Restaurante que ofrece platos tradicionales revisitados a un precio razonable.
Aunque en un principio no es muy aficionado a las cadenas de restaurantes, el Petit Futé visitó las cocinas y probó algunos platos. Nuestro veredicto: ¡se puede ir con los ojos cerrados! Todas las normas de higiene inherentes a la restauración se respetan escrupulosamente, y la trazabilidad de los productos desde el origen hasta la fecha de compra es absolutamente clara. Aquí se cocina... Al fin y al cabo, está en manos de un restaurador independiente que forma parte de una cadena de restauración con unos estatutos muy estrictos. Música suave, acogida sonriente, servicio satisfactorio, buena relación calidad-precio y una sala especial para niños con consolas de juegos, pantallas táctiles, muñecos para peinarlos, libros para los más pequeños, juegos de construcción... Te gusta o no te gusta, pero éste es un restaurante decididamente moderno en su diseño pero tradicional en su oferta, para atraer al mayor número de personas posible.
Le personnel est très présent pour le bon déroulement du service.
Nous recommandons avec plaisir et nous reviendrons sans aucun doute !!
Je recommande vivement.