MAISON DE LA TRINITÉ CERFROID

La Casa de la Trinidad de Cerfroid fue fundada por el provenzal San Juan de Matha en 1193. Al día siguiente de la celebración de su primera misa, se inspiró para fundar la Orden de la Santísima Trinidad y Redención de Cautivos. Se retiró a los bosques de Cerfroid para vivir con ermitaños. La nobleza local le ofreció tierras y una casa para su misión: redimir a los prisioneros cristianos en Oriente y realizar obras de misericordia. En ocho siglos, más de 100.000 cautivos fueron redimidos por los trinitarios, entre ellos Miguel de Cervantes (autor del Quijote). Su acción fue apoyada por el Papa Inocencio III en 1198. La propiedad actual data del siglo XIII. Fue donado por Gaucher III de Châtillon, amigo íntimo del rey Felipe Augusto.

La Casa de la Trinidad de Cerfroid se convirtió en la cabeza de la orden Trinitaria o Mathurin hasta la Revolución. El Ministro General fijó allí su residencia hasta 1462 y allí se celebraban los Capítulos Generales de la Orden. Por el Edicto de Montmorecy firmado en 1632, el rey Luis XIII introdujo a los trinitarios reformados de la congregación de Pontoise y permanecieron allí hasta 1792. Vendida como propiedad nacional, la finca pasó de mano en mano y, en 1867, la trinitaria Calixte de la Providence la compró y creó un noviciado y una casa para huérfanos. Por falta de vocación, dejó la casa veinte años después. No fue hasta 1944 cuando las monjas titulares de Valence se hicieron cargo de ella y establecieron una escuela de hogar para las jóvenes de los pueblos de los alrededores. Los padres, que regresaron a Francia en 1970, establecieron allí un noviciado en 1986 y, junto con las monjas, prestaron un servicio de acogida y orientación espiritual.

Hoy en día, la Casa de la Trinidad de Cerfroid, cuna de la orden trinitaria (congregación apostólica), está situada en un magnífico entorno natural. Es una casa en la que puedes alojarte en un ambiente familiar, con hermanas, hermanos y laicos que están encantados de acogerte. Ofrece hospitalidad a cualquier persona, sola o en grupo, que desee pasar uno o más días en un lugar de oración, para un tiempo de retiro, recogimiento o descanso. El local tiene una gran sala con un tabique móvil para grupos y otras 3 salas que pueden albergar de 10 a 20 personas. La capilla comunitaria está a disposición de los huéspedes.