Le fantôme de l'Opéra
Con el paso de los años, este lugar se ha convertido en visita obligada por las noches. El bar de cócteles y espirituosos —denominado así por este lugar— ha contribuido a restaurar la reputación de la calle Royale. Es un lugar atípico, un ectoplasma que hace temblar nuestras noches susurrando en nuestros oídos hermosas historias. Hay pequeños y acogedores salones íntimos donde reunirse con la pareja o los amigos para compartir buenos momentos y cócteles excepcionales, preparados por experimentados mixólogos. El espíritu del Fantôme es Julien, quien ha unido fuerzas con Jessica, ex camarera jefe de la Tour Rose, para añadir sus creaciones. Su carta cambia cada tres meses; mezclan clásicos y bebidas originales, todo elaborado y servido con amor. La lista de alcoholes cumple todas sus promesas, desde el Quorhum de doce años hasta el ron Don Papa, excelentes vodkas, ginebras, tequilas, whiskies, coñacs, sin olvidar los champanes excepcionales, como el Dom Pérignon. En los platos, salmón ahumado y, siempre, salchichas enteras, terrina de temporada o sardinas de época, para no beber sin comer. Otra delicia del lugar es la banda sonora, que no sale del gramófono. Es un fantasma que nos persigue todo el día y que hace que nuestras noches sean más agradables.