LOS BARQUEROS DE LAS GARGANTAS DEL TARN
Los barqueros de La Malène forman una cooperativa para lanzar un negocio turístico
En el punto más espectacular de la garganta del Tarn, los acantilados se estrechan y ascienden hasta los quinientos metros de altura. Para disfrutar del espectáculo, lo mejor es dar un salto en la historia y dirigirse a los barqueros para dejarse llevar en barco: los paisajes que así se descubren son excepcionales. Después de haber sido los únicos que llegaban al valle (la barca era el único medio de transporte posible desde el siglo XIV) los barqueros se centraron en el turismo a partir del siglo XIX. Con la llegada de la línea de ferrocarril París-Béziers y, a partir de 1905 con la creación de la carretera, se abandonaron las barcas. En 1940, los patrones de La Malène eran los únicos que proseguían su actividad, ahora con vocación turística, y se organizaron doce años después en una cooperativa que reúne hoy a nueve barqueros y 84 barcas. Los niños autóctonos conocen cada recoveco del Tarn. Durante los ocho kilómetros de descenso, sentirse diminuto frente a la naturaleza causa una absoluta fascinación, especialmente si río abajo nos topamos con algunos pobladores originarios, garzas o castores.