code Noir, el documento redactado bajo Luis XIV para legislar sobre la condición de los esclavos, del que se expone en el museo una copia original procedente de la Biblioteca Carnegie de Curepipe.
La sala más inquietante y sorprendente es la que presenta imágenes digitales a tamaño natural de los rostros de 63 esclavos procedentes de diversos países africanos (Mozambique, Tanzania, etc.). Proceden de 63 bustos etnográficos realizados en 1846 en una plantación de Mauricio por el aristócrata, esteta y etnógrafo francés Eugène Huet de Froberville. A mediados de los años 40, realizó un vasto estudio sobre "las razas y lenguas del África oriental al sur del ecuador", que le llevó a entrevistar a muchos antiguos cautivos. Entre el material recogido se encontraban estas 63 cabezas de yeso (hoy sólo se conservan 49 originales), 58 de las cuales fueron moldeadas a partir del natural, una operación a veces larga e incómoda, pero esencial para la labor de memoria. Se han realizado varias copias que constituyen testimonios únicos de una parte de la historia cuya iconografía sigue estando poco desarrollada.
Al transmitir estos nombres y rostros, el museo, más allá de su deber de transmisión, tiene la gran ambición de reconciliar a una parte de la población mauriciana con su trágico pasado humanizando la esclavitud y honrando "la contribución económica y social de los esclavizados y de sus descendientes". Su vocación es ir más allá del territorio mauriciano y ejercer "una influencia en los continentes de los que proceden los distintos pueblos de la isla".
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre MUSEE INTERCONTINENTAL DE L'ESCLAVAGE
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
Je suis trilingue et j'ai donc pu lire toutes les langues, mais ma famille a eu du mal car la plupart des informations étaient en créole ou en français, il aurait été préférable d'inclure l'anglais.
Sinon, une visite qui en vaut la peine !
Le site vu de l’extérieur en arrivant est choquant , l’immeuble est en ruine , vieilli par le temps je me suis demandé si je ne m’étais pas trompé d’endroit.
Point positif quand on rentre j’ai pu être accueilli par une personne du musée très agréable et qui a pris le temps de nous expliquer comment se déplacer pour faire la visite .
Une salle dédiée à l’histoire de famille ayant retrouvé leur arbre généalogique
une salle avec un film sur la communauté rastafari
Une salle avec des photos dans des maisons faites en paille et qques affiches
Une salle avec des écrans de photos de sculptures et casque audio malheureusement sur les dizaines d’écran 1 seul casque fonctionnait
2 salles à l’extérieur dont une salle étant un culte hindou .
Et la visite du musée est déjà terminée ????
Je voulais venir avec des enfants mais ça ne leur aurait rien appris de cette triste période que nos ancêtres ont subis !
Je pensais trouver des sculptures des tableaux ….
Le musée est à la recherche de don de bien et d’aide par les métiers liés à l’art . Aidons le musée à développer et faire connaître l’histoire de l’ esclavage à Maurice.
Je reste sur une note basse car déçue du peu à voir et à nous apprendre et pas adapter à tout public . Zn l’occurrence la jeunesse car si nous voulons que l’histoire ne disparaisse pas il faut captiver nos jeunes à être à l’écoute de l’histoire de l’esclavage .
Ma critique est faite dans un sens positif en espérant qu’il ne s’agit que d’une question de temps pour développer le musée et rénover le site !