PALAVAS-LES-FLOTS
Palavas-les-Flots es un pueblo mediterráneo de calles estrechas, bordeado por 7 km de playa de arena fina y estanques salvajes.
Bordeada por 7 km de playa de arena fina de un lado, por estanques salvajes del otro, Palavas-les-Flots extrae su historia e identidad de los hombres que le dieron su razón de ser: los pescadores. Fue en 1743 cuando la construcción del reducto de Ballestras, una torre fortificada decorada con un cañón erigido en medio del estanque oriental, permitió crear este pueblo de pescadores con sus calles estrechas típicamente mediterráneas. Alrededor de este fuerte se construyeron unas cuantas cabañas de pescadores que fueron el origen de la creación de la comuna en 1850. Esta fecha marca el comienzo del pueblo de pescadores, y su costa se convirtió en la playa elegida por la burguesía de Montpellier. Un pequeño tren, inmortalizado por el dibujante Albert Dubout, se pone en servicio en 1872 y facilita enormemente la vida turística del complejo: se construye a toda prisa un Gran Hotel Casino y una multitud de "chalets" en el paseo marítimo. Clasificado como balneario y estación climática en 1924, Palavas se adapta a la clientela de vacaciones pagadas y luego al turismo de masas a principios de los años 50. En 1997, el pueblo creó un nuevo puerto deportivo, manteniendo su actividad pesquera a lo largo de los muelles del Grau. En cuanto a las justas en el canal, forman parte del folclore local. La ciudad entró en el tercer milenio con el Faro del Mediterráneo, resultado de la rehabilitación de la antigua torre de agua. Alberga la oficina de turismo, el centro de congresos, con un puente de paseo y un restaurante panorámico giratorio. Único en Francia, este faro lleva bien su nombre y ofrece un panorama excepcional de la región desde una altura de más de sesenta metros.