Es para apostar que la bonita tienda de Kusmi Tea, de la que se acuñan el suelo rojo 2 horas después de su apertura, hará estragos entre los amantes del té y de la tisancia o suscita pasiones en los novatos, ya sea atractiva y bien surtida, y tanto su situación geográfica en pleno corazón es óptima. Un té procedente del frío ya que la marca se fundó en San Petersburgo en 1867. Kusmi Tea tiene la principal función de presentar tés mezclados, aunque también hay algunos tés naturales (una docena de tés verdes). Su lema, "la belleza de las mezclas", nos lleva primero a reizar las pequeñas cajas de prueba del árbol de olores, para descubrir una pequeña madeleina de Proust en un té que huele a pegamento Cleopatra de nuestra infancia, la que se hubiera probado con la pequeña pala naranja que olía bien, y que resulta ser realmente el olor a almendra. Se hume pacientemente y se distingue el clavo de girofos, los cítricos, la vainilla, la menta, la pimienta rosa, la canela… Nuestra nariz está a la cabeza. Aquí el té se vende en bolsitas de muselina, cajas o a granel. La presentación es muy cuidada y colorida. Grandes cajas de hierro blanco para las gamas de bienestar, con tés como el Sweet Love, el aquarosa o el Algoté o Gôuts rusos con el famoso ramo de flores n º 108 creado por Pavel Kousmichoff en homenaje a su hija Elizabeth y convertido en té de los Tsars. La tienda vende, naturalmente, teteras japonesas, fundiciones, teteras clásicas o eléctricas, caparazones filtrantes para el té helado, mugs, jarras con paja, transporte a la oficina o durante la compra por la que no. Por último, para los puristas, una gama orgánica, Lov Organic, se presenta en pequeños frascos de conserva hermética metálica. Aplausos. Telón.