FOURCHETTES ET CAMISOLE
Te diviertes con el nombre del restaurante y te diviertes en el plato. La cocina es original, variada, casi tradicional como se dice aquí. Una bonita decoración moderna justo lo que hace falta, en tonos amarillos, rojos, madera, paredes tapizadas de cuadros plateados que rodean los grabados y fotos, una terraza de madera. Pasemos ahora a las cosas serias con la tarjeta. En el menú hay un carpaccio de buey y chantilly al albahaca, seguido de filetes de cajón sobre tartitas cretenses o un magret de pato asado con miel y pimentón de Espelette. Los que quieran pasar la camisa tendrán libre elección en el mapa, con una preferencia por los pescados y las vieiras, y patatas de chorizo o una red de san pedro, jengibre confitado y limón verde. Sería una pena no tener hambre para el resto: los postres caseros proceden de la pastelería familiar, así que lo mejor es. Por último, el trato es agradable y sonriente, de modo que no podemos sino volver y dejarse encerrar.