Usted no tiene que ser un jugador para entrar en el casino. También puedes ir a disfrutar del restaurante. La decoración es moderna, con mesas de chocolate y sillas de color rosa caramelo que ya te hacen querer descubrir lo que hay en la carta. El equipo es atento y dinámico, lo que le hace querer instalarse en las dos zonas propuestas: la habitación con el sonido de las tragaperras como fondo y la inevitable terraza, tan agradable durante el verano, ya que está situada bajo las encinas. Hay dos menús disponibles, el menú es corto, lo que garantiza la frescura. Y es cierto que la cocina es meticulosa, la cocina está dominada y los sabores están bien presentes. Aquí hay algunas visitas obligadas, como las 12 ostras calientes con mantequilla de ajo, la hamburguesa de otoño o las chuletas de ciervo asadas con hierbas. Los postres son afrutados y chocolatados.
belle présentation
service excellent