La pasión, la intuición y la emoción guían la cocina de alta costura con estrellas del chef Guillaume Viala, que vive al borde del famoso cañón.
Christine y Guillaume Viala han crecido en Aveyron. Sus raíces rurales, campesinas, son las que hoy se encuentran en los platos del Belvédère, su hotel-restaurante desde hace más de diez años. En los fuegos de este establecimiento, que se alza verticalmente ante el barranco de Bozouls, Guillaume, que trabajó durante tres años en el Bras, explora todas las posibilidades, siendo fiel a los productores del país y a sus buenos productos. La proximidad, la estacionalidad, el respeto a la naturaleza y a la biodiversidad se imprimen en cada uno de sus platos. «Para mí, el gusto prima sobre lo visual. Y yo intento encontrarlo en la espontaneidad». El chef no duda en renovar sus menús tantas veces como le apetece: mújol de Arcachon marinado con cítricos, cebolla nueva y puerro joven; huevo granjero escalfado, remolacha adornada y reducción frutal; cuartos traseros de cordero Allaiton de Aveyron asado, zumo especiado, tanous y jamón de oveja asada, y de postre el gourg d’enfer (un pozo de chocolate crujiente y amargo), mientras que Christine, con quien recorre cada año los viñedos, se dedica a compartir con los clientes su amor por el vino.
En cuanto al hotel, tiene una decena de habitaciones bien renovadas, sobrias y cómodas al mismo tiempo. Christine y Guillaume han querido mantener la sencillez propia de las casas de familia en las que se reúne, se habla y se comparten sonrisas y recuerdos.
C'est un restaurant merveilleux. Nous avons été reçu par un personnel souriant, sympathique, attentif sans être trop présent. Merci au chef et à toute son équipe pour ces belles harmonies de couleur et de saveurs dans nos assiettes ; quel(s) voyage(s) gustatif(s) !!! L'accord mets/vins est remarquable et rempli de belles surprises. Ce fut un moment magique. Vraiment merci