Un restaurante acogedor con espíritu golfista donde el chef ofrece una cocina de brasserie sencilla pero sabrosa.
Caerá rendido ante el encanto de este restaurante, cuya decoración parece heredada de otra época: molduras en el techo y las ventanas, cuadros del comandante F. Powell Hopkins, una ristra de bellos grabados antiguos en blanco y negro, testigos de la evolución del golf, y por supuesto una colección de antiguos palos de golf, también sobre un pilar, en las paredes... En este marco absolutamente sorprendente, la comida refleja el gran clasicismo del conjunto, y el chef propone una cocina de brasserie sencilla y sabrosa. Tranquilidad y convivencia son las palabras clave de este lugar atemporal Y, en consonancia con el espíritu golfista, tendrá que ir bien vestido para poder entrar a comer.
Quel service !
Et quel délice... bref il est assez rare de cumuler les trois dans un seul et même endroit ????????