Restaurante situado en una discreta calle del corazón de Lyon que ofrece los mejores productos de la región.
La calle de los Agustinos es una pequeña rúa empedrada típica de Lyon. Ahí echó el ancla Nicolás Guillotón. Este joven chef, en busca de su estrella —desde su Alsacia natal hasta París, desde Londres hasta Bamako—, siguió los buenos consejos de Alain Alexanian (L’Alexandrin) para abrir su primer restaurante en Lyon. De sus viajes y experiencias, el chef ha traído consigo deliciosos toques de creatividad, sobre todo africanos, que devuelven el dinamismo a la gran cocina francesa.
Su decoración elegante y su ambiente íntimo hacen que uno se sienta particularmente cómodo con su pareja en L’Atelier des Augustins, listos para iniciar un viaje gastronómico acompañados de excelentes productos locales e internacionales, preparados por un verdadero apasionado de la cocina: fuagrás de pato semicocido, pechuga de pato ahumada, manzana/pera o abadejo ikijeme para empezar. A continuación, los pichones de Sonia en empanada (chausson) de espárrago/trufa/fuagrás, o un filete de bacalao, sandía, rosa y cilantro. Amplia carta de vinos para un maridaje perfecto y deliciosos toques dulces de temporada, con fresas de Pusignan, saúco, pimienta de Sichuan y mascarpone. Los precios son razonables, especialmente a la hora de la comida, para un establecimiento de esta calidad. Debería aprovecharse de ello.
Mais surtout, une cuisine toujours aussi inventive, des cuissons parfaites, une utilisation judicieuse de plantes aromatiques ou des associations de légumes qui font redécouvrir certains produits (comme la betterave ou le cardon + marrons avec de l'oseille). Les assiettes sont belles à voir : compétences techniques et sens esthétique associés, et c'est très bon. Un fil conducteur tout au long du repas, plus ou moins affirmé ou subtil selon les plats, une montée en puissance gustative progressive, confortent une expérience très réussie. Deux plats un petit peu moins appréciés : la truite (il manque peut-être un peu de craquant quant à la texture, mais surtout, la sauce semblait un peu trop dominer le tout). Et le second dessert (une variation sur le pain perdu) paraissait un peu fade et "spongieux" après la merveille du dessert à la carotte qui le précédait.