Chez Hugon es una pieza muy viva del patrimonio lionés. Sin duda es uno de los últimos modelos existentes de bouchon lionés, similar a los que se podían encontrar en la primera mitad del siglo pasado. De hecho, este bouchon vio la luz hace ochenta años, mucho antes de que fuera adquirido por el matrimonio Hugon en 1985. Henri se decantó muy pronto por comprobar el estado de sus viñas de la Denominación de Origen Morgon —aunque siempre se puede beber a su salud un morgon procedente de viñas viejas—, mientras que Arlette continúa su sacerdocio detrás de los fogones del mejor bouchon de Lyon.
El establecimiento ocupa una sala apenas más grande que su salón, con mesas apretadas, pocos aspectos tradicionales, aunque auténticos, unos platos de latón (uno lleva inscrito «Francis») y, sobre todo, la inimitable Arlette. Aquí, al entrar en la cocina, situada justo al lado del comedor, ya se pueden oler los aromas de los buenos platillos que han estado hirviendo a fuego lento desde la mañana. Porque en Chez Hugon no fingen, trabajan, lavan, pelan, cortan, trinchan, cuecen y cocinan con un saber hacer maravilloso, el de las famosas madres lionesas. Arlette prepara las especialidades que han hecho famosa a la gastronomía lionesa en todo el mundo, empezando por un imprescindible pollo en vinagre, el mejor del mundo, un pastel de hígado de ave cuya receta proviene de su abuela, patas de ternera, quenelles caseros o un pastel de chocolate que ella misma elaboró con amor para nuestro cumpleaños.... (Gracias, Arlette). El alma de Lyon.