VIADUCTO DE GARABIT

El viaducto de Garabit y las gargantas del Truyère están estrechamente ligados. La imponente estructura metálica está anclada a ambos lados del Truyère, un río que ha excavado su cauce en un valle suntuoso y polifacético. En la década de 1870, se proyectaba prolongar la línea férrea hacia el sur, para unir París con Béziers. La construcción de un viaducto se convirtió en una necesidad El viaducto de Garabit, vestido de rojo poinsettia, se eleva 122 m sobre el río y lo atraviesa a lo largo de 564,69 m. En este entorno mineral, el viaducto despliega su encaje de hierro. Diseñado por Léon Boyer y Gustave Eiffel, tardó cuatro años en construirse (1880-1884), utilizando técnicas innovadoras para la época que también se emplearon para la Torre Eiffel. El puente en cifras: 3.169 toneladas de hierro, 41 toneladas de acero, 23 toneladas de hierro fundido, 15 toneladas de plomo, 678.768 remaches y 20.370^m3 de mampostería, una cantidad impresionante para un gigante que ostentaba el récord mundial de altura de la época. Solo está catalogado como monumento histórico desde 2017, y también es objeto, junto con el viaducto de Viaur, de una solicitud a la UNESCO. Además de su excepcional lugar de construcción, Garabit sigue siendo una de las estructuras de ingeniería más notables jamás construidas. Por la noche, ¡brilla con mil luces!

Miradores desde los que admirar el Viaducto de Garabit: En Garabit, desde el puente de carretera sobre el Truyère (D 909); desde el área de descanso de la autopista A75 que lleva su nombre, a 15 minutos de Saint-Flour; o desde el magnífico restaurante del hotel Le Beau Site.

Exposiciones relacionadas con el libro. Exposición permanente en la Maison du Cantal (todo el año, todos los días) en el área de descanso de Garabit, en la autopista A75 entre Saint-Flour y Ruynes-en-Margeride; exposición "Le Géant de la Truyère" (de junio a septiembre) en la granja Pierre Allègre, parte del ecomuseo de Margeride, en Loubaresse.

Actividades en los alrededores. El Truyère se ha transformado en embalse hidroeléctrico y, con el paso del tiempo y el cambio de las estaciones, han surgido nuevas actividades. Destino turístico por derecho propio, el valle del Truyère tiene mucho para sorprenderle. Tanto si busca adrenalina como asombro, aquí hay mucho que hacer Pesca, deportes náuticos, escalada, senderismo, arborismo o equitación son algunas de las actividades que podrá practicar en las inmediaciones del viaducto que se encuentra en el centro de este espacio natural.

Un lugar excepcional en un marco igualmente excepcional Un destino para toda la familia.