Durante más de 20 años, Jean-Luc, el chef, ha construido su fama trabajando tanto en los productos de la tierra como en el mar. El establecimiento, que está muy concurrido, asegura la alianza justa entre los placeres de los ojos y los del gusto, ámbitos en los que destaca. Lógicamente, se encuentra en una sala climatizada, refinada, amplia y clara, que se encuentra en torno a manteles de auténtico algodón y donde el arte de la mesa está bien controlado. La gastronomía es a la carta y es rica. Las parrilladas, magret, ternera o cordero, ofrecen un auténtico carácter de platos, que, por otra parte, siempre están magníficamente montados. Nos gusta este aspecto elegante y estudiado que no impide en absoluto los platos. La cocina es tradicional, resuelta decididamente, y el bufé de entradas no olvida ningún sabor: verduras, foie gras, carpaccio de salmón, jamón de país…¡lo más difícil es elegir!