Restaurante con vistas al trinquet. Acogida perfecta, las estaciones y los platos dominados por el chef se basan en productos frescos.
Situado en uno de los mayores complejos de pelota vasca del mundo, este restaurante ha desarrollado un ambiente a la altura de su excepcional entorno. Con sus vistas al trinquet y su cocina vasco-bearnesa, no se lo puede perder. En otoño, caza, en invierno garbure con salchichas, mollejas y muslos de pato, acompañados de quesos de los Pirineos. En verano, ensalada de magret de pato y foie gras, merluza pescada en San Juan de Luz... Grandes clásicos perfectamente dominados por el chef, que deleita con jamón de cerda, cabeza de ternera o axoa. Los postres son excelentes, y recomendamos la especialidad rusa. La acogida es perfecta, desde el servicio hasta el plato.
Les serveurs sont agréable
Pensez à réserver!!!